Jorge González, el hombre que armó y desarmó a Los Prisioneros, el cantante que salió en la tele, lleva unos días en Chile. Es uno de los tantos viajes que repitió proveniente desde Berlín o Valencia o México, como ese año 2008 en que se encontraba radicado armando el proyecto de pop electrónico Los Updates. Fue cuando recibió una invitación especial.
El mensaje, en todo caso, había emergido meses antes en su bandeja de MySpace, la red social que unía a los músicos con sus fanáticos y que hoy figura extinta (ahora su espacio lo ocupa Instagram y no precisamente importa tanto la música):
-Hola, ¿sabes si la abuelita de Jorge González era de Villa Alegre?
-Sí amigo, era de Villa Alegre.
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Jorge González en Villa Alegre. 2008.[/caption]
El mensaje lo había enviado Jaime González, un fanático devenido en periodista, quien le escribió al ídolo con vagas esperanzas de obtener una respuesta. Jaime había masticado la idea desde varios años antes, en 2002, cuando Los Prisioneros se reunieron para hacer una rentable gira por Chile y pasaron por Talca, a media hora de su hogar.
"Sí, lo que pasa es que conozco harto la zona. Mi abuelita era de Villa Alegre", contó entonces Jorge González a un periodista local. Un flechazo traspasó a Jaime cuando se enteró. Solo faltaban horas para el show que el trío daría en el Gimnasio Regional y resulta que tenía mucho más en común con su ídolo: él también era de Villa Alegre. Algo de Los Prisioneros —la banda que idolatraba— también era parte de su vida.
Nunca lo olvidó.
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Jorge González en Villa Alegre. 2008.[/caption]
Con la confirmación en ciernes, Jaime quería algo más. Tras intercambiar varios mensajes con el autor de "Muevan las industrias", y compartir variados recuerdos de la zona, convenció a su padre —otro Jaime González, maulino laureado y miembro de Academia Chilena de la Historia— para que hablara con el alcalde.
"Papá, ¿por qué no le hacemos un reconocimiento a alguien tan importante en el rock chileno?", le dijo.
En 2008, con la separación de Los Prisioneros aún a temperatura ambiente —y excompañeros que no dejaban de culpar al cantante por cada uno de sus males—, aquella locura solo podía venir de un fan con contactos. Inéditos contactos.
La figura elegida por la Municipalidad de Villa Alegre, encabezada por el alcalde Arturo Palma (PPD), fue la de "Huésped Ilustre", no sin antes enfrascarse en una especie de debate local. Concejales de oposición terminaron cuestionando al reconocimiento y algunos vecinos no estaban tan convencidos sobre el valor artístico del músico. Una década después la figura de Jorge González pareciera ser indiscutible.
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Jorge González en Villa Alegre. 2008.[/caption]
Aprovechando el show que daría en el Teatro Regional del Maule, el exprisionero se hizo presente para poder "recoger" su reconocimiento. Allí lo esperaba medio pueblo: señoras que lo abrazaban y pedían fotos, autoridades tratando de poner su mejor cara y curiosos que miraban con sorpresa.
Según consignó el diario local El Centro: "besó y abrazó a cuanta persona se le cruzó en las afueras del Museo Histórico de Villa Alegre, lugar donde se realizó una ceremonia en honor al artista, nieto de una oriunda del lugar, la señora Zaida Ramírez. Para sorpresa de él, en el lugar también se encontraban familiares, como tíos y primos que Jorge no conocía y en el lugar los saludó".
Pese a la escolta policial con que lo esperaban las autoridades, el acto fue sencillo.
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Jorge González en Villa Alegre. 2008.[/caption]
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Jorge González en Villa Alegre. 2008.[/caption]
Homenajeado por el alcalde Palma (en el cargo hasta hoy, tras su quinta reelección), un sargento de Carabineros y tres actos musicales en los que también participó Jaime —que además de fanático y periodista también era músico—, las posturas corporales de Jorge eran confusas. Era el primer homenaje de su vida. Visiblemente incómodo, nunca supo cómo reaccionar.
A Villa Alegre, el músico que entonces lucía un mohicano llegó con su padre Jorge "Coke Rey", su hermano Marco y un camarógrafo que seguía los pasos de aquella gira nacional. Años más tarde, el sello familiar de los González editaría el concierto que daría días después en la discoteque Blondie en Santiago. No hubo rastros de las imágenes en Villa Alegre.
https://youtu.be/dCXe0L1so6g
Tras un par de discursos llenos de generalidades, González se tomó el escenario y desenfundó una guitarra acústica.
"Desde el fondo de mi corazón, estoy seguro que mi abuela Zaida Rosas Ramírez debe estar en el cielo muy contenta ahora. Ella es la que me traía a pasear a la plaza, me trajo a comer chancho en piedra cuando chico. Luego ya, más de grande, con mi esposa, alguna vez la traje para mostrarle de dónde veníamos todos los de la casa. Para mí es un orgullo que se esté empezando a pensar en cosas positivas. Nosotros los chilenos estamos más acostumbrados a las desconocidas. Me siento muy contento que me estén tratando así y les quiero cantar un par de canciones", dijo.
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Jorge González en Villa Alegre. 2008.[/caption]
"Te recuerdo Amanda", de Víctor Jara, "Tren al sur" —con el sargento de Villa Alegre cantando el coro a todo pulmón— y "El baile de los que sobran" —acompañado por más palmas que voces— fueron las elegidas.
Culto tuvo acceso a imágenes inéditas de aquel acto, que completan el relato de una historia inédita en el archivo de Jorge González.
https://youtu.be/Wygbxuwh1c8
Tras salir del Centro Cultural, González decidió vivir el día como un villalegrino cualquiera.
Comió cazuela en la casa de Jaime, contó historias sobre Los Prisioneros en la sobremesa y escuchó por radio el partido entre el Chile de Bielsa y Bolivia, que se jugó aquel día. Fue un triunfo de la selección por 2-0, con goles de Gary Medel en las alturas de La Paz aunque, según cuentan, Jorge tenía las esperanzas puestas en Bolivia.
Cuando el sol dormía, emprendió el viaje en auto hacia Talca con tanta tranquilidad que enojó a los productores de su propio show. "Me da lata tocar antes del partido, tengo que tocar después", les explicaría después a los dos amigos de Jaime que también lograron unirse al viaje.
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La gira que coincidió con su visita a Villa Alegre.[/caption]
Un Teatro Regional lleno lo esperaba expectante pero el escenario parecía vacío. Solo una mesa, un laptop y un amplificador adornaban el cuadro. No era como los conciertos de rock, no era como su etapa con Los Prisioneros.
"We are Sudamerican rockers", "Más palabras", "Paramar" y "Fe", fueron algunas de las canciones que sonaron esa noche a guitarra limpia y a capela. Fue como ver a Jorge González en el living de tu casa.
Más de una década después, apenas sobrevive un video aficionado de aquella noche:
https://youtu.be/wgGVDBKlShc
Tras casi una hora y media de concierto llegaría la calma y la intimidad. Descorchando un vino junto a su padre, Jorge se volteó a mirar a Jaime y a sus amigos.
-¿De verdad les gustó?, ¿No estuve fome?
Los muchachos villalegrinos solo atinaron a sonreír.
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Jorge tocando esa noche en Talca. Fotografía por Loreto Valenzuela Puentes.[/caption]
*Otras fotos: Cortesía de Jaime González.