Hay álbumes que marcan la historia. Creaciones que, de una u otra forma, se introducen en el material genético que identifica a las nuevas generaciones de músicos. Títulos como Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band (1967) —elegido como el mejor de la historia por la revista Rolling Stone— y Pet Sounds (1966) de The Beach Boys se consolidaron como obras maestras, en donde cada sonido fue emitido con precisión.
En este sentido, es singular constatar que uno de los discos más importantes de todos los tiempos deba su origen a la improvisación, un arte en donde los participantes se dejan llevar por lo que ocurre en el momento, a partir de la idea más virgen. Más aún, lo es pensar en que estas puedan desarrollarse como composiciones de alta complejidad, en donde los instrumentos se comunican en un espacio de tiempos indefinidos y secuencias de acordes complejos. Pero si de algo podemos estar seguros, es de que la improvisación es transparente y sincera a la hora de emitir emociones.
Tal es el caso de Kind of Blue (1959) de Miles Davis, un álbum que según el periódico británico The Independent, ha vendido más de cinco millones de copias, además de ser conservado en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por su aporte cultural e histórico.
Un año antes de que se grabara el álbum en el recién inaugurado 30th Street Studio de Columbia Records —una Iglesia reciclada que después acogió a artistas como Dave Brubeck, Igor Stravinsky, Duke Ellington y Thelonious Monk, entre otros—, Miles Davis definió al sexteto que lo acompañaría en el estudio, el cual estuvo conformado por Jimmy Cobb (batería), Bill Evans (piano), Wynton Kelly (piano en "Freddie Freeloader"), Cannonball Adderley (saxo alto), John Coltrane (saxo tenor) y Paul Chamber en el contrabajo. Los dos últimos habían sido parte del primer quinteto del músico, en donde también estuvieron Red Garland y Philly Joe Jones.
En 1953, el compositor George Russell publicó la primera edición de Lydian Chromatic Concept of Tonal Organization, un libro que exploró las posibilidades de la escala lidia y su extensión cromática. Uno de los motivos que llevaron a que el teórico iniciara su investigación fue una conversación con Davis. Según la segunda edición del mismo libro, Russell le preguntó cuál era su mayor objetivo, a lo que el trompetista respondió: "Aprender a tocar todos los acordes". Esa pasión por la experimentación y la aplicación de la teoría musical también se hizo presente en las grabaciones de Kind of Blue.
Davis reunió a su banda el 2 de marzo de 1959, el mismo día en que se grabó la primera mitad del disco. La única instrucción que los músicos recibieron durante la grabación fue una hoja con las escalas y melodías predominantes en cada canción, es decir, estos debieron improvisar a medida que corría la cinta.
En aquella instancia, se grabaron los temas “So What”, “Freddie Freeloader” y “Blue In Green”, la canción más melancólica del álbum, en donde la trompeta de Davis se desenvuelve a través de notas sostenidas y profundas, capaces de trasladar a sus oyentes. Por otro lado, la segunda y última sesión fue el 22 de abril, fecha en que continuaron con “All Blues” y “Flamenco Sketches”, la cual fue ejecutada en solo una toma.
Kind of Blue es considerado el disco más importante en la historia del jazz, un álbum que con sólo 45 minutos de duración se convirtió en la máxima influencia de la era moderna del género.