Entre el clonazepam y Nietzsche, el matrimonio y la angustia, entre las canciones de The Beatles y José Luis Perales y más, transcurren las historias que forman el libro Últimos poemas en Prozac, del escritor y guionista argentino Fabián Casas (54), publicado por editorial Emecé.
El poemario de Casas es el diario personal tras su separación y el retorno a la publicación de poesía tras una década. Entre sus últimos títulos están las nuevas ediciones de su novela Ocio (2000), los cuentos Los Lemmings y otros (2005), y el elogiado volumen de Diarios de la edad del pavo, elegido entre los mejores libros de 2017 en Chile.
"A un poeta/ se lo olvida más rápido que a un paraguas./ ¿Y a un marido?", apunta el autor en Últimos poemas en Prozac. "La familia es una patología / que te acompaña toda la vida", escribe el oriundo de Boedo, quien junto a la argentina Claudia Piñeiro, el ecuatoriano Javier Vásconez y los chilenos Cynthia Rimsky y Alberto Fuguet, hoy otorgarán el Premio de Narrativa Manuel Rojas.
-¿Cómo definiría Últimos poemas...: un diario de acompañamiento, un diálogo de vida o el libro de la separación?
-Me parece que es todas esas cosas juntas. Lo empecé a escribir casi sin darme cuenta ni bien el Prozac hizo efecto y me quitó la desesperación, pero no la tristeza. En tres días había escrito unas 30 maquetas de poemas. Después fui escribiendo más y trabajándolos a lo largo de tres años.
-Enrique Lihn escribió "Nada tiene que ver la desesperación con la desesperación…". ¿Vivió un proceso de resignificación en su escritura?
-Lo que se me impuso fue el uso de la tercera persona, como algo terapéutico para poder aislarme del yo que la estaba pasando mal. Así seguí un camino señalizado por pastillas de ansiolíticos que me ayudaron a encontrar el camino de nuevo a casa. Eso y mis amigos que me acompañaron y cuidaron. Soy un privilegiado que tiene amigos extraordinarios, con superpoderes. Sin la amistad el mundo es un infierno gobernado por Mauricio Macri.
-Ignacio Echevarría escribió una buena crítica del poemario en España. ¿Qué opina de su lectura?
-Ignacio es uno de esos amigos de los que te hablaba. Me parece una acertada lectura, como todas las lecturas que se hacen sobre mis libros ni bien salen, incluso las que consideran a mi literatura como una estafa. La literatura es, por suerte, un terreno inestable.
-¿Imaginó que Diarios de la edad del pavo sería un libro con tan buenos comentarios?
-Me sorprendió la repercusión de esos diarios, me parecen malísimos. Pero necesitaba plata y me dieron money para publicarlos. No tengo la capacidad de producir dinero ni de escribir hits. Así que trato de sacarle plata a las piedras.
-¿Cómo va el trabajo de guionista?
-Tengo un equipo de guionistas formado por Federico Arzeno y Martín Caamaño y estamos terminando una película para el tenista Gastón Gaudio, cuyo texto de referencia es: El tenista más lento en la superficie más rápida... Las Vegas. También terminé con Caamaño una nueva película de Lisandro Alonso, que no se entiende nada y es probable que por eso la premien de nuevo en el Festival de Cannes. También escribí una miniserie que se llama Luna Park y que está buscando coproductores.
-Será jurado del Premio Manuel Rojas. ¿Cómo ha sido la relación con su literatura?
-Voy a Santiago -algo que me fascina- para ser jurado de ese premio. Leí solo Hijo de ladrón y me encantó. Ojalá podamos premiar a alguien que escriba bien y necesite el dinero.