Matteo Garrone: "Dogman habla de la amistad, la violencia y la vida como una jungla"

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El director de la celebrada película Gomorra regresa a Nápoles para contar el caso real de un peluquero de perros hostigado por un peligroso matón de barrio. Dogman ganó el premio a Mejor actor en Cannes 2018 y ya está en salas chilenas.



Antes de ser director de cine, el italiano Matteo Garrone (1968) quiso ser pintor, y cuando tomó la ruta de las cinematografía nunca se olvidó de su primera vocación. Por eso cada una de sus escenas parece sacada de un cuadro. En Gomorra (2008), la pintura de fondo fue Nápoles y su mafia local, la llamada "camorra". En la fantástica Tale of tales (2015) fueron los cuentos de hadas del escritor barroco italiano Giambattista Basile (1566-1632).

Ahora, en Dogman (2018), regresa a algunos de los mismos paisajes de Gomorra para describir la historia de Marcello (Marcello Fonte), un peluquero de perros que vive hostilizado por un ex boxeador y matón oficial del barrio. En la película, el marco estético es un balneario semi abandonado y apenas habitado. La locación es casi un personaje más, junto a Marcello, el bruto Simone (Edoardo Pesce) y los perros del primero.

El villorrio desolado ubicado a 27 kilómetros al norte de Nápoles es en la práctica un pueblo sin ley gobernado por la razón de la fuerza. Para Matteo Garrone, que nació en Roma aunque ha hecho de Nápoles y sus alrededores su escenografía predilecta, la localidad elegida para la historia (que en realidad se llama Villaggio Coppola) tiene un símil evidente en la memoria colectiva.

"Nuestra referencia estética era hacer una especie de western contemporáneo", dice Matteo Garrone al teléfono a Culto en medio de los preparativos de su nuevo filme, nada menos que Pinocchio (2019). "Por esta razón todo transcurre en un pueblo sin nombre, anónimo, y que bien podría estar en una frontera", añade.

Inspirado en el caso real de Pietro De Negri, que estuvo 16 años preso, Dogman es una fábula moral, de la misma manera que lo eran los relatos de Tale of tales. "Para Marcello, es muy importante su relación con la comunidad. Muchas de las decisiones que tomará en la segunda mitad de la película le devolverán el sentido del respeto y justicia dentro de aquella comunidad", dice sobre la trama.

Pequeño, esmirriado y sonriente, el buen Marcello es querido por todos en el pueblo. Por el contrario, Simone (Edoardo Pesce) es una bestia: hostiga a todo el mundo, soluciona sus problemas a los puños y ya lo quisieran muerto antes que respirando a sus espaldas. Pero además Marcello carga con una cruz: es tan buen tipo que tampoco se lleva mal con Simone, quien abusa de su nobleza. Además, Marcello comete el error de proveerle cocaína, combustible de su brutalidad.

"Marcello no es un santo. Es un tipo común y corriente que va a trabajar todos los días y comete sus pecados como cualquiera. Acá vende drogas. Y como cualquiera en su caso, siempre está con miedo a que lo golpée el bravucón del barrio. Yo, por supuesto, apoyo a Marcello. Puedo no estar de acuerdo con algunas cosas que hace, pero lo comprendo", se explaya el cineasta romano.

Arquetipos napolitanos

Dogman es una película hermana de Gomorra, basada en la célebre narración del periodista Roberto Saviano. La crónica roja fue otra vez el alimento primario de Dogman, aunque Garrone la estilizó.

"Filmé varias escenas en las mismas locaciones del sur de Italia y también se tocan los mismos conflictos humanos que en Gomorra. Además están los temas similares: la amistad, la violencia y la jungla en que les tocó vivir a los personajes. Son mis inquietudes recurrentes", explica.

Interesado en incorporar tipos humanos clásicos en historias contemporáneas (el ogro de Tale of tales es pariente del ex boxeador de Dogman), Garrone plantea en estos términos su película:

"Marcello es un arquetipo. Lo es de la misma forma que Simone. Esta película muestra la lucha de arquetipos: son el débil y el fuerte dentro de un contexto de violencia, que es universal. Es decir, puede pasar en Italia o en cualquier parte. Lo importante es que las interpretaciones de los actores fueran originales, sin caer en el cliché".

Al respecto, la presencia de Marcello Fonte fue un hallazgo. "Vengo tratando de hacer esta película desde hace 12 años. En ese momento le envié el primer guión a Roberto Benigni (La vida es bella), pero nunca se concretó. Quizás fue mejor, a la larga conocí a Marcello Fonte, quien resultó ser un gran tipo y un amigo", dice el director.

¿Pero qué otorgó Fonte, actor escasamente conocido incluso en Italia hasta antes de esta película? Garrone dice que halló en él una cualidad que tal vez sólo un cinéfilo puede distinguir: "Mis inspiraciones para este personaje eran Buster Keaton y Charles Chaplin. Marcello (Fonte) está naturalmente dotado para la comedia: es capaz de comunicar sólo con su mirada incluso. También puede ser muy dramático. Y para esta película necesitaba a alguien que pudiera ser cómico y trágico a la vez: la primera parte tiene un ritmo más liviano, mientras que desde la mitad hacia adelante el filme se pone más oscuro". Cannes le dio la razón al realizador y el año pasado le otorgó el premio a Mejor actor a Fonte.

Muy bien criticada en todas las plazas donde se ha exhibido, Dogman mezcla escenas de gran lirismo y ternura con algunas que remecen todos los músculos por su violencia. Sin duda que entre las primeras están aquellos pasajes donde Marcello, que está separado, comparte con su hija de 10 años. Tampoco hay sospechas de que entre las partes más cruentas estén cada una de las apariciones de Simone.

Es por esta razón que Garrone manifiesta cierta preocupación por la manera en que se perciba su largometraje. "El caso que inspiró la película sucedió en 1988. La historia es muy famosa en Italia por la brutalidad de los detalles y por las torturas que recibió la víctima. Sin embargo, yo siempre traté de alejarme de lo escabroso. Constantemente le pedí a los actores que tuvieran en sus cabezas la violencia psicológica antes que la física. Dogman no es una película gore, no pertenece al género splatter (horror con mucha violencia gráfica). Por el contrario, el inicio es incluso cómico". Teniendo a su multifacético protagonista, el consenso es que Dogman está muy lejos de ser un catálogo de brutalidades.

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