De alguna manera, el jueves pasado el cine chileno salió a la calle. Fue casi a Plaza Italia. O, al menos, fue a la vereda norte de la Alameda a la altura del Centro Arte Alameda, donde en un gran esfuerzo de sincronización de agendas coincidieron los más importantes cineastas, productores y también actores de la cinematografía nacional. La razón que los convocó fue manifestar su rechazo a la decisión de BancoEstado de dejar de aportar los 200 millones de pesos que anualmente entregaba para distribución a una docena de películas chilenas.

La voz líder de la manifestación fue Sebastián Lelio, el realizador de la ganadora del Oscar extranjero Una mujer fantástica. Él fue el encargado de canalizar el descontento de la comunidad con el término del Programa de Apoyo al Cine Chileno que benefició 110 cintas locales entre el 2004 y el 2018.

Las acciones del gremio audiovisual continúan este jueves con un acto similar al de la semana pasada. Ahí se pretende dar a conocer la propuesta del senador Alfonso de Urresti (PS), vicepresidente de la Cámara Alta, para un proyecto de acuerdo transversal de apoyo al cine chileno. Este buscará, entre otras cosas, que desde el Senado se solicite reponer los dineros del BancoEstado al cine.

A pesar de la masividad de la convocatoria de la semana pasada, se echó de menos la presencia de dos figuras importantes del cine chileno: el director Andrés Wood y el productor Juan de Dios Larraín (1978).

El director de Machuca se recuperaba de una operación, mientras que el socio fundador de Fábula estaba en Los Angeles (Estados Unidos). Desde allá habló con Culto sobre el estado actual del cine chileno y la medida de BancoEstado.

¿El Estado chileno no ha estado a la altura de su cine?

El problema fundamental de lo que está pasando estos días es que hay una asimetría total entre lo que el cine chileno le ha entregado al Estado y lo que éste le ha dado a la industria del cine local. Por lejos, todo lo que las películas locales han conseguido en marketing, imagen país, identidad, exportación y muchos niveles más, no se condice con lo escuálido de los aportes estatales. Creo que eso es una gran deuda con la cultura. Se hace muy difícil hacer cine. Es muy difícil partir. Me refiero a que hacer una primera película con un presupuesto moderado es casi imposible en Chile y, a la larga, las óperas primas son filmes de muy bajo costo que casi no pueden competir con el cine tradicional de las salas.

BancoEstado aportaba en distribución, ¿es el área más sensible del cine chileno?

Era importante el aporte de BancoEstado en la distribución, pero en realidad el cine chileno requiere de ayuda en todos los niveles. No solamente en distribución. Se requiere subvención en las instancias de generación de ideas, de la producción, de la distribución, de las muestras internacionales, etcétera. Sé que se han hecho esfuerzos en todos los niveles, pero lamentablemente todavía terminan siendo pocos. Ese es el gran drama. Por otro lado, lo que gasta Chile en comparación a lo que gastan otros países de la región en cine es mínimo. Aún tenemos una Ley de Donaciones Culturales que es inservible, que provoca en la práctica una plataforma de dificultades para poder usarla, toda vez que significa vincular una corporación no relacionada que pueda triangular los dineros. Además, la forma en que se hace la donación es difícil para las contabilidades, por lo tanto surgen miedos de las empresas para poder donar debido a las eventuales consecuencias que esto pudiera tener. En fin, hay una deuda del Estado en muchos niveles. Se trata, por supuesto, de recursos, pero la primera deuda es entender qué se ha hecho, qué es posible hacer y además asumir un mayor compromiso. Acá lo que se echa mucho de menos es ese compromiso, que no existe de parte del Estado.

¿Por qué, a pesar de los premios obtenidos en el extranjero, el cine chileno no ha logrado buenos resultados de taquilla en los últimos años?

Creo que los productores de cine tenemos que hacernos cargo de la baja asistencia a nuestras películas. Hay varias cuestiones que podríamos hacer mejor que tienen que ver sobre todo con estar en sintonía con lo que la gente quiere ver. Ahí tenemos una deuda importante. Es una cuestión de tiempo, de madurez, de desarrollo. Pero creo que hay conciencia de este problema a nivel de productores. Lo que queda en el fondo es enfocarse en un tipo de películas que vayan creando una audiencia para el cine chileno. Eso es lo que necesitamos ahora.

Corfo, el otro gran aporte al cine y la TV

Los aportes de BancoEstado eran uno de los dos que el cine chileno recibía de una institución ajena al Ministerio de las Culturas. El otro gran fondo, mucho mayor que el de BancoEstado, es el de Corfo, que al año otorga sobre mil millones de pesos para diversos proyectos del área audiovisual.

Algunas de sus más recientes beneficiadas fueron la serie Los Espookys, producción de HBO filmada en Chile que está entre las series mas elogiadas del año en EE.UU. También recibió dineros Distancia de rescate, cinta de Claudia Llosa rodada en el verano en el sur de Chile. Y por supuesto, filmes como No o Una mujer fantástica lograron aportes de Corfo.

Aunque aún no hay señales de que los dineros que Corfo destina al audiovisual (y que incluye también animación y videojuegos) vayan a disminuir, sí se sabe que este año hubo una merma de presupuesto en la gerencia que controla esta área. En Corfo, en cualquier caso, afirmaron que en el 2019 se asignarán los montos que corresponden al período.