Es, sin duda, uno de los movimientos más llamativas e impensados del último tiempo en la industria de los grandes eventos en vivo del país. A casi un año desde sus primeros anuncios y luego de dos cambios de fecha, La Cumbre, el mayor y más emblemático de los festivales dedicados exclusivamente a la música chilena, programado originalmente para el 12 de enero en el Club Hípico de Santiago, se hará finalmente en octubre en la región del Libertador General Bernardo O'Higgins.

Un vuelco inédito para el evento nacido en 2007, que en sus distintas ediciones transitó por el Estadio Nacional, Cerrillos y el mencionado Club Hípico. El nuevo destino del festival será Rancagua, específicamente el Estadio Municipal Patricio Mekis y la Medialuna Monumental de la ciudad; dos recintos colindantes que el próximo 5 y 6 de octubre acogerán un espectáculo que, según explican sus organizadores, busca conservar cerca del 80% de su programación original así como otros hitos ya anunciados para esta versión 2019, como el primer cartel paritario en el país (con un 50% de bandas y solistas femeninas en escena) y el debut de un escenario dedicado al stand-up comedy.

Será, además, la primera vez que la cita se realice en dos días distintos, con dos escenarios que funcionarán de forma alternada en las canchas del estadio. La medialuna, en tanto, con capacidad para cerca de 12 mil espectadores, estará destinada a la comedia. Y aunque el cartel definitivo se anunciará en julio, desde la producción confirman la participación de Ana Tijoux, quien viajará desde Francia para recibir el Premio Icono que entrega el festival.

"Estamos asumiendo que puede haber cierta polémica, y a las personas que no les parezca el cambio tienen su derecho y las condiciones para devolver su entrada", comenta Juan Andrés Ossandón, director general de La Cumbre, consultado por la resistencia que puede generar esta modificación -en especial entre aquellos que ya compraron su boleto bajo otras condiciones- y por la irregularidad que ha afectado a la cita en este año.

"Estamos levantando ciertas banderas que pueden tener costos y beneficios, pero creemos que siempre serán mayores los beneficios", asegura el productor, quien explica que la transformación responde a una búsqueda que iniciaron hace meses, con el fin de dar con un nuevo modelo de financiamiento del proyecto -ahora con aporte de la Municipalidad de Rancagua- y "con un efecto lateral de descentralización", subraya.

Además de destacar que se cerraron convenios para facilitar el traslado del público santiaguino -con el Metrotren como transporte oficial para cubrir los 86 kilómetros de la capital a Rancagua-, Ossandón explica que ahora La Cumbre "inicia un proceso de itinerancia", con opción de moverse a futuro a otras ciudades.