Nueva York, Cafetería Central Perk.
Mónica, Joey, Phoebe y Chandler escuchan a Ross desahogarse por su reciente divorcio de Carol.
-Ross: No quiero estar soltero ¿Okay? Quiero estar casado de nuevo.
Rachel entra a la cafetería vestida de novia. Mira alrededor rápidamente y se acerca a la barra de café. Todos observan sorprendidos.
-Chandler: ¡Y yo quiero un millón de dólares!
Risas de un público invisible invaden la escena.
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Friends, episodio 1.[/caption]
Las sitcom, o comedias de situación como se traduce al español, muestran en episodios breves a los mismos personajes, en escenarios frecuentes, desenvolviéndose en circunstancias graciosas. ¿Otro factor en común? La incorporación de risas en la edición final de los episodios.
Seinfeld, Married... with Children, The Nanny, Friends, How I Met your mother, The Big Bang Theory, Two and a Half Men, y That '70s Show, son solo algunas de las tantas producciones que responden a este formato que, si bien es cada vez menos frecuente, aún despierta el interés de los espectadores. Sobre todo las noventeras Seinfeld y Friends, las cuales actualmente representan millones de streams para Amazon Prime y Netflix, respectivamente.
Las sitcom fueron adquiriendo popularidad a partir de la década de los 50 en Estados Unidos con I love Lucy, una comedia de CBS protagonizada por Lucille Ball. Pero el origen de las risas como motivante para la audiencia, se remonta años antes. Siglos. Milenios incluso.
Fue en la antigua Grecia, por el año 300 antes de Cristo, que el artista Philemon hizo uso de las carcajadas ajenas para demostrar su "gracia". Quien solía tener a Menander como rival en las competencias de comedia, infiltraba público pagado para que se rieran fuerte durante su actuación. Quizás a los jueces no les parecía gracioso, pero si el pueblo reía, debía serlo ¿no?
En la década de los 70, series animadas de Hanna Barbera como Scooby Doo, incorporaron las risas grabadas después de ciertos "punch lines" en el diálogo, y las historias hechas para relajar y hacer reír a los espectadores adultos, proliferaron de la mano de Tres son multitud, M*A*S*H, Happy Days o The Brady Bunch, entre otros.
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Scooby Doo.[/caption]
El objetivo, era volver a los primeros espectáculos vistos por la humanidad: el teatro. No por nada en principio se usó público en vivo para este formato televisivo, que a su vez obtuvo la idea de los radioteatros.
Con el pasar de los años, la audiencia presencial fue reemplazada por risas grabadas y editadas en post producción. Los actores debieron aprender a hacer pausas después de un chiste o instancia divertida.
Casos opuestos: Casado con hijos y La Ofis
La adaptación que llegó a nuestro país en 2006 a través de Mega, y que estuvo en emisión por cuatro temporadas; mantuvo el formato estadounidense de Married... with Children (1987) protagonizada por Ed O'Neill y Katey Sagal: chistes, gestos o acciones graciosas, que se apoyan en risas.
La actriz y directora teatral Luz Croxatto fue quien adaptó y trabajó como guionista en las sitcom La Nany y Casado con hijos. Según contó a Culto, en ambas producciones usaron en principio un grupo de "reidores" que acompañaban los ensayos para que los actores supieran "dejar los espacios" que posteriormente se rellenaban con risas grabadas.
"Al principio sí fue medio incómodo o raro quizás", recuerda la actriz Javiera Contador (45) en conversación con Culto, sobre su trabajo como Kena junto a Fernando Larraín como Tito.
Contador explica que demoraron aproximadamente dos semanas en adaptarse para tomar el ritmo de este estilo. "Al principio fue súper raro dejar los espacios para que eso pasara. Tirai' una talla o una situación divertida y había que esperar para que el reidor riera. Pero es porque todos estábamos aprendiendo el formato, los actores, los reidores… y sí po, era extraño, quizás era poco natural".
Ejemplificando con una escena en la que Tito (Fernando Larraín) hace algo y es la expresión facial de Kena y el acercamiento de cámara lo divertido, aclara que las risas son un complemento no solo de los chistes verbales. "Es una musicalidad que la comedia tiene en general, no solo el sitcom. Hay chistes que no es la frase, es el silencio que se produce después del chiste. Tiene que ver con los gestos, y los momentos y eso -de a poco- se empieza a marcar solo".
Distinto es el caso de La Ofis (2006), la versión chilena de la británica The Office (2001), emitida por Canal 13.
Gonzalo Maza, guionista de la cinta galardonada con un Oscar Una Mujer Fantástica, trabajó junto a Juan Pablo Olave, Pablo Toro y Nimrod Amitai en los diálogos de esta comedia que, a diferencia de la mencionada anteriormente, carece de risas grabadas.
"Se ha sofisticado mucho más, y ahora las comedias intentan construirse sin risas", puntualiza Maza, quien también trabajó en Casado con Hijos. "Intentan construirse de tal manera que nadie le diga a las personas en la casa cuando reírse. Es un proceso de sofisticación de lenguaje audiovisual que dentro de todo es bueno", dice a Culto.
https://www.youtube.com/watch?v=HbG-43akdN4
El humor cambia según el país y su idiosincracia, por lo que los diálogos debían encontrar el equilibrio entre la idea original y la cultura chilena."Es como desarmar un motor completamente, cambiar las piezas que no te sirven, encontrar paralelos que te hagan sentido y volver a armar el motor. Los primeros capítulos se parecen mucho a los originales, pero después tuvimos más libertad para hacer cosas distintas", dice el cineasta.
"Lo más importante era cómo llevar a terreno chileno una historia que era británica. Nos hacía sentido. Los tipos de personajes que habían podían ser reconocibles en Chile, pero había cosas que cambiar", explica Maza.
¿Qué dice la ciencia?
El primer estudio científico en torno al efecto de las risas grabadas en las sitcom, data de 1974 y pertenece a la revista The Journal of Personality and Social Psychology. Su resultado apuntaba a que los sujetos de estudio consideraron más graciosos los chistes seguidos por risas, que los que no.
Casi 40 años después, el psicólogo Bill Kelley de la Universidad de Dartmouth, demostró que se activaban las mismas zonas cerebrales si consideraban cómico algo, independiente si tuviera risas grabadas o no. Posteriormente, New York Magazine aclaró que, si bien las risas envasadas sí ayudan a un mal chiste, no provocan diferencia alguna cuando sí ocurre algo gracioso.
"La risa es contagiosa y de respuesta rápida posterior a un estímulo que lo gatilla", explica Paulina Ponce, Psicóloga Máster en Programación Neurolingüística. "La empatía se genera a raíz de la simpatía que genera a nivel social, ya que como seres humanos, necesitamos vivir aclanados y desarrollar un sentido de pertenencia".
Quien se desempeña en Psicología Creativa con talleres de Risoterapia, defiende el efecto de "contagio" que provocan las risas grabadas, ya que son parte del desarrollo humano. "Los bebés desde los 2 meses comienzan a imitar el gesto de sonrisa de los adultos, desarrollando relaciones más estrechas con ellos", complementa a Culto.
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How I Met Your Mother.[/caption]
Con risas o sin risas
La psicóloga asegura que las risas incorporadas a las series, ayudan al espectador a reír como si estuviera presenciando en vivo la situación en cuestión, pero no deja de lado aquellas que se basan en las propias conclusiones del televidente.
Los años de experiencia como actriz, guionista y directora, le dieron a Luz Croxatto la posibilidad de incursionar en diversos formatos audiovisuales, incluyendo los importados sitcoms estadounidenses.
"Si la audiencia no conoce a los personajes no se ríe a la primera, por eso usan risas grabadas, para orientar al público, pero es un recurso muy discutible", dice la realizadora. "A mí me gustan todos los géneros de comedia, no me molestan las risas grabadas si están bien usadas y dosificadas, pero prefiero la grabación con público en vivo. La mayoría de los sitcoms, tienen una estructura teatral que lo permite".
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Seinfeld.[/caption]
Javiera Contador, quien trabajó con Croxatto en Casado con hijos, también considera las risas como un buen elemento en las comedias. Aunque, en principio, no le gustaban: "Odiaba las risas grabadas y ahora me gustan mucho, porque creo que te marcan una musicalidad. Puede que no te de risa lo que dice un personaje, pero que haya una risa le da cierta continuidad al capítulo. No es que uno tenga que reírse en las partes que escucha risa. Si no que le da un ritmo que me parece que es bueno".
El formato de una producción no solo habla de los espectadores que lo prefieren, también de sus realizadores, y respecto a las comedias con "laugh track", Gonzalo Maza considera que es un reflejo de la falta de confianza de los creadores.
"Creo que poner risas, cuando uno hace comedia, habla de la inseguridad de quienes hacen la obra porque quieren sentir la risa. Por otro lado, uno tiene que confiar en lo que hace y no escuchar risas para saber si está bien o no. Entonces tiene que ver un poco con un sentimiento de seguridad", profundiza el hombre que por estos días estrena Ella es Cristina.
Pero como espectador, Maza disfruta las comedias con y sin risas incorporadas. "Me gustan las dos. Me encantan las comedias con risas grabadas. Cuando las veo siento que es como estar en una hamaca, series ideales para estar como echado sin siquiera pensar en cuando reirme. Así de relajantes son. Los comedias más 'inteligentes' te hacen pensar y a veces uno ni siquiera quiere pensar".
Y tú, ¿Prefieres las comedias con o sin risas?
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Brooklyn 99.[/caption]