Rara vez los escritores desaprovechan los 140 caracteres que les da Twitter. Era de esperarse entonces que tras el anuncio del probable cambio de sede de la próxima Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa), desde la habitual Estación Mapocho, donde este año el evento celebraría tres décadas en dicho reciento, hasta el Espacio Riesco, en Huechuraba, no pasara desapercibido para varios.

Aún sin programa ni invitados definidos, el evento que organiza la Cámara Chilena del Libro se gestiona actualmente a puerta cerrada y en voz baja. Originalmente la Filsa reunía a todos los organismos vinculados al libro, desde pequeños y grandes sellos, hasta libreros y distribuidores. Sin embargo, toda tradición en torno a la feria comenzó a borronearse en 2018, cuando el gremio se dividió y dio lugar a otras actividades similares, como el Festival de Autores de Santiago (FAS), que este año se realizará entre el 27 y 29 de septiembre en el GAM y al que asistirán buena parte de los autores de las editoriales Penguin Random House, Catalonia y del grupo Planeta, todas afiliadas a la Corporación del Libro y la Lectura.

Un artículo publicado el día de ayer por La Tercera PM, sin embargo, reveló nuevos cambios en la organización de Filsa: según Philip Holzmann, gerente de Marketing de Espacio Riesco, ya existen "conversaciones" avanzadas entre la Cámara que preside Eduardo Castillo y el espacio ubicado en Avenida El Salto 5000, a unos 12 kilómetros del centro de la ciudad. Desde la ex estación de ferrocarriles, en tanto, confirmaron además que la Cámara no arrendó el lugar para octubre ni noviembre próximos, meses en que solía realizarse la feria.

"Entonces FILSA va a ser solo los fines de semana, porque Espacio Riesco de Lunes a Viernes es IMPOSIBLE llegar. Qué mal lugar, qué mala decisión, qué mala todo", escribió el autor de Logia, Francisco Ortega. "Poniéndole la lápida. Una pena", agregó la periodista y escritora Francisca Solar, autora de la recientemente publicada Los últimos días de Clayton & Co.

"El año pasado fui dos veces a la Filsa. Pagué entrada, penaban las ánimas", les siguió el escritor y columnista Oscar Contardo (Raro). "Cabe preguntarse si hay problemas con las condiciones económicas de la Estación Mapocho. Es el gran encuentro cultural del año de ese espacio, y el año pasado sin las editoriales grandes acabó hundido en la irrelevancia", agregó.

Otros, como el periodista y escritor Pedro Cayuqueo (Historia secreta mapuche), pusieron paños fríos a la discusión en torno a la nueva sede de la feria, pero aprovecharon de reflotar otras de las problemáticas que el año pasado terminaron con la salida de varios de sus organizadores. "¿En verdad #Filsa se muda a Espacio Riesco? No lo veo tan terrible, la Estación (bonita, central y todo) era muy pequeña. Además lo central es otra cosa; que de una vez por todas sea gratuita la entrada", señaló.

Hubo también espacio para las burlas. "Espacio Riesgo", twitteó escuetamente Rafael Gumucio (El galán imperfecto). "¿Y si hacemos la Feria del Libro en el Monticello?", bromeó el escritor Leonardo Sanhueza (La edad del perro). "Igual es la típica noticia a medio hervor; dice que están «en conversaciones». Salen a pescar y nosotros les hacemos el focus group al gratín", añadió también la directora editorial de Los libros del Laurel, Andrea Palet. Mientras, el autor de Pascua, Marcelo Leonart, ironizó con las eventuales actividades que podrían darse en la nueva sede del evento: "¿Es la literatura una cuestión de élite? Mesa redonda. Espacio Riesco. RSVP".

El autor súperventas de Historia secreta de Chile, Jorge Baradit, también dio su opinión a través de las redes: "Tengo entendido que la FILSA ya no podía hacerse en la Estación Mapocho por un cúmulo de razones", comentó. "Santiago no cuenta con espacios grandes como para realizarla cerca del centro. Las opciones no son muchas. Espacio Riesco es lo que queda. Y es una pena porque está muy a trasmano", añadió.