Marcela Said (1972) asegura que para ella hubo un antes y un después luego de conocer el crimen contra Nabila Rifo. La cineasta que ha construido su trayectoria en torno a historias sobre la violencia y ha investigado el abuso de poder, la perversión de las ideologías extremas y la pérdida de la empatía, a través de documentales como Opus Dei, I love Pinochet o El Mocito, no podía creer que la misoginia y el machismo pudiesen llegar tan lejos. En mayo de 2016, se hizo pública la agresión contra Nabila Rifo, la mujer de Coyhaique que fue golpeada hasta quedar inconsciente por su pareja Mauricio Ortega, quien luego le arrancó los ojos con unas llaves. De milagro, Rifo no murió.

"Estaba en el rodaje de mi película Los perros, cuando supe de la historia, me horrorizó la crueldad extrema. Era como una verdadera tragedia griega", dice Said desde Francia, donde vive desde 1996, siempre conectada a Chile por su filmografía.

Tras el estreno de Los perros, Said comenzó a recabar casos de violencia contra la mujer, pero que sí terminaron en muerte. La cineasta, quien estudió Artes en la U. de Chile y luego se licenció de Estética en la U. Católica, armó un proyecto basado en su investigación y lo presentó al Fondo Audiovisual, pero no en formato de guión de cine sino para hacer una instalación interactiva. Said ganó los recursos.

Desde mañana en el GAM, la cineasta presenta Eva, su salto a las artes visuales y donde aborda el femicidio. La obra consta de una escenografía con dos habitaciones, un dormitorio iluminado en rojo, con una cama en la que se proyectan imágenes de cuatro casos de femicidios, donde se rescata la voz de las víctimas. El otro cuarto, iluminado con luz azul, es una especie de oficina donde se proyecta la misma serie de imágenes, pero con el relato de los agresores.

El público es quien activa cada espacio a través de un sensor de movimiento que hace que las luces se apaguen y comience la proyección. En paralelo se exhibirán videos de dos artistas que trabajan la violencia de género: Liu Marino y María Gracia Donoso.

"Es una incursión nueva, porque a mí me gustan los desafíos, pero al mismo tiempo recoge todo mi trabajo. Está el género documental, pero también la ficción. Si bien son cuatro casos reales, lo que hago es tomar las imágenes que extraigo principalmente de Internet y del Facebook de algunas de las víctimas con otras filmaciones anónimas, que yo manipulo, me las apropio para construir una narración en primera persona", explica Said.

"La escenografía también es un guiño al cine, para mí la casa es un espacio simbólico, el espacio que debería ser seguro, pero que es donde ocurre la violencia", agrega sobre la puesta en escena que fue diseñada junto al arquitecto Cristián Valdés.

Abuso de poder

"Soy Araceli Fulles, tengo 22 años. Soy fanática del River...Mis amigos se ríen de esto, ya les dije que si algún día me pasaba algo, quería que me entierren con la bandera del River...", aparece en uno de los videos de la muestra.

Araceli Fulles, estrangulada y sepultada bajo una losa hace dos años en San Martín, Buenos Aires, es uno de los cuatro casos que recoge la muestra. Los otros crímenes son el de la mexicana Mariana Baltierra (18), hallada muerta en una carnicería en Ecatepec de Morelos en 2017; la chilena Erika Rivera Tagle (27), quien sufrió 10 años de violencia intrafamiliar antes de ser asesinada por su pareja estando embarazada, y la argentina Chiara Páez (14) quien también fue brutalmente golpeada por su novio y enterrada en el patio de su casa en Santa Fe. A raíz de su muerte en 2015, surgió el movimiento #NiUnaMenos.

"Quería hablar de esta realidad que se repite en toda Latinoamérica y escogí estos casos que consideré simbólicos. De alguna u otra forma todos terminan igual, ninguna muerte tiene sentido y todos los asesinos tienen justificaciones horribles para matar", dice Said.

La cineasta ya terminó el rodaje de dos capítulos de la serie Narcos que se estrenarán a fin de año y escribe junto al guionista Gonzalo Maza, El puma, un filme sobre una pareja que se pierde en la Patagonia mientras va a la caza ilegal del felino.

"Mi trabajo siempre ha sido político y el femicidio también lo es. Creo que aún no se habla de este tema cómo se debería y que hay muchas reflexiones dando vuelta", dice Marcela Said.

¿El año pasado Ud. reveló haber sufrido acoso cuando tenía 18 años, por parte del profesor Cristóbal Holzapfel. ¿Eso la vuelve más sensible al tema de su obra?

Claro, eso fue abuso de poder, y aunque no fue lo mismo porque no acabó en femicidio, hay que entender que es un mismo círculo de violencia. Hay distintos niveles, pero todas hemos sufrido alguna vez el abuso. Yo no me atreví a contarlo a los 18 por miedo a que no me creyeran, a que fuese mi palabra contra la de él y me parece que es necesario hablar el tema, educar y parar el abuso desde el más mínimo atisbo.