A hard day's night, lanzado el 10 de julio de 1964, fue el tercer disco de The Beatles, y el primero donde su estatus ya había cambiado definitivamente. Para esa fecha, ya no eran solamente la mejor banda de Liverpool, sino la mejor banda de Inglaterra, y más aún, la agrupación británica que había conquistado los Estados Unidos tras haber logrado que su single "I wanna hold your hand" llegase al número 1 en ese país, en 1963. Posteriormente, sus presentaciones en el programa de Ed Sullivan, en febrero de ese año, los catapultaron al mainstream mundial. En el show del icónico presentador, los Beatles fueron vistos por cerca de 74 millones de espectadores según las estimaciones de la empresa Nielsen, que medía la audiencia televisiva en aquella época en el gigante norteamericano.
Asimismo, tras presentarse en el programa de Sullivan, emprendieron una gira por los Estados Unidos que fue todo un éxito en tickets vendidos. En los recitales, la euforia de la fanaticada no dejaba dudas: John, Paul, George y Ringo habían triunfado en la tierra del tío Sam. Un logro importante, considerando que músicos británicos de renombre habían fracasado en el intento (Cliff Richard era quizás el ejemplo más patente al respecto).
Incluso, ya de vuelta en Inglaterra, en marzo de 1964, John Lennon se dio un gusto y publicó su primer libro, titulado In his own write. Solo en su primer día en las tiendas vendió 4 mil ejemplares. Un éxito total. La beatlemanía simplemente estaba arrasando por el Reino Unido, Europa y Estados Unidos.
Así, viendo cómo se daban las cosas, al cuarteto se le abrió el apetito y a imitación de lo que hacían otros músicos, como el mismo Elvis Presley, decidieron que el siguiente paso estaba en la pantalla grande.
"Hacía tiempo que pensábamos hacer una película. Ya habíamos triunfado en América. Ahora le tocaba el turno a una película. The girl can't help it nos había encantado y sabíamos que podía hacerse una película rock. Habíamos visto producciones norteamericanas y, aunque estaban hechas con pocos medios y no eran muy buenas, tenían música y nunca nos las perdíamos", narra Paul McCartney en el libro The Beatles Anthology.
Sin embargo, acorde a su nuevo estatus de banda estrella, no querían que la película fuese cualquier cosa. "Queríamos que fuera buena. La mayoría trataban de un DJ que va de gira con un grupo. El argumento era malísimo", señala el bajista en el citado libro.
"Debería ser una comedia"
Estando en conocimiento del expreso deseo del grupo, el manager Brian Epstein se puso manos a la obra para dar con la gente adecuada para dar vida al filme. Habló con varias compañías productoras, y finalmente eligió a United Artists (UA). ¿La razón? Según explica el periodista Bob Spitz en su completa obra The Beatles: the biography, "durante unos meses, otros estudios cinematográficos habían estado colgando ofertas sin ninguna idea concreta de lo que querían hacer". En cambio, UA llegó con una propuesta más elaborada.
El responsable de haber dado con la idea fue un joven productor estadounidense llamado Walter Shenson, quien trabajaba para UA. "Shenson recordó que durante su primer encuentro con los Beatles, en uno de los despachos vacíos en Abbey Road, John, actuando como portavoz del grupo, lo confrontó de inmediato sobre el tipo de película que intentaba hacer. 'Oh, no lo sé', le dijo Shenson, encogiéndose de hombros, 'pero debería ser una comedia'. Los Beatles se dieron miradas de complicidad antes de que John dijera: 'De acuerdo, puedes ser el productor'. Fue tan simple como eso", cuenta Spitz en su obra.
La banda entonces firmó un contrato para realizar tres filmes con la compañía United Aritsts. A hard day's night fue la primera, luego vendrían Help! (1965) y la animada Yellow submarine (1969).
Siguiendo la lógica de "hacer una comedia", Shenson fichó para el proyecto a un cineasta llamado Richard "Dick" Lester, quien ya tenía experiencia en el rubro. "Dick vino a vernos y nos enteramos de que también era músico, tocaba un poco de jazz al piano, lo cual aumentó aún más nuestro interés por él. Era norteamericano, pero había trabajado en Inglaterra con The Goons. Para nosotros, aquello bastaba", señala McCartney en el Anthology.
The Goons Show fue un programa radial de comedia muy popular en Inglaterra, había sido creado por Spike Milligan y estuvo al aire entre 1951 y 1960. Los Beatles lo escucharon durante su infancia y adolescencia y era uno de sus favoritos, sobre todo de John Lennon. "Éramos los hijos del The Goons Show, marcábamos una época, en cierto modo continuábamos su rebelión", explica el autor de "Help!" en el Anthology.
Luego venía algo no menor, la elaboración del guión. En ese punto, Paul fue especialmente quisquilloso, pues pidió verlo antes de empezar a rodar cualquier escena. No era un pedido al azar. Su flamante novia, la actriz Jane Asher -quien pese a su juventud tenía mucha experiencia laboral- le había aconsejado que no aceptara ningún guión sin haberlo leído antes.
Shenson le hizo el encargo al guionista Alun Owen. También oriundo de Liverpool, tenía algo de trayectoria por haber escrito, entre otras cosas, una exitosa obra televisiva llamada No train to Lime Street. Owen, captando lo que tenía enfrente, decidió acompañar al grupo para seguir sus vivencias con la fama. Así, reunió suficiente material para un guión que en parte daba cuenta del fenómeno conocido como Beatlemanía. "Alun Owen empezó a venir con nosotros. Hizo una parte de la gira británica y escribió sobre el caos que nos rodeaba y sobre cómo vivíamos. Hizo una caricatura de nosotros. Así pues, A hard day's night era como un día cualquiera de nuestra vida, o mejor dicho, como dos días y dos noches. Íbamos al estudio de grabación, luego al de televisión, incluyó todo lo que nos pasaba e insertó papeles para otra gente", cuenta Ringo Starr en el Anthology.
"Era una versión de cómic de lo que realmente ocurría. La presión era mucho mayor que eso. A hard day's night me gustó, aunque Alun Owen solo pasó dos días con nosotros antes de escribir el guión. No nos gustó en cambio que fuera tan superficial. Captaba muy bien una faceta nuestra de gira, en Londres y en Dublín. Nos mostraba en esa situación juntos, cuando teníamos que tocar en público. Así es como éramos. Alun vio la rueda de prensa y la recreó en la película…bastante bien, aunque entonces nos pareció postiza", opina Lennon en el Anthology.
¿Y Paul? Finalmente dio su aprobación. "Alun captó muchas cosas nuestras. Por ejemplo: 'Llega tarde pero va muy limpio, ¿verdad?'. Las bromas, el sarcasmo, el humor, el ingenio de John, el laconismo de Ringo, nuestros distintos caracteres. La película los plasma muy bien, porque Alun se esmeró para que dijéramos cosas que nos había oído decir. Al terminar una escena, nos preguntaba: '¿Les gusta?'. Y nosotros le decíamos: 'Sí, está bien pero ¿podría decirlo así?' Creo que escribió un guión muy bueno", afirma en el citado volumen antológico.
Con el guión listo, Dick Lester se dio a la tarea de reclutar a los actores y a los extras. Entre estos últimos estaba la modelo Pattie Boyd, quien posteriormente sería la esposa de George Harrison. En 1969 fue la inspiradora de la balada "Something", que el guitarrista compuso para el álbum Abbey Road (1969). Años más tarde, ya casada con Eric Clapton, este le escribió "Wonderful tonight".
Sin embargo, Boyd no sería la única persona que participó en el rodaje de A hard day's night quien inspiraría una canción. Entre los extras estaba la hermana menor de Richard Lester, Jenny. Esta conoció a un cantautor escocés llamado Donovan –amigo de los Beatles- quien se enamoró de ella y le escribió "Jennifer Jupiter".
Un "ringoísmo"
En general, el grupo disfrutó de la experiencia de filmar una película, algo que hasta ese entonces no habían hecho. Incluso, el cuarteto aprovechó de incluir algunas escenas improvisadas que no estaban pensadas originalmente en el guión, como por ejemplo, la escena en que John Lennon está en una bañera. "Esa idea no estaba. Mientras se llenaba, yo tenía que hacer lo que se me ocurriera en segundo plano. Mucho es espontáneo. Hice muchos comentarios espontáneos", cuenta el autor de "Strawberry fields forever" en el Anthology.
Una escena memorable es cuando Ringo va caminando solo y se encuentra con un niño. El baterista cuenta en el citado libro la particular historia del rodaje de la escena: "Levantarnos temprano no era uno de nuestros fuertes…había ido a trabajar sin dormir (muy poco profesional), y estaba un poco resacoso. Dick Lester tenía a todo el mundo preparado, incluído el crío con quien yo debía rodar la escena, pero yo estaba K.O. Lo intentamos de varias formas. primero el crío dijo su diálogo y alguien dijo el mío sin salir en escena. Luego yo dije su diálogo y él 'bla bla bla'. Y también dije 'y otra cosa, jovencito'. Estaba tan poco inspirado que dijeron: 'hagamos lo que sea', yo propuse: 'paseemos y ustedes me filman' y eso es lo que hicimos. Y la razón de que yo parezca tan desdichado es que estaba hecho polvo. No estoy actuando, me encontraba fatal".
Ringo tuvo mucho que ver con el título de la película. Originalmente, el largometraje iba a llevar por nombre The Beatles movie, sin embargo, las cosas se dieron de otra forma. Bob Spitz lo cuenta en su biografía sobre el grupo: "Hay varias versiones "oficiales" de cómo se llegó finalmente al título. Todos están de acuerdo en que ocurrió durante una pausa para el almuerzo en los Estudios Twickenham, donde Paul le comentó a Bud Ornstein, o John a Walter Shenson: 'Hubo algo que Ring dijo el otro día ...", momento en el que, el dos Beatles relataron la inclinación de su batería por "abusar del idioma inglés'. 'Ringo siempre decía frases gramaticalmente incorrectas y todos nos reiríamos', recuerda George. Una que le vino a la mente con facilidad surgió en la conferencia de prensa de Heathrow, cuando Ringo describió que le habían cortado el pelo en la velada de la embajada británica. 'Solo estaba hablando, teniendo una entrevista ... y luego 'cortando' ... Bueno, ¿qué puedes decir? Tomorrow never knows' (Mañana nunca se sabe) ¡Tomorrow never knows! Los Beatles se miraron maliciosamente cuando se cayó esa joya, y John lo escribió rápidamente, para usarlo en una de sus historias y, más tarde, en las canciones. Hubo otro malapropismo, o ringoismo, como John los llamó, que ya había aparecido en el libro de John, In his own write: "A hard day's night". Uno de los chicos amenizó el almuerzo con detalles de su origen, después de un agotador concierto nocturno, pero ya estaban un paso por delante de él. '¡Tenemos nuestro título!', dijo uno de los productores!".
Así, la película pasó a llamarse A hard day's night, y con eso, surgió otro asunto. Shenson, sin rodeos miró a Lennon y le dijo: "Me temo que vamos a necesitar una canción llamada 'A hard day's night', con ritmo suficiente como para colocarla en el inicio". El beatle trabajó en la canción a toda máquina durante la noche y a la mañana siguiente, llegó a los camerinos del set de filmación con el encargo listo. "Él (John) y Paul estaban parados allí, con sus guitarras colgadas de los hombros. John jugueteaba con una portada de un libro de apuntes en la que estaban garabateadas las letras de una canción, 'A hard day's night', que tocaron y cantaron a la perfección. Esto fue diez horas después de que pedí la canción", cuenta Shenson en The Beatles: the biography, de Bob Spitz.
"Algo más cinematográfico"
Al día siguiente, el cuarteto ya estaba en los estudios de Abbey Road para grabar el tema. En su libro El sonido de los Beatles, Geoff Emerick, quien participó en la sesión como ayudante del entonces ingeniero de grabación Norman Smith, cuenta cómo estaban de avanzados los Beatles en su calidad como músicos a esas alturas de su carrera. "Yo llevaba seis meses sin trabajar en una sesión de los Beatles, y me impresionó lo profesionales que se habían vuelto en aquel período de tiempo relativamente corto. No solo estaban tocando de un modo mucho más compacto, sino que se comportaban como consumados veteranos en el estudio, sabiendo exactamente lo que querían conseguir y consiguiéndolo con el mínimo esfuerzo, como una máquina perfectamente engrasada".
La sesión, aparentemente iba viento en popa, salvo por la presencia poco amable de Richard Lester en el estudio. El cineasta chocaba con el productor George Martin, puesto que el primero se sentía con derecho a opinar sobre la música, lo cual molestaba a Martin. "En concreto, Dick no paraba de insistir en que se necesitaba 'un bombazo' para el inicio de la película, y de ahí el atronador acorde de guitarra de John y George que anuncia las primeras notas de la canción", cuenta Emerick en su citado texto.
Pero eso no fue suficiente para Lester, quien gritaba a Martin que quería "algo más cinematográfico". En ese sentido, el director pidió para el final del tema un fundido "de ensueño", con el fin de enlazarlo con la primera escena de la película. Y lo tuvo. "George (Harrison) estuvo a la altura, y grabó rápidamente una pegadiza y brillante frase con su guitarra Rickenbacker de 12 cuerdas, tocando sobre una cinta ligeramente ralentizada", relata Emerick.
La inclusión de la Rickenbacker de 12 cuerdas tiene una historia muy particular. El nombre clave fue el de Francis C. Hall, presidente de la fábrica donde se construía esa célebre guitarra. "En una astuta maniobra, convenció a Brian Epstein de concretar una entrevista con los Beatles a fin de regalarles algunos instrumentos, al enterarse de que ellos eran amantes de sus productos desde antes: existen fotos de John Lennon en Hamburgo luciendo su Rickenbacker Capri. Hall fue muy rápido, porque el encuentro con la banda se produjo el 8 de febrero de 1964, en los primeros días de la llegada del grupo. John Lennon quería una Capri negra y tuvo que esperar que se la fabricaran especialmente, pero probó el segundo modelo de la Rickenbacker 360 y pensó que sería ideal para George, que se encontraba enfermo en el hotel Plaza (la reunión fue en el hotel Savoy). Con solo ver esa guitarra de doce cuerdas, Harrison se sintió mejor. Fue amor a primera vista", cuentan Sergio Marchi y Fernando Blanco en su libro Los Beatles. Desde el comienzo (1962-1966) (Planeta, 2017).
Seguramente, Harrison no imaginó el impacto que la guitarra Rickenbacker de 12 cuerdas iba a causar a modo de influencia en otras bandas, sobre todo en The Byrds, quienes inmortalizaron una emotiva versión del tema de Bob Dylan "Mr. Tambourine man" con una introducción tocada con ese instrumento, volviéndolo un sello. Curiosamente, tiempo después el mismo Harrison se influenciaría del trabajo de los Byrds para componer la canción "If I needed someone", que aparece en Rubber Soul (1965).
Finalmente, el 6 de julio de 1964, se estrenó mundialmente el largometraje A hard day's night. En general, tuvo un éxito de audiencia en las salas y tuvo una buena crítica de la prensa especializada. Por ejemplo, desde el New York Times, Bosley Crowther señaló: "The Beatles se presentan como unos simpáticos muchachos que están constantemente asombrados por la atención que reciben y que no quieren nada más que un poco de paz y tranquilidad, sin embargo, tienen que hacer frente a las multitudes gritando, a los periodistas que hacen preguntas sin sentido, y a figuras de autoridad que constantemente los miran con desprecio. En realidad, su mayor problema es el viejo, pero limpio abuelo de McCartney, interpretado por Wilfrid Brambell". Incluso, años después, el reputado crítico de cine del Chicago Sun-Times, Roger Ebert, se refirió a ella como: "Uno de los grandes hitos confirmados en la historia de las películas".