Dos jóvenes, María y Juan Carlos, se conocen camino a un festival de música en los faldeos cordilleranos. Entre hippies, rock estridente y un idílico viaje a la playa, los muchachos iniciarán una relación muy difícil en el convulsionado Chile de fines de los sesenta, a causa de sus diferentes orígenes sociales. Un amor imposible es el gancho de Palomita Blanca, acaso la más conocida entre todas las novelas de Enrique Lafourcade, fallecido recientemente.

Cuando se puso a la venta en 1971, el libro fue un rotundo éxito. Su popularidad en la época fue tal, que se ha editado de forma continua hasta nuestro días. "Fue el libro más vendido del año, y para este país, que nunca ha sido muy dado a las lecturas, es un hito. Hasta el día de hoy está en muchos programas escolares, se sigue leyendo. Pero ya se convirtió en un clásico. Circula solo", explica a Culto la académica y crítica literaria Patricia Espinosa. En abril de este año llegó a los escaparates la edición número 79, con ilustración de portada de María José Olavarría, según informó la Editorial Zig Zag.

Dos años después de su lanzamiento, Raúl Ruiz dirigió una adaptación a la pantalla grande con la música de Los Jaivas, la que recién se proyectó en las salas nacionales tras el regreso a la democracia. "Yo creo que le hizo tremendo favor la película, en la primera etapa de Ruiz cuando todavía estaba más concentrado en Chile. La película la hizo surgir y darle renombre. Y también porque después la incluyeron en los colegios, en los programas escolares", agrega Espinosa.

Hay otros factores literarios que también cuentan. "Aunque [la película] es lo que convirtió a Palomita Blanca en un fenómeno extraliterario, es una novela muy entretenida. Lo que pasa es que hoy día es un poco absurda", analiza el escritor y crítico literario, Camilo Marks . Por su lado, Espinosa agrega. "Me parece una novela interesante, incluso para reflexionar sobre el feminismo de hoy en base al personaje de ella, la María. Me gusta la novela".

Sin embargo, los expertos coinciden en que el éxito arrollador del escrito sumado a su paso al cine, a menudo deja en segundo plano otros aspectos de la obra del autor. "No es su mejor libro, de ninguna manera. Es un libro muy de época, Entretenido, pero está un poquito inflado y él tiene otros que son mejores", explica Marks. "Palomita Blanca me parece una gran novela, su obra más importante. Pero el aporte de Lafourcade a la literatura chilena fue mucho más allá de esa", agrega el traductor y crítico literario de La Tercera, Juan Manuel Vial.

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Enrique Lafourcade[/caption]

Leyendo a Palomita

Según se cuenta en el sitio Memoria Chilena, el autor habría escrito la novela a modo de probarle a su hijo que lo comprendía bien en tanto adolescente de era de los cohetes, la guerra fría y los Beatles. Eran días en que la juventud se convertía en un grupo social independiente. Como explica Eric Hobsbawm en su Historia del Siglo XX (2012, Crítica), estos protagonizaron los acontecimientos más espectaculares y fueron puntales de la radicalización política de la época.

Por ello, para Camilo Marks, esta novela se comprende muy bien de acuerdo a su tiempo. "Yo la llamaría un poco 'novela oportunista', no en el mal sentido. Estaban de moda los hippies, una relación entre un chico de clase alta que después se va a un grupo para asesinar a Scheneider y una chica proletaria; una cosa muy de esa época".

"La novela se puede leer de dos formas", detalla Patricia Espinosa. "Primero como un testimonio de una mujer convencional, pasiva, dominada por las estructuras patriarcales, pero también la podríamos leer como una denuncia de un tipo de mujer no luchadora, pasivas, recluida al espacio doméstico, sin ninguna expectativa de progresar más en la vida estudiando o trabajando, casi de siglo XIX", agrega.

Entre los expertos, hay consenso en que en este trabajo Lafourcade desarrolló el argumento a partir del uso de estructuras narrativas clásicas como la del amor imposible entre dos personas, al pertenecer a grupos socialmente opuestos, y a menudo, contrarios. En este caso, una suerte de Romeo y Julieta con sonido de psicodelia y pantalones pata de elefante. "Es un tópico eterno, que nunca va a pasar de moda", detalla Marks. "Los amores imposibles no solo están en Shakespeare, sino que también en los griegos, en Proust, en fin, es un tema perpetuo en la novela y en la vida de la gente".

Desde su mirada, Espinosa ensaya otra posibilidad de entender el romanticismo que propone la novela. "El personaje que construye Lafourcade, es esta niña que busca a su príncipe azul, entonces ahí hay un estereotipo de mujer criada por el patriarcado, que ve la posibilidad de salir del submundo y conoce al tipo de clase alta que vive en Providencia, que va a lugares onderos de Providencia y que la lleva a conocer este otro mundo, y ella alucina con todo esto. Eso sirve mucho para ver el tipo de mujer que se promovía en los años 70'. El tipo de mujer pasiva, romántica, ella hace la cimarra, ella vive un cuento, el cuento de hadas y encuentra a su príncipe. Y el tipo la maltrata física y sicológicamente. Ella lo oculta, no se lo cuenta a nadie y sigue con esta idea de estar centrada en él. Y claro se ve que el tipo tiene doble vida, participa de Patria y Libertad, participa hasta de un crimen", analiza.

La académica suma una referencia interesante que también da cuenta de la forma en que los jóvenes se vinculaban con su tiempo, a través la cultura pop. "El hecho que María vea telenovelas también, eso es súper importante porque –sobre todo en la película- está permanentemente el hecho de que ella ve telenovelas de amor, entonces ella vive una ficción amorosa. Hay un quiebre con el típico cuento de hadas, porque ella no se queda con el príncipe azul". Sobre ello, Hobsbawm explica en su mencionada historia de la centuria: "El surgimiento del adolescente como agente social consciente recibió un reconocimiento cada vez más amplio, entusiasta por parte de los fabricantes de bienes de consumo".

En su forma de relatar la historia, los expertos ven la clave para entender el sello de Lafourcade al momento de escribir. "Él tiene un estilo seco. Conciso. Poco descriptivo. Como de disertar. Es un modo que en su época fue muy moderno.Tiene una naturalidad muy grande en los diálogos. Los académicos me fusilarían, pero voy a decir una cosa: era muy entretenido. Nunca aburrido. Y cuesta mucho ser entretenido, es algo que es muy difícil", explica Marks,

"Palomita Blanca es un libro para lectores más masivos, es un libro de lectura no compleja. Pero otros como Pena de muerte y La fiesta del Rey Acab, son mucho más trabajados. Tienen las temáticas que son de la generación del 50', que hay como una reflexión filosófica de base. Hay personajes que están angustiados, que se conflictúan sicológicamente y con esta especie de interrogante sobre qué es vivir. Pero sin duda que a Lafourcade se le nota en su escritura una variedad de referencias literarias, clásicos, franceses fundamentalmente, y yo creo también que hacía un trabajo técnico importante", comenta Espinosa.

Y si no es "Palomita", ¿qué?

La obra de Enrique Lafourcade superó la veintena de novelas y abarca también otros géneros como el cuento, la crítica literaria, la columna y otros tantos. Además, es considerado uno de los puntales de la llamada Generación del 50' "Es un movimiento importantísimo porque por primera vez la literatura chilena abandonó el campo, la forma especial del naturalismo en Chile que se llamó criollismo y la ciudad entra a ser protagonista de todos los libros", detalla Camilo Marks. "También irrumpieron estupendas escritoras como Maria Elena Gertner, Margarita Aguirre, Elisa Serrano, Mercedes Valdivieso, Marta Blanco, entre otras. El mismo Lafourcade bautizó al grupo, y sacó un libro que es una antología, Cuentos de la generación del 50", agrega.

Para Espinosa, son varios los títulos a los que se pueden poner atención en el catálogo del autor. "Me gustan varios libros de Lafourcade, lo encuentro un muy buen escritor. Me gusta Palomita Blanca, me gusta Pena de muerte, que es una novela sobre el mundo homosexual, y que curiosamente se le nombra muy poco en los listados sobre novelas homsexuales en Chile, y me gusta La fiesta del Rey Acab".

Un punto de partida para entrar en el mundo narrativo de Lafourcade, sugiere Marks, está en la Novela de Navidad. "Es un libro precioso, muy bueno. Se ganó un premio de la Editorial Zig-Zag cuando estableció un premio internacional, del tipo Rómulo Gallegos, aunque nunca llegó a ese nivel. También Pena de muerte y Para subir al cielo, la primera novela de él que obtuvo un premio. Él escribió mucho".

Para Juan Manuel Vial, hay material escrito en este siglo, que también merece atención. "Rescataría también un muy buen libro suyo que escribió sobre los años de Rimbaud en África, El inesperado. Ahí hay una investigación profunda, de un personaje sumamente estudiado. No cualquiera se mete con Rimbaud, ni menos para desmitificar verdades establecidas. Él fue un creador de gustos, un formador, un explorador eximio de la cultura francesa, un adelantado en lo que hoy llamamos cultura gastronómica. también fue un valiente espadachín en las guerras literarias".