UNO
Johannes Krogh (Lars Mikkelsen) es un pastor luterano de la Iglesia Nacional danesa que compite por el puesto de obispo de la diócesis de Copenhague. Proviene de una familia de religiosos que por dos siglos ha sido protagonista de un credo cristiano que si bien comparte con el catolicismo, por ejemplo, la adoración de imágenes como el Cristo crucificado, difiere radicalmente en otros aspectos: no se manifiestan en contra del aborto ni sistemas anticonceptivos, celebran matrimonios con personas del mismo sexo y sus sacerdotes se pueden casar y formar familia.
En un principio Johannes se siente abatido ante el desafío por el puesto pero logra revertir momentáneamente la situación gracias a un indiscutido carisma, sustentado en la consistencia y la pasión de su palabra alimentada por la fe y un peso intelectual manifiesto. Esa preparación también es su talón de Aquiles. El conocimiento decanta en soberbia, autoritarismo, escasa paciencia y empatía con los más cercanos. Pierde en el sufragio frente a una mujer cuando sincera posiciones reaccionarias en contra del Islam. La derrota reaviva tormentas internas. Krogh tiene problemas con el alcohol y mantiene una tensa relación con sus hijos August, el favorito que sigue la tradición sacerdotal del clan, y Christian, un tiro al aire que le decepciona por no sumarse al credo. Johannes finalmente cruza los límites del matrimonio abierto acordado con su esposa Elisabeth creando una tormenta perfecta en su propio hogar, que lleva a su pareja a buscar amor y consuelo en otra mujer.
Herrens Veje, que en rigor se traduce como "los caminos del Señor", está bellamente filmada y editada sin caer en la tentación de cursilerías al tratar asuntos profundos y complejos como el sentido de la fe, y la búsqueda de respuestas en torno a la posibilidad de una existencia extraterrenal. El uso del racconto resulta magistral particularmente durante la segunda temporada mientras las actuaciones merecen ser calificadas como soberbias. El abanico emocional, la profundidad y el dramatismo de los asuntos expuestos sobrecogen. Por cierto Lars Mikkelsen, reconocido como el presidente ruso Viktor Petrov en House of cards entre varios roles memorables durante esta década, ganó un premio Emmy internacional por este papel en 2018.
El impacto de Johannes Krogh en la vida de Mikkelsen no ha sido menor. Criado en un hogar de padres ateos y comunistas, a los 54 años el actor se bautizó en la Iglesia Nacional danesa mientras filmaba la segunda temporada.
Algo en qué creer asume dos caminos. Desarrolla profundamente los conflictos de sus personajes frente a escenarios donde permanentemente se debate la fe, la moral y las consecuencias de los actos personales, mientras en paralelo aborda asuntos propios de la sociedad danesa contemporánea como la adaptación a su ancestral cultura de otras etnias, en particular la inmigración islámica (dato: la bandera de Dinamarca es la más antigua del mundo con 900 años reflejo de una temprana organización social), y cómo enfrentan asuntos como la eutanasia y la intervención de sus fuerzas armadas en territorios extranjeros.
DOS
El modelo televisivo de Dinamarca ha permitido que series como Forbrydelsen (The Killing en la versión de EE.UU.), Bron / Broen y Borgen, se hayan convertido en sucesos internacionales aclamados por la crítica. La corporación pública DR (Danemarks Radio) data de 1925 y contempla ocho radios y seis canales de televisión entre otros servicios, financiados mediante un impuesto que se aplica al comercio y a los mayores de edad soslayando así el avisaje.
En 1992 el director y guionista Rumle Hammerich fue nombrado director del departamento de ficción en DR y viajó a Estados Unidos para analizar cómo lo hacían en el área. Al regreso concluyó que los equipos debían reunir a los mejores profesionales entre directores, guionistas, actores y montajistas de todo el país. Parece un tanto obvio que la calidad superior proviene de una fina selección, pero a diferencia del sistema estadounidense y del que impera en general en el mundo, Hammerich puso al tope de la pirámide a los guionistas. Así, los creadores de las historias gozan de total libertad porque no existe la presión propia del financista que quiere vender su producto a la mayor cantidad de gente posible. Lo que prima es la visión artística.
Esta decisión no solo se explica por el factor económico sino por los propios principios de DR como servicio público que implican generar valor para la sociedad, cultura y ciudadanía danesa; establecer en sus espacios estándares de credibilidad, independencia, equilibrio, variedad y calidad; ofrecer una programación de calidad en todos los géneros, y adaptarse a los cambios y desarrollo de los medios de comunicación para mantener los vínculos con la sociedad.
TRES
Adam Price (52) es famoso en Dinamarca porque suele aparecer en televisión en programas de cocina. Es chef, tiene un restaurante conocido en el centro de Copenhague y proviene de una familia británica de actores y payasos que se radicaron en la nación escandinava a fines del siglo XVIII. Pero el prestigio internacional lo debe a su oficio como guionista en Borgen y ahora en Algo en qué creer. Las motivaciones tras esta última serie están en las cenizas de la anterior, que ficcionaba sobre la primera Primer Ministro en la historia de Dinamarca. De hecho, la serie se adelantó un año a la realidad, cuando en 2011 asumió la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt. "Después de hablar de política, me pregunté ¿qué tema está aún más profundamente arraigado en nosotros? La respuesta es la religión, por supuesto. Hace veinte años pensamos que la religión perdería terreno, ¡pero eso no es lo que está sucediendo en lo absoluto! Quería crear una discusión abierta sobre la fe y la religión. No soy una persona religiosa, pero tengo mucha curiosidad al respecto. Todavía representa una gran mayoría de los habitantes de nuestro planeta".
Si Borgen mostraba hace casi una década cómo una mujer debía lidiar con prejuicios e intentar mantener una vida personal en medio de la responsabilidad de dirigir un país, Algo en qué creer evidencia las grietas del antiguo reinado social orquestado por los hombres. "Hay historias fuertes y peligrosas que contar sobre la masculinidad. Mi personaje principal es un patriarca, y somos testigos de su caída. Pierde todo lo que le hace ser quien es poco a poco".