Han pasado más de 60 años desde que la artista estadounidense Sheila Hicks (1934) estuvo por primera vez en Chile. En 1957 emprendió un viaje por Sudamérica, desde Venezuela hasta Tierra del Fuego, que la llevó a conocer de cerca el arte textil. "A mí me tiró mucho el color, la textura y presencia del textil en todas las comunidades. Es una lengua internacional", cuenta Sheila Hicks a La Tercera.
Nacida en la ciudad de Hastings, Nebraska, Sheila Hicks se formó en la Escuela de Arte de la Universidad de Yale, donde tuvo entre sus profesores a Josef Albers, uno de los principales exponentes de la Bauhaus. Dedicada a la pintura y a la fotografía en sus inicios, la artista encontró en el textil una forma de arte a través de la cual podía aproximarse a la esencia de las personas. "Cuando pasas de Alaska a Punta Arenas, se puede conocer las actitudes, la sensibilidad, y la poesía de la gente local si se ven sus tejidos", comenta.
De vuelta al país con su exposición Reencuentro, que ofrece más de 50 obras en el Museo Chileno de Arte Precolombino (hasta enero de 2020), Hicks ha aprovechado la visita para ir a distintas muestras y para pasear con sus nietas. Una manera de reconectar con el lugar donde vivió durante un año, entre 1957 y 1958, cuando llegó de invitada a hacer clases de pintura en la Escuela de Arquitectura de la U. Católica, entonces dirigida por Sergio Larraín García-Moreno, también fundador del Museo Precolombino.
"Es muy profunda la idea de 60 años después estar en su museo. Yo creo que es único. Hay sorpresas en la vida", dice.
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Sheila Hicks y Sergio Larraín en el Museo de Bellas Artes, en 1958.[/caption]
Reencuentro reúne obras que son parte de la colección del Museo Precolombino; otras, de colecciones privadas y de propiedad de la artista. Entre ellas hay grandes piezas que fueron realizadas como encargo para arquitectura o decoración. Es el caso de Cascada turquesa, obra tubular de grandes dimensiones que cuelga del techo de la sala.
"Había una señora en París que me pidió hacer esto para su oficina. Ella quería sentarse enfrente de una obra espectacular y yo la hice", cuenta Sheila Hicks, quien reconoce que no le gusta dar certificados de autenticidad de sus obras. "No me gusta hacer eso porque yo sé que son para inversión en el mercado de arte. Si usted va a comprar algo es porque le gusta", añade.
A través de hilos de algodón, lino y lana de diferentes colores, Sheila Hicks da forma y textura a obras inspiradas en sus propias vivencias e impresiones de los lugares por los que ha pasado: desde delicados paños bordados por un solo hilo, pasando por alfombras de oración, hasta grandes cuadros textiles que juegan con las luces y sombras.
"Donde voy, veo la cultura local y siempre lo más fuerte es la cultura del material: cómo la gente usa el hilo para vestirse, para vivir y para todos sus rituales", dice la artista.
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Peluca verde
(1961), obra hecha de lana por la artista Sheila Hicks.[/caption]
Un viaje fotográfico
Si bien el fuerte de la exposición son las obras textiles, también hay espacio para conocer parte de los archivos de la artista. En Reencuentro Sheila Hicks exhibe 16 fotografías en blanco y negro de su paso por Francia, México, Ecuador, Perú y Chile. En esta última parada inició un viaje con el fotógrafo Sergio Larraín Echenique, con quien recorrió el sur de Chile hasta Isla Navarino, en Tierra del Fuego. "Tenemos muchos cuadernos, escribiendo él y escribiendo yo. Yo, enseñándole cosas y él, enseñandome español. Es muy lindo", recuerda. En 1958 realizaron una exposición conjunta en el Museo de Bellas Artes.
Otra forma de conocer su paso por Sudamérica es a través del registro audiovisual Opening the archives (1995), un video de 16 minutos filmado por su hijo Cristóbal Zañartu, nacido de su matrimonio con el artista chileno residente en Francia Enrique Zañartu (hermano de Nemesio Antúnez). "Es primera vez que estoy mirando este filme con los subtítulos en español", dice, mientras observa la pantalla donde se proyecta el video. Ahí aparece ella en su taller de Francia, revisando su archivo fotográfico que cuenta con imágenes tomadas por ella misma, así como por fotógrafos como Sergio Larraín, Josef Koudelka y Martine Franck.
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Eferente, amygdala y aferente (2017-2018), obra de lino, madera y metal.[/caption]