Hace piruetas sobre su moto y se autodenomina "el mejor doble de acción de Canadá". Es uno de los personajes más memorables de la cuarta parte de Toy story, que llega este jueves, y parte de su gracia es la influencia que tuvo en su personalidad el actor que le presta su voz. Criado en Toronto, Keanu Reeves viajó hasta los estudios de Pixar para saber más sobre su personaje antes de grabar, algo poco usual para una estrella. Y terminó aportando mucho más: fue suya la idea que éste tuviera un afán por contorsionarse en todo momento, según contó el productor Mark Nielsen.

Duke Caboom, una de las grandes novedades de Toy story 4, es el último motivo de fascinación en torno a Reeves, quien a sus 54 años vive su mejor temporada desde 1991, cuando estrenó Punto de quiebre y Mi mundo privado -junto a su fallecido amigo River Phoenix-, o desde 1999, el año en que Matrix sacudió al mundo.

Una figura siempre enigmática, en apariencia imperturbable, pero desde hace algunos años provoca una extraña fijación en Internet. Ya en 2010 era fotografiado comiendo solo en una banca, con la mirada en el piso, dando origen a un famoso meme ("Sad Keanu") y provocando cierta preocupación en torno al actor, cuyo doloroso pasado volvió a los titulares: un padre que lo abandonó a temprana edad, la muerte de su pareja en 2001 y el hijo que ambos perdieron dos años antes. "Conceptualmente, lo que estaba pasando era bastante divertido", le dijo a The Guardian un año después, cuando la euforia en torno a él ya estaba desatada y se había consagrado el 15 de junio como el Día de Keanu Reeves.

Eso sí, hace una década su carrera no pasaba por su mejor momento y exigía una inyección de aire fresco. El éxito llegó en 2014 con John Wick, donde renació como estrella de acción y dio origen a una inesperada trilogía. Toda la saga ha recaudado más de US$ 536 millones en el mundo y generado algo totalmente inusual para una franquicia: en vez de ir a la baja, sólo ha mejorado en cifras con cada nuevo estreno. John Wick 3: Parabellum, que debutó el mes pasado y sigue en cartelera, ya superó lo que totalizaron las dos primeras combinadas, además de lograr elogiosas críticas. Una dimensión que ahora llevará a los videojuegos, con un rol en el esperado Cyberpunk 2077.

Pero no todo es acción en la carrera de Reeves. Tras varios años de desarrollo, en agosto de 2020 se estrenará la tercera parte de Bill y Ted, la continuación de los filmes de 1989 y 1991 que lo posicionaron en la veta cómica. La misma que demuestra en Always be my maybe, comedia romántica de Netflix -protagonizada por Randall Park y Ali Wong- donde se interpreta a sí mismo y se burla de los mitos que se han construido alrededor de su carrera.

No por nada, medios como The New Yorker titulan artículos con "Keanu Reeves es demasiado bueno para este mundo", y califican sus apariciones como el "antídoto improbable para todo lo que está mal en el ciclo de las noticias". Esto en relación a las comentadas imágenes que circulan en la red, donde se le ve regalando varios minutos a sus fans en la calle o evitando tocar con sus manos a las mujeres con las que se fotografía.

Convertido en ícono tanto para los fans del cine de acción como para el Hollywood post-MeToo, también es capaz de sorprender con simples reflexiones. El mes pasado, Stephen Colbert le preguntó en su late show qué ocurre después de la muerte. "Sé que aquellos que nos quieren nos extrañarán", responde Reeves, dejando sin palabras al presentador y al público.