Violencia de género, el suicidio asistido, y las violaciones a los derechos humanos son las temas que por estos días aborda parte de la programación de GAM. Propuestas basadas en hechos reales que, de la mano de distintos artistas, invitan a la reflexión y discusión sobre temas valóricos asociados a la contingencia nacional.
"Generalmente desarrollamos líneas que tienen que ver con los temas que se están desarrollando a nivel país", asegura Felipe Mella, director ejecutivo de GAM. "No es casual que programemos esto. Es un momento del año en que los movimientos sociales toman mayor importancia en el país, por lo que decidimos agrupar temáticas que estaban en la voz de la gente. Nos pareció interesante en esta oportunidad que se crucen temas de derechos en estos tres proyectos", agrega.
Es el caso de Eva, la instalación interactiva de Marcela Said que aborda la violencia de género y el femicidio a través de cuatro casos reales; la nueva exposición de Francisco Papas Fritas, Razón de morir mi vida, que expone por primera vez un caso de eutanasia en Chile, y Proyecto Villa, una performance protagonizada por Paulina Urrutia y Daniel Candia, basada en testimonios de sobrevivientes de centros de tortura.
"Lo que más nos llamó la atención de cada uno de estos proyectos, tiene que ver con la calidad del contenido", afirma Mella. "Son tres voces que se metieron a fondo en la temática de sus obras. Es una investigación muy profunda en un formato muy artístico, asertivo e intimista. Los tres vienen de casos reales, que ocurrieron en Chile, que nos hacen cuestionarnos como sociedad", subraya.
Respecto de la integración este tipo de propuestas en la oferta del GAM, Felipe Mella destaca la importancia de incorporar artistas que "puedan construir un diálogo con lo que está pasando en el país". Una aspecto que, según él, debería estar en la misión de todos los centros culturales del país. "En GAM lo hemos entendido como una de nuestras líneas programáticas más importantes. El año pasado tuvimos el tema de la tecnología, la inclusión, la diversidad, los derechos humanos, y la migración", agrega.
Arte y dolor
Hasta el 28 de julio el centro cultural exhibe Razón de morir mi vida, la muestra con la que el artista Francisco Papas Fritas pone fin a su proyecto de "arte operacional", Amortanasia. "Esto parte como un proyecto artístico, que no se sabe si va a ser obra o no. Invita a las personas que estén pasando un sufrimiento prolongado a través de una enfermedad o que tengan una enfermedad terminal, a que puedan encontrarse con el proyecto y acceder a una muerte digna", explica el autor.
A través del proyecto, el artista acompañó a ocho pacientes que aspiraban a una muerte digna. "Por primera vez en Chile se muestra el registro del procedimiento que yo tenía para evaluar al paciente, donde él o ella habla en cámara, dice su estado, y que se va a practicar un suicidio asistido. Esto es lo que se construye como obra", explica.
La muestra exhibe el testimonio previo de Jorge Valdés Romo (84), quien padecía una fibrosis pulmonar idiopática que con el paso del tiempo lo obligaría a estar conectado a un ventilador mecánico. Además, se muestra información y el dispositivo utilizado para realizar los procedimientos de eutanasia. Una camilla y una cámara con reconocimiento facial a través de la cual se captan los cuatro pestañeos, señal suficiente para activar la inyección que provoca un coma y luego, tras un segundo medicamento, un paro cardiorespiratorio.
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Exposición Razón de morir mi vida, de Francisco Papas Fritas en el Gam. Foto: Andres Perez.[/caption]
"Esto termina acá con esta exposición. Yo no sigo haciendo más procedimientos de suicidio asistido. Mi razón de hacerlo público es presionar al Gobierno, presionar al Senado. La eutanasia en Chile siempre se ha hecho de forma clandestina, entonces no nos tapemos los ojos", dice Francisco Papas Fritas.
Si Razón de morir mi vida aborda la muerte asistida como "un acto de amor", según el artista, el proyecto Eva de Marcela Said muestra la crudeza de la violencia género que termina en femicidio.
La instalación consta de dos habitaciones, una iluminada en rojo donde se proyectan imágenes y audios de Araceli Fulles (22, Argentina), Erika Rivera Tagle (27, Chile), Mariana Baltierra (18, México) y Chiara Páez (14, Argentina), todas víctimas de femicidio. La otra habitación, iluminada en azul, reproduce el relato de los agresores.
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Eva, la muestra interactiva de Marcela Said sobre el femicidio.[/caption]
"Quería hablar de esta realidad que se repite en toda Latinoamérica y escogí estos casos que consideré simbólicos. De alguna u otra forma todos terminan igual, ninguna muerte tiene sentido y todos los asesinos tienen justificaciones horribles para matar", señaló Said a La Tercera.
Las residencias utilizadas como centro de tortura durante la dictadura son el lugar rescatado por Proyecto Villa, la performance que hasta el 7 de julio, indaga en la memoria y testimonios de quienes sobrevivieron a esos espacios.
Mediante representaciones de las habitaciones, material audiovisual, objetos, y fragmentos de 12 testimonios interpretados por Paulina Urrutia y Daniel Candia, la performance involucra al público en las historias. El proyecto, dirigido por Daniela Contreras López y Edison Cájas, y apoyado por la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, explora en relación entre la arquitectura y la memoria de estos espacios.
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Proyecto Villa, performance sobre las residencias utilizadas como centro de tortura.[/caption]