El jueves 25 de junio de 2009 murió Michael Jackson y, lógicamente, los titulares se dispararon en todas las direcciones: había muerto el cantante más representativo del siglo XX, se había ido el "Rey del Pop", había fallecido el hombre que cambió los patrones de la música más comercial, fue el adiós de una figura venerada por su talento monumental y despreciada por sus tinieblas privadas.

Pero hubo otro aspecto solo establecido por la marcha del tiempo. El propio fallecimiento del estadounidense a los 50 años cambió a los medios de comunicación y a nuestra forma de relacionarnos con un suceso noticioso que de un segundo a otro sacude al planeta completo.

De hecho, fue el primer personaje de magnitud global –conocido casi sin distinción por un tramo mayoritario de los habitantes de la Tierra- que fallece de manera inesperada en el mundo hiperconectado en el que vivimos hoy, el de Internet, las redes sociales, los comentarios en línea, las comunicaciones a alta velocidad.

Ni Elvis Presley, ni John Lennon, ni Lady Di, también fallecidos antes de tiempo, de forma dramática y cuyos decesos cortaron el aliento de casi todo el orbe, enfrentaron el mismo escenario. Por lo mismo, la muerte de Jackson no solo amplificó su impacto, sino que también su inmediatez.

Aquí, todo lo que cambió sin retorno en esa imborrable tarde de mediados de 2009.

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Michael Jackson.[/caption]

TMZ: el estallido de los medios no tradicionales

La primera noticia del fallecimiento del cantante llegó a las 17.44 horas de Chile de ese 25 de junio a través del sitio web TMZ, el primero en golpear la información. La incredulidad fue gigante no solo por el hecho en sí, sino que también por quién propinaba el batacazo: ¿qué era TMZ? ¿Será un medio confiable? ¿Es cierto lo que nos está diciendo: "Murió Michael Jackson"?

Fundado en 2005, hasta ese entonces la plataforma de Los Angeles –la ciudad donde murió el artista- era una vitrina sin una relevancia estelar y enfocada más bien en noticias de la farándula hollywoodense. Dieron la noticia apenas 18 minutos después de que "Jacko" fuera declarado muerto por los doctores, gracias a una fuente médica que tenían en el Ronald Reagan UCLA Medical Center donde ocurrió todo.

En las redacciones de muchos medios los cuestionamientos eran los mismos: ¿le creemos a TMZ, que nunca antes había tenido una exclusiva de tales proporciones?

Seis minutos después de la página web, la información la confirmó y publicó el periódico Los Angeles Times en su edición digital, el primer medio más tradicional que comunicaba el fallecimiento del Rey del Pop. Ahí, casi todos respiraron aliviados: la noticia más impactante de las últimas décadas ya era un hecho.

Esa tarde se demostró la capacidad de los medios nacidos en la era digital y cómo ya podían competir sin problemas con los consorcios que históricamente habían diseñado el rumbo periodístico del último tiempo.

TMZ no solo saltó a la fama, sino que hasta hoy sigue haciendo su trabajo: han golpeado con casi todas las noticias importantes de los años recientes, como las muertes de Prince, James Gandolfini o Tom Petty. Son una de las actuales brújulas del periodismo de espectáculos en el mundo y garantía de buenas fuentes, información rigurosa y asombrosa capacidad de reacción.

Twitter ya está entre nosotros

Que ese día todo fuera inmediato hizo que la gente buscara vías rápidas y fáciles de informarse acerca de lo sucedido. Ante ello, Twitter hizo su trabajo e irrumpió como una herramienta más para viralizar un hecho y también para saber casi al instante lo que se hablaba en torno a ese acontecimiento.

Fundado en marzo de 2006, tres años después, cuando el hombre de Thriller partió, la red social vivía un crecimiento progresivo, alentado básicamente por los medios de comunicación. Pero poco se sabía de su método de funcionamiento y su impacto, de su terminología y su léxico.

Ese día, nueve de los diez trending topics hacían referencia a Jackson. Según registros de la compañía, se publicaron más de 100 mil tuits por hora y casi 5 mil por minuto referidos al artista, un récord hasta ese entonces. Con tanta gente interesada, y tantos otros poniendo el hashtag #MichaelJackson en sus mensajes o exhibiendo como foto de perfil alguna imagen del intérprete, la plataforma sencillamente colapsó y estuvo caída por varias horas. Un 20% de todo lo publicado ese día estuvo referido al Rey del Pop. Antes, solo las elecciones iraníes o la pandemia de la gripe A(H1N1) habían conseguido esas estadísticas, aunque alcanzando apenas un 5% del tráfico de Twitter.

La plataforma del pajarito vislumbró un poder que solo se agigantaría con el paso de los años y se convirtió en un lugar válido para buscar y comentar información al instante. Y también algo más: lo que se estaba comentando ahí, lo que se cocinaba en apenas un par de caracteres, era finalmente lo que estaba dictando la pauta colectiva de todo el mundo.

Que fenómenos como Game of Thrones hayan usado a Twitter como el sustento de su éxito y su masividad probablemente tuvo en esa jornada de hace una década uno de sus gérmenes más inmediatos.

¿Internet estuvo a la altura?

El adiós del mayor ídolo de los 80 puso a prueba a la web: ante tal nivel de curiosidad e histeria, ¿pudo Internet soportar una demanda pocas veces vista?

Todos los sitios de importancia estuvieron caídos ante un tráfico descomunal. Google bloqueó durante media hora las búsquedas relacionadas con Jackson porque, según reconocieron sus ejecutivos, creyeron que estaban bajo el ataque de un virus. Wikipedia reportó casi un millón de visitantes a la biografía del artista en una hora, marcando un récord hasta ese instante: también su servicio se desplomó por varios minutos. Facebook corrió la misma suerte.

El desaparecido Messenger, en ese 2009 el método más popular de mensajería instantánea, también vio tambalear su conexión y su servicio, aunque uno de sus jefes luego comentó: "La muerte de Jackson es un momento fundamental en la historia de Internet. Nunca hemos visto algo así en términos de alcance o profundidad".

Esa tarde, la web –y por consecuencia los medios- observaron como el público estaba hambriento de información aquí y ahora, sin esperar un mañana donde de seguro ya todo estaría obsoleto. Por lo mismo, había que adecuarse a que las noticias ahora tenían una vida súbita y efervescente.

Las fake news también arrasaron

La locura por Jackson hizo que muchos se aprovecharan del pánico y subieran noticias falsas bajo el único propósito de confundir, crear aún más morbo, rasguñar algo de protagonismo anónimo en medio de la barbarie informativa: las fake news eran una realidad y en casos como éste simplemente se exacerbaban.

Un chistocito escribió en Wikipedia –y quedó por unos minutos- que Jackson había sido "asesinado salvajemente" por su hermano Tito, quien lo había estrangulado "con un cable de micrófono".

También corrieron rumores que decían que el actor Jeff Goldblum había caído de unos acantilados en Nueva Zelanda mientras filmaba su última película. En varios motores de búsqueda y en Twitter, "Jeff Goldblum" se convirtió en el único término no relacionado con Jackson que escaló entre los 10 más mencionados.

Las especulaciones obligaron al publicista de Goldblum a emitir una declaración en que aseguró: "Los informes de que Jeff Goldblum ha fallecido son completamente falsos. Él está muy bien en Los Angeles".

Al mismo tiempo, también se rumoreaba que Harrison Ford se había caído de un yate en el sur de Francia.

Nuevamente los medios, en pocos minutos, tenían un nuevo desafío en sus narices: si un sitio "menor" como TMZ había lanzado la primicia de la muerte de la voz de "Bad", ¿por qué no creerle a otros que también decían tener datos fidedignos acerca de supuestos accidentes de otras estrellas? La consigna ese día parecía ser: hay que golpear como sea y casi todo es válido. Algunas webs incluso alcanzaron a publicar notas acerca de los percances fatales de Goldblum y Ford.

Por lo demás, había un telón de fondo ideal para la histeria y el desmadre noticioso. Ese mismo 25 de junio, más temprano, había muerto la actriz Farrah Fawcett, por lo que todo era posible en una de las jornadas más nefastas en la historia del show business.

La sobreinformación que aplasta

Con un hito como la muerte de "Jacko", la web demostró su poderío como un lugar infinito donde una noticia podía alcanzar las artistas más múltiples e insospechadas. Hubo espacio para todo: para que figuras de todas las áreas, desde la política hasta la música, despidieran con una reverencia al fallecido. También irrumpieron los homenajes, los especiales con fotos de ayer y hoy, las notas indagando en todas las caras posibles de Michael, los links hacia videos que podían dar cuenta de sus primeras apariciones en los Jackson 5, de su paso por Chile en 1993, de su visita a Sudamérica en los 70 o de los reportajes que habían empezado a destapar sus abusos.

Todo se mezcló, todo corría a la par, imposible leer cada nota que intentaba exhibir algún capítulo de una vida tan fascinante como polémica y mediática. La era de la sobreinformación tenía en ese entonces un episodio indiscutido.

¿Cómo priorizar qué es lo importante y lo accesorio de un hecho noticioso? Esa pareció ser una de las preguntas de esos días y hasta hoy es el cuestionamiento que se mantiene entre el público, enfrentado a las toneladas hiperestimulantes e inabordables de flujo informativo que se acumulan en Internet.