No había un plan según Carlos Moena (48). Simplemente filmó a sus amigos durante ochos días en el invierno de 1994 cuando la alineación clásica de Lucybell —Claudio Valenzuela, Gabriel Vigliensoni, Marcelo Muñoz y Francisco González—, grabó el debut a tres años de la formación en la escuela de Artes de la Universidad de Chile. Peces es uno de los álbumes imprescindibles de los 90 y un codazo en el sistema binominal del pop rock que teníamos entonces repartido entre Los Tres y La Ley. Moena se iniciaba como el brazo audiovisual de Lucybell, una relación que mantiene hasta hoy con la banda en la cual el único miembro original es Valenzuela. Pero hace 25 años se trataba de un cuarteto con otros rasgos que Moena retrata en este registro ganador como mejor documental nacional en el festival In-Edit 2018 —en exhibición en todo Chile a partir del 4 de julio por el festival Miradoc—, cuyo origen está en un cambio de casa del director hace un par de años. "Encontré una caja llena de cintas de Lucybell y encima había tres que decían Peces 1994. Las mandé a digitalizar y descubrí que había ene valor, sobre todo por las entrevistas. Eso fue lo que me alentó a armarlo todo. Supe que podía elaborar un discurso. Ahí es donde agarró sentido y pensé que podía ser un largometraje".
[caption id="attachment_88556" align="aligncenter" width="1280"]
Carlos Moena.[/caption]
Moena tardó tres meses en montar el filme y otros dos en un par de bloques de spots de la época como contexto del Chile en plena transición, aún cuando a Patricio Aylwin se le había ocurrido anunciar una noche por cadena nacional que ese proceso había acabado. "Escogí comerciales que fueran divertidos pero también de cosas que estaban empezando como la telefonía celular, el famoso multicarrier, la nueva Pepsi, o los avisos de revistas como TVGrama".
-Breve paréntesis. Siempre se ha dicho que la farándula partió recién a fines de los 90 pero según esos comerciales ya estaba asentada.
-Hay mucho de eso sin llamarle farándula. La terminología aquel momento era "los famosos". El último comercial es bien decidor porque se trata de Informe especial cuyo reportaje es si hay más corrupción en democracia o en dictadura, algo que hace total eco en la actualidad. La memoria te dice que Peces fue parte de esa decena de discos que el sello EMI publicó a partir de 1995, el "Proyecto de nuevo rock nacional" a cargo de Carlos Fonseca que incluía artistas como Los Tetas y Pánico. No fue exactamente así. "El disco fue un encargo de privados, no por una compañía de música".
-¿Cómo?
-Hubo un grupo o un matrimonio de empresarios textiles que por alguna razón pensaron que era buen negocio invertir en Lucybell, una banda de rock que nadie conocía y que pensaban llevar al éxito y ganar plata. En ese tiempo la cima era La Ley, la época del disco Doble opuesto que sonaba en todas las radios y además habían hecho la campaña de Pepsi. Entonces estos privados invirtieron en instrumentos nuevos, en las horas de estudio y en traer a Chile a Mario Breuer como productor.
-Interesante. Mecenas en el rock chileno.
-No sé si mecenas exactamente porque un mecenas no espera una retribución a cambio, sino que pretende difundir el arte porque tiene dinero. Acá se trataba de inversionistas a la espera de un retorno al cabo de un tiempo. Sin embargo después de grabar el disco algo sucedió que yo felizmente desconozco, que enturbió esa relación comercial y el disco quedó, entre comillas, secuestrado. El máster del álbum no lo tenía Lucybell sino quienes lo habían enviado hacer. Esa es la razón por la que el disco grabado entre agosto y septiembre de 1994 no sale hasta abril de 1995. En el intertanto Fonseca compró el máster y fue así como lo sacó EMI.
[caption id="attachment_88557" align="aligncenter" width="1280"]
Francisco González.[/caption]
-Creo que lograste delinear muy bien el carácter de cada integrante. Gabriel queda como el organizador, el tipo que estaba más pendiente. Claudio y Marcelo más retraídos y finalmente Francisco González, casi sentí que Breuer le hacía bullying.
-Es que el espectador no puede pasarse la mitad de la película confundiendo a los personajes. Muy temprano hay que establecer esas diferencias y hay que ser delicado en términos políticos y relacionales. Estoy haciendo una película con cuatro tipos que son amigos míos de tal manera que fui cuidadoso de no cargar la mano en cualquier cosa, por ejemplo, más o menos tiempo de pantalla a cada miembro. En términos de protagonismo quise ser ecuánime. En cuanto al retrato de cómo es cada uno, la cámara no miente pero el montaje sí. Y sí creo, y agradezco que lo digas, que fui justo. Dicho de otra manera, no es injusto el retrato que está en la película sino bastante acertado. Lo que más me gusta, y es algo que he escuchado del público, que en ese momento Lucybell no es, entre comillas, el grupo de Claudio sino que es un cuarteto de partes iguales. Claudio no es necesariamente quien lleva la batuta ni dice cómo se hacen las cosas sino que de hecho, en el documental es más bien un tipo que trae carisma, el tipo que canta y que toca algunas guitarras, no todas. Y el que queda como súper músico, el más versátil, es Marcelo, a quién vemos tocando el bajo, que es lo que sabemos que hacía, pero también grabando muchas otras guitarras que uno podría pensar que eran de Claudio. Y se le ve tocando el piano. Por otro lado Gabriel queda exactamente como es. Es quién está profundamente interesado en cómo se hace el disco desde la técnica, en las máquinas. Es la sombra de Mario Breuer, se transforma en un asistente personal y termina él grabando el último día. Francisco, efectivamente mucha gente ha dicho que da la sensación que le hacen bullying. No creo que bullying sea la palabra. Muy violento. El bullying es cuando realmente te están molestando con mala onda. Creo que lo que hace Mario es sacar lo mejor de él, empujar a que sea mejor. Lo lindo es que en 1995 Francisco fue elegido el mejor baterista de Chile. Creo que el retrato de los cuatro es bonito, fiel y respetuoso.
[caption id="attachment_88555" align="aligncenter" width="1280"]
Gabriel Vigliensoni.[/caption]
-Y Mario Breuer a veces es un villano, otras veces el sabio.
-Todos teníamos 23 años probablemente, Claudio tenía 25. Éramos chicos y Mario era de 40 y tantos. Y argentino. Venía con esta chapa de haber trabajado con Charly, Soda Stereo, Sumo, Los Abuelos de la Nada. Te pueden o no gustar esas bandas pero el currículo era aplastante. Se le escuchaba con total devoción. Es un tipo muy simpático y es muy psicólogo, muy inteligente para las relaciones. Con mucha maestría lima asperezas y da aliento cuando es necesario. O de vez en cuando te pega una buena puteada. Pero siempre lo hace con cariño y es sincero. Fue un aprendizaje para los músicos y para mí también porque no sabía nada sobre grabar discos. No por nada hicieron el siguiente álbum Viajar nuevamente con Mario.
-Dejas establecido que el trabajo de estudio es bastante duro y tedioso.
-Me interesaba mucho dejar eso en claro. Hay un tiempo del estudio que deja de ser la hora de reloj y puedes estar 18 horas dentro de un mundo de luz artificial sin ventanas donde no hay mucha noción de lo que está pasando afuera y estás una y otra vez escuchando lo mismo. No es que no se esté haciendo nada, sino que los detalles técnicos llevan mucho tiempo. En ese sentido se parece mucho a mi oficio (audiovisual). Los momentos en que se capta la acción son breves, un doblaje de guitarra por ejemplo. Yo quería que el público sintiera un poquito ese aburrimiento. Alguien me dijo en un visionado en un festival, una persona que se identificó como músico, que le había encantado que estuviera retratado "ese maravilloso tedio del estudio". Por eso al inicio de la película hay una larga secuencia de Francisco haciendo la batería de (la canción) "Cuando respiro en tu boca". Eso tiene dos funciones. Primero decirte que esa canción se va a ir completando a lo largo de la película, el tema que lleva la película. Hubo gente que me dijo que es un poco fome ver a Pancho tocando tanto rato en el comienzo. Pero creo que tiene que ver con meterte en el ritmo interno de un estudio. Tienes que pasar esa prueba de tedio para asentar un tono, un tiempo.
[caption id="attachment_88558" align="aligncenter" width="1280"]
Marcelo Muñoz.[/caption]
-Me encantó cuando Marcelo te reclama en una entrevista porque le haces pocas preguntas.
-"¿Por qué siempre tan poco tiempo para mí huevón?".
-Un detalle muy de la interna de una banda que ya lleva trabajando un tiempo.
-Yo creo que no me reclama a mí sino que habla un poquito de la dinámica interna de Lucybell.
-Cierto. Y aflora cuando les preguntas por separado cómo se llevan y las respuestas varían desde un nos llevamos muy bien de Valenzuela, hasta las diferencias que confiesa González.
-Bueno, este es un grupo de una relación volátil. Se separaron el año 99 después de ocho años de relación de personajes que el tiempo ha demostrado son súper diferentes, con inquietudes musicales diferentes. Da para que el público saque sus conclusiones y yo no tengo que decir nada.
-¿Hay más material de ese periodo clásico?
-Muchísimo. Por ejemplo, la primera ida al festival de Viña, muchísimas tocatas y giras. Calculo a vuelo de pájaro que debe haber unas doscientas o trescientas cintas de al menos una hora. Material no visto e íntimo y que no paran con el cuarteto.
-Esta es una etapa donde hay mucho material audiovisual sobre cómo es la interna del negocio de la música, partiendo por los documentales que se pueden ver en Netflix. ¿Qué te parece este apogeo?
-Muchos documentales están llegando a las masas gracias a ese tipo de plataformas o porque en esta ciudad anualmente existe un festival como In-Edit. Hay que darle muchísimas gracias a este festival al destacar entre otras cosas documentales chilenos sobre artistas chilenos. Ha ido de menos a más y a estas alturas en el mundo audiovisual se piensa con la lógica de voy a hacer esto para el In-Edit. Te confieso que empecé editar la película pensando en eso.
https://www.youtube.com/watch?v=R-EphpY5DJY