Veinticinco años le costó a Guasones poder subirse a un escenario local. El quinteto comandado por Facundo Soto, nacido como una aventura más de un grupo de amigos, hoy con siete álbumes de estudio y tres en directo a su haber, considerado uno de los máximos exponentes del rock trasandino, aventajados en su estilo, compartió por primera vez con el público chileno a fines de 2017, el 10 de diciembre, con un concierto en La Batuta.

Ese primer encuentro, que incluso venían planificando quince años antes sin éxito dirá Esteban Monti, el histórico bajista de la agrupación, fue clave para el regreso que los tendrá este viernes sobre el Club Chocolate.

Sobre su —a esta altura— rica historia, las principales dificultades que debieron sortear —grabaron recién su primer disco prácticamente ocho temporadas después de su formación—, alguna anécdota —su polémica relación con las redes sociales—, el formato actual de la banda —dejaron atrás vientos y teclados para asumir un sonido más frontal, directo— e incluso sobre política, conversamos con el hombre detrás de las cuatro cuerdas.

https://www.youtube.com/watch?v=HUQNgPbtNhw

—Más de 25 años de carrera, ¿cómo hicieron? No son muchas las bandas que la cuentan...

—Uf. Medio difícil contestarlo, ¿no? Principalmente hay una cuestión artística y una cuestión humana, eso está clarísimo. Si alguna de las dos falla, se va todo por la borda me parece. El otro día hablaba con un amigo que nos llevó en una van, de un lugar a otro, y se reía porque hacíamos chistes como cuando teníamos 20 años. O sea, seguimos disfrutando de las mismas cosas y por ahí es algo de lo que nos mantiene. Como poder disfrutar de estar juntos después de tanto tiempo. Conocer las cosas malas de los demás, a esta altura, qué le puede molestar al otro, tiene que ver mucho también. El disfrute, como también las cosas malas que uno cuida. Ya sabés con qué podés hacer una broma o ese tipo de cosas. Genera una calidez y un vínculo bastante copado. Y con la parte artística, nosotros en general apuntamos siempre para el mismo lado musicalmente, tratamos de crecer. Ya crecimos un montón, pero siempre pensamos que vamos a crecer un poco más. Tenemos una cosa así, bastante humilde, de no creernos nada y de tratar de siempre mejorar un poco, ya sea en el sonido, en las versiones de los temas o cada uno en su instrumento. Es un poco compleja la respuesta, pero pasa por ahí.

—¿Te parece que les costó un poquito más por venir de La Plata?

—Claro que sí, porque vos pensá que cuando nosotros grabamos el primer disco, que fue el 99, 2000, no existían las redes sociales, para empezar. Y no existía el tema de decir, bueno, podemos grabar un disco en casa. Ahora, realmente, hay muchas más facilidades para poder difundir tu música. Hay bandas que se generan desde las redes. Nosotros salíamos a pegar afiches, ¿vos sabés lo que son no? ¡Carteles! Los salíamos a pegar en los árboles con ganchos. Íbamos a pegar acá en La Plata, hacíamos treinta cuadras cada uno. La Plata es una ciudad universitaria: íbamos a todas las facultades, nos dividíamos y las empapelábamos. Era la forma que teníamos de difundirnos, no existía otra. Old school pero mal. Eran las herramientas que teníamos en ese momento. No es que sea ni peor ni mejor, era lo que teníamos. Y La Plata, a pesar de estar a 60 kms., era una distancia que se hacía mucho mayor en lo que tenía que ver con ir a tocar, con ir a armar una nota, todo eso. Siempre se le dio más cabida a todo lo que era Buenos Aires y Gran Buenos Aires. Entonces, nos costó bastante.

—También hubo cosas buenas… tuvieron una suerte de padrino en el histórico Black Amaya —baterista, Pappo's Blues, Pescado Rabioso—. ¿Cómo fue contar con ese apoyo?

—Fue alucinante, la verdad. En una de esas vacaciones, estuvo Black viviendo con nosotros, con Juancito, su hijo, que era muy chico y que ahora es muy grande. Te estoy hablando del año 98, ¿cuánto hace de eso?... 21 años. Imagínate. Y me acuerdo de Black, y nada, viviendo con nosotros, contándonos historias de Pescado Rabioso, de Spinetta o, por ejemplo, de estar hablando con él y diciéndole, mirá, Black, discúlpame, pero mi hermano es re fanático de Pescado y tuyo y toca la batería. Él es un gran mito viviente del rock argentino y un referente: nos aconsejaba mucho.

—También trabajaron con otro grande: Johnny Rip...

—Y Jimmy es alucinante, porque el tipo tiene una forma de entender la música muy diferente a como la podemos entender nosotros acá en Sudamérica. La tocan diferente los gringos, ¿viste? Es como que, claro, la tocan diferente, qué sé yo. A ver..., nosotros le preguntábamos, le decíamos, ¡pero escúchame, Jimmy, vos cuando escuchás a una banda argentina tocando rock, te causa gracia, no te puede gustar: tocaste con Mick Jagger, boludo! Y él decía que no, que le gustaba cómo en Argentina se tocaba rock. Habría que preguntárselo a él. Nosotros le decíamos, andá, Jimmy, déjate de hinchar las pelotas. Encima que no habla una palabra de castellano, pero es divino. Para enseñar es muy simple, porque directamente te muestra lo que tenés que tocar y ya está. Listo, lo entendiste. Excelente experiencia, ojalá podamos volver a trabajar juntos.

—Durante buena parte de su carrera utilizaron un formato más de big band, con coristas, teclados, pero desde comienzos de 2016 asumieron un formato, en sus palabras, más crudo. Han pasado tres años ya, ¿cómo crees que ha funcionado?

—Bueno, sí. En realidad lo que tuvimos fue como un in crescendo hasta que terminamos armando un acústico en el Gran Rex, que eso sí fue con una big band, con vientos, con coristas y, desde el 2016, en un momento habíamos quedado los cuatro históricos de la banda, Facundo, Damián, Maxi y yo, y dijimos, bueno, ¿qué hacemos? Vamos a hacer todo lo contrario: algo bien chiquito. En un primer momento, íbamos a quedar los cuatro, y al final dijimos, nah, vamos a necesitar una guitarra más y entró Matías Sorokin, que está tocando hasta ahora con nosotros. Y Matías le dio como una impronta, entendió también el concepto de la banda, así que creo que la banda entró en un proceso bien interesante en ese aspecto, como la grabación del último disco que salió (Hasta el final, 2017). Por ahí en algún momento volveremos a meterlos (a los vientos), pero bueno, también podemos salir de ese formato, ser un quinteto, clásico de rock, y está bien.

—El término que utilizaron fue "crudeza" para definir el formato, Hasta el final y presentaciones...

—Por ahí, pasa que cuando entrás al estudio hay mucho vicio de empezar a grabar muchas guitarras y muchas cosas, de sobregrabaciones. Me parece que el concepto de crudeza, también pasa más por el sonido de la banda en vivo. Y lo que sí también tiene un poco de sentido es que el disco, el último disco, lo podemos reproducir tranquilamente en vivo porque no tiene tanto de eso que te hablaba. Es como un arma de doble filo el tema de poder grabar muchos canales. A ver... Los Beatles grababan en cuatro canales y te rompían la cabeza, ¿entendés? Y de repente nos encontrábamos que podíamos grabar en sesenta mil canales, pero eso no hace que sea mejor. A eso me refiero. Entonces, por ahí, no hace falta grabar dieciocho mil guitarras. Si el tema necesita dos o tres guitarras, o lo que sea, está bien, lo bueno es entender el concepto. Crudeza, en este caso, me parece que tiene que ver con eso, con guitarras, con no sobregrabar demasiado. Que sea bien crudo, jajajá.

https://www.youtube.com/watch?v=3fWa0oF9Ah8

—¿Tiene que ver, este cambio, con la escena del rock en Argentina? ¿Que ése haya sido el cambio artístico que necesitaban?

—Con respecto al rock argentino, acá, ahora, ¿decís?

—Claro, daría la impresión que no hay tanto rock en Argentina como antes.

—Bandas de rock clásico, quedamos pocas. Sí, ahora que me pongo a pensar hay, pero no salen más. Muy raro que salgan buenas bandas nuevas que tocan rock. Hay un circuito, pero no se genera demasiado.

—¿Y el cambio no es por eso, digamos, para retomar el sonido del inicio, más del rock clásico?

—Creo que tiene que ver con la banda, una necesidad natural. No creo que tenga que ver con un concepto de rock, de bandas argentinas, ni una búsqueda nuestra para atrás. Porque, me parece, está bueno mirar para adelante y no mirar para atrás. Inclusive, hemos aprendido de tratar de hacer cosas que hicimos —se ríe—. Más que nada eso: no repetir errores.

Guasones en Chile

—Costó un montón tenerlos acá.

—Si te digo la verdad, desde hace quince años que el mánager nos decía: tenemos fecha en Santiago. Buenísimo, decíamos, y no se daba, no se daba. Y bueno, por algo pasan las cosas. También nuestra idea era volver el año pasado y no pudimos hacerlo. Pero, por suerte, estamos volviendo ahora, se vendieron un montón de anticipadas, que la verdad que nos sorprende. Fueron un montón. Así que esperemos que esté bueno. Nos parecía raro, por una cuestión de distancia, el no poder ir a Santiago, porque, qué sé yo, cuando hacemos giras Mendoza-San Juan, no queda nada para ir a Santiago. Lo que pasa es que necesitás un cierto apoyo local y, bueno, una promoción, difusión y prensa, y si no está armado eso es más difícil. Pero, bueno, ojalá podamos volver también el próximo año que viene, que se haga más seguido.

—Es un fenómeno que pasa bastante: Chile, Argentina, ¿cuesta unir un poco las escenas, no?

—Totalmente. Hice un par de entrevistas y me estaban preguntando por bandas chilenas y dije, discúlpame, pero no conozco bandas chilenas. Pero es por lo que estás diciendo: seguramente debe haber un montón de bandas chilenas como las hay en Argentina que no pueden trascender. Hay algo que está fallando y no sabemos qué. La verdad, no sé.

—También se lo están preguntando, imagino.

—Vos sabés que, inclusive, me da hasta vergüenza no poder contestar, decir que no cuando me preguntan por alguna banda chilena. No tenía ninguna como para decirle. Pero está bueno lo que estás planteando, porque no está funcionando algo con el tema de los mercados o las compañías, me parece. Porque si no, después tiene que ver con un trabajo mucho más privativo, mucho más forzoso y de otro tipo de forma, que tiene que ver con las bandas independientes, que sí tienen mercado pero se manejan de otra manera.

https://open.spotify.com/album/5FDw24rKn2nDmcuYYCVuQJ

—Por ejemplo, acá en Chile pega bastante Él Mató a un Policía Motorizado.

—Bueno, Él Mató es una banda que ha crecido increíblemente y es independiente. Y son de acá de La Plata también.

—Daría la impresión que es por un tema de las redes sociales. ¿Ustedes cómo se llevan con las redes?

—Nos llevamos. Ahí. Nos llevamos, jajajá. Tratamos de llevarnos con ellas, y ellas con nosotros. Hacemos lo que podemos. Somos bastante old school con eso, nos cuesta bastante. Tipo las queremos manejar nosotros y entramos en discusiones absurdas. No te puedo decir más nada, imagínate vos todo lo demás, posteamos... y decimos, ¿mandamos eso, a vos te parece? Mejor no, mejor sí, bueno, dale. No tenemos encargado de redes, que estaría buenísimo, pero nos seguimos manejando así, porque es hasta medio cábala ya, jajajajá.

—¿Qué les pareció el público chileno?

—La verdad que nos sorprendió, porque obviamente cuando fuimos a probar el sonido, y después al salir, me acuerdo con Facundo a dar una vuelta, nos paraban, nos pedían fotos y todo eso. Así que estuvo buenísimo, fue muy importante, y aparte creo que les encantó el show. Tuvimos un feedback, una respuesta bastante copada. Así que sí, estuvo bueno el show, rebueno, el año antepasado.

—¿Y qué podemos de este viernes?

—Estamos ahí, haciendo algunos temas más viejos, seguramente toquemos un par de horas. Va a ser rockero, súper rockero, vamos a tocar temas que no veníamos tocando y que en la última gira los desempolvamos.

"Macri es un hijo de puta, no le importa nada"

—¿Cuál es tu opinión de lo que está pasando en Argentina? ¿La unión de Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto, por ejemplo?

—Ah, vos estás actualizado, jaja. Bueno, la hija de Pichetto viene a vernos, es muy fanática de la banda. Que está buenísimo. Pero lo de Pichetto no está tan bueno igual, jajajá. La verdad que Argentina está pasando una crisis…, Argentina pasa crisis cada diez años, una crisis económica, estamos como acostumbrados. Es una opinión personal lo que voy a decir: se suponía qué iba a hacer este gobierno, era previsible si vos tenías un poco de conciencia política qué podía hacer un gobierno neoliberal, de derecha. Lo que jamás me imaginé es que iban a llegar hasta donde llegaron. Realmente desmejorar la economía del trabajador a tal punto, y estoy guardándome todo tipo de malas palabras... Si querés te las digo.

—Dale, dale...

—Son tan hijos de puta de cagarse en los trabajadores, al punto que llegaron realmente a enfermar y te pone mal. La situación que nosotros manejamos..., nosotros hemos trabajado muy bien y realmente no condice con la realidad nacional, pero yo, para explicarte, vivo en el centro de La Plata, tengo la municipalidad acá. Bajás de mi edificio y está a media cuadra: tengo marchas día por medio. Y no está bueno vivir así: ver cómo crece la pobreza y que la ves, factible. Ves a la gente pidiendo en la calle, a gente que no le alcanza para comer. Ves cómo te aumenta todo. No me importa que me aumenten un auto o un viaje al Caribe. Lo que me molesta terriblemente es ir a comprar una leche que hace tres años te salía 10 o 12 pesos y ahora te sale 60 o 70. ¿Entendés? Una leche para darle de comer a tus hijos, estás jodiendo con algo que no se jode. Con la comida de la gente, con su trabajo, y han llegado a un punto que podías suponer, pero han llegado a un extremo...

—¿Y cómo la ves con las elecciones?

—Y ahora hay que ver porque está la fórmula Fernández-Fernández. Pero, a ver, qué pasó: la gente no votó a Macri, votó en contra del kirchnerismo básicamente, porque Argentina..., bueno, vino de una gestión excelente de Néstor. Néstor agarró el fierro caliente, un país después del 2001. La primera gestión de Cristina fue muy buena y, la segunda, no fue tan buena. No fue tan buena, se le fueron muchas cosas de las manos. Ahora, un tipo que gana una elección, diciendo que te va a sacar un cepo en el dólar, porque en la Argentina se preocupa porque le sube el dólar. Muchachos, fíjense: no está subiendo el dólar, te están subiendo la leche, ¿entendés? ¿Qué mierda te importa el dólar? ¿Querés irte de vacaciones afuera? Lo que pasa es que, con la excusa de que aumenta el dólar, aumenta la nafta, la comida, la carne. Un país que produce carne te aumenta la carne: un kilo de carne te cuesta 250 pesos. ¡Es una locura! ¿Cómo te va a salir eso, sabiendo que es un país que come carne a morir? Este país, sin comer carne, empieza a temblar.

—...

—Y como se votó en contra de Cristina, ahora mucha gente va a votar en contra de Macri. No hay más alternativas. Yo, por suerte, sé que a quién voy a votar, te habrás dado cuenta. Pero, bueno, realmente no pensé que iban a llegar a este nivel de hijodeputez, que es increíble. Me desahogué, disculpá.

—Está buenísimo saber su posición política.

—No solo es un tema político, eh, también social. Podemos entrar en posiciones políticas, pero cuando hay un problema social a groso modo, que ya ves y, como te digo, que la gente no tiene plata para comprar comida... lo que ha subido el transporte público, que funciona espantoso aparte. Estos tipos se adjudicaron el tren eléctrico, que viene de Buenos Aires a La Plata, lo inauguraron y fue un proyecto de (Florencio) Randazzo en el gobierno de Cristina. Tienen hasta el nivel de caradurismo de inaugurar algo que no hicieron ellos. O sea, han hecho cosas pero terribles. Si te ponés a buscar... pero, bueno, qué podés esperar de un presidente que nunca tuvo que hacer una cola para pagar o que nunca se subió a un transporte público. ¿De qué te puede hablar de un transporte público, si nunca se subió a un micro, a un colectivo? Un tipo que lo primero que hizo fue echar dos mil operarios. Es un hijo de puta, no le importa nada. Hablaba con un amigo hace un rato, que la gente decía, estos hicieron todo mal. Y yo les digo que no, que hicieron todo bien, porque hicieron todo lo que querían hacer y les salió mejor de lo que pensaban: hasta consiguieron un préstamo del Fondo Monetario, que vamos a terminar pagando... ¡mis nietos lo van a pagar!