Ha-Joon Chang (1963) es autor de catorce libros —donde destacan Retirar la escalera (2002), ¿Qué fue del buen samaritano? (2008) y 23 cosas que no te dicen sobre el capitalismo (2010)—, pero sobre todo un ferviente crítico del actual modelo neoliberal, el que —asegura— necesita de una reestructuración. Presentado el miércoles en el edificio de la CEPAL como un economista heterodoxo, Ha-Joon Chang precisó que se autodenomina "pluralista". Con influencias de Karl Marx, Friedrich Von Wieser y Herbert Simon, el experto nacido en Seúl e instruido en Inglaterra admitió a La Tercera que ha aprendido a beber de todas las buenas ideas.

En su libro ¿Qué fue del buen samaritano? Chang relata que su infancia transcurrió en una Corea aún devastada por la guerra y que, al cumplir 40 años (2003), ya era un habitante de una de las naciones más prósperas del planeta. Fue en esa etapa en la que cargamos combustible casi por única vez —y que la calidad del combustible que carguemos en ese momento determinará qué tipo de personas seremos cuando las papas quemen— que Chang vivió el llamado "milagro coreano", acaso el paso de una nación que proliferó en apenas una generación que vio modificar su indicador del PIB desde US$82 en la década del 60 a US$15.000 en 2003. El mismo crecimiento que para Reino Unido significó dos siglos y a Estados Unidos un siglo y medio.

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¿Qué fue del buen samaritano?, de Chang.[/caption]

Chang estima que en esos 40 años el poder de compra de los coreanos creció 14 veces, pero no fue lo único que se modificó. El aumento del PIB no fue realmente el "milagro coreano", sino apenas una consecuencia. La Corea del 60 solo sabía pescar y pelear. Hoy, en cambio, Corea puede construir barcos, celulares y computadores. En una generación Corea transformó su estructura productiva e hizo aparecer empresas como Samsung, LG o Hyundai.

En su libro Retirar la escalera Chang plantea la falta de evidencia histórica de la estrategia neoliberal. Su argumento es que: ni Inglaterra ni EEUU, ni los países nórdicos, ni Corea del Sur, ni Taiwán, ni Japón habían seguido dicha receta durante sus respectivos despegues económicos. Por el contrario, en cada uno de los casos, el Estado aplicó un conjunto de políticas de promoción de exportaciones, protección arancelaria, inversiones en bienes públicos y educación, junto con un sistema financiero articulado hacia el sector industrial y un rol clave del Estado en dirigir inversiones hacia sectores con potencial tecnológico.

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Retirar la escalera, de Chang.[/caption]

Según Chang, la evidencia internacional muestra que la mayoría de los países mejoran sus habilidades a través de la industrialización y, especialmente, a través del desarrollo del sector manufacturero, el verdadero centro de "aprendizaje del capitalismo".

Corea, perfilada como una de las potencias económicas mundiales, es el mejor ejemplo de las ideas de Ha-Joon Chang: un nuevo orden económico mundial se debe construir a partir de un multilateralismo en favor del desarrollo.

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El neoliberalismo está obsoleto, asegura el profesor Chang, aunque matiza su sentencia: "no es el sistema adecuado para potenciar el crecimiento de los países".

Si le preguntan a Ha-Joon Chang por qué el neoliberalismo no es el modelo para potenciar a países en vías al desarrollo como Chile, él, de maneras suaves, un miércoles por la tarde en el edificio de la CEPAL en Santiago, enarbola una respuesta: "El libre comercio permite a ambas partes minimizar las pérdidas y maximizar las ganancias, el problema es que, en realidad, al tener países con realidades tan diferentes de desarrollo, el más 'adelantado' absorbe al desventajado. Eso imposibilita que tengan una alta productividad e industrias de alta calidad".

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Foto: Carlos Vera / CEPAL.[/caption]

En cambio, el autor coreano es partidario de lo que llama un "nuevo-nuevo orden económico internacional" basado en el reconocimiento de que el sistema económico internacional debe maximizar el espacio de políticas para que los países puedan tomar las medidas más adecuadas para ellos, según sus propias capacidades y necesidades.

Son varios los factores que lo favorecen, asegura, y nombra tres áreas: los cambios en la economía global, en las ideas y las situaciones contingentes.

Entre los primeros, figura el hecho de que el peso de los países en desarrollo sea mayor en el sistema económico mundial; las interacciones entre estos países, que se han vuelto cada vez más importantes y que se reflejan, por ejemplo, en el comercio Sur-Sur, que se ha incrementado mucho (de 42% a mediados de los 1990 a 57% hacia la mitad de los años 2010); y la emergencia de China, India y otras economías en desarrollo como actores financieros internacionales importantes.

Dentro de las ideas, Chang destacó que muchas cosas que eran consideradas como radicales en el pasado son ahora aceptadas, e incluso se han materializado en varios casos. Por ejemplo, algunos países ya han sobre-cumplido la meta del 0,7% del PIB de ayuda al exterior, y se han cancelado deudas de países en desarrollo.

Entre los factores contingentes, el profesor de Cambridge mencionó el cambio climático, cuya urgencia obliga a los países en desarrollo a presionar a las naciones ricas a un mayor compromiso, especialmente en la transferencia a gran escala de tecnología para mitigación y adaptación climática. Y, claro, el factor "China", país que se ha posicionado cada vez más como un actor clave en la economía global, a pesar de seguir siendo una nación en desarrollo.

"Hay una preocupación especial por el futuro del sistema de comercio mundial, debido a la agresiva política comercial de la administración Trump en Estados Unidos. Esto ha incrementado el riesgo de que el actual sistema de comercio global basado en el multilateralismo esté bajo seria amenaza", alertó Ha-Joon Chang.

"Un verdadero sistema de desarrollo multilateral debe estar basado en el principio del proteccionismo asimétrico. En este sistema, a los países económicamente más débiles se les permite proteger y regular en mayor medida que aquellos países más fuertes, y se espera que vayan reduciendo el uso de estas medidas de política extra de manera gradual, a medida que sus economías se desarrollan en el tiempo y se ponen a la par de las de los países más ricos", explicó el economista.

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Chang, junto con recibir la distinción de Doctor Honoris Causa en la Universidad de Chile, remarcó la necesidad de que la economía y la política consideren a las personas y las problemáticas del mundo actual, como el cambio climático

"El descuido de las capacidades productivas ha hecho que las personas piensen que no importa qué países producen más: 'los ingresos no importan', 'no importa si produces papas fritas o microchips'. En el corto plazo es verdad, a quién le importa cómo tienes dinero, pero en el largo plazo tiene serias consecuencias. Esto ha hecho a muchos países en vías de desarrollo complacientes en relación a su dependencia con las materias primas o el ensamblaje barato. Sin embargo, en el largo plazo las diferentes actividades económicas dan un alcance diferente en cuanto al crecimiento y al desarrollo tecnológico", señaló en la casa de Bello.

Según el economista, "el descuido de la producción ha llevado también a una visión parcial de nuestro bienestar individual, porque ahora estamos viendo a las personas principalmente como consumidores más que como productores, por lo tanto, temas como el empleo, la calidad de los trabajos, el bienestar, la seguridad laboral, han sido ignorados".

Otro punto vital para el desarrollo, según el autor coreano, es la incorporación de la sustentabilidad ambiental. "Mientras muchas personas piensan en la importancia de la producción, ignoran que es muy contraria a nuestras necesidades ambientales. Estamos en una crisis climática y estamos pensando en producir más. De hecho, el desarrollo de las capacidades productivas, especialmente en el sector manufacturero, es crucial para prevenir y adaptarnos al cambio climático, porque necesitamos desarrollar nuestra habilidad de producir energías verdes, necesitamos desarrollar economías para lidiar con las consecuencias del cambio climático".

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"Mi hijo de 6 años debería conseguir un trabajo". La frase, sorpresiva, tan inesperada como la visita del coreano, es de Ha-Joon Chang y resonó en medio de la llamada Cátedra Prebisch en la CEPAL.

No es fácil de digerir, pero oculta una solución entre líneas. De hecho, da nombre a uno de los capítulos de su libro ¿Qué fue del buen samaritano?.

"Si lo pienso, mi hijo es como un parásito", dice el economista.

Luego sigue: "Yo pago por todo: techo, comida, educación, entretención, y él no da nada a cambio".

Pero —explica—, que proyectando lo que en ese momento es un "gasto", será en realidad una "inversión".

"Si empieza a trabajar a temprana edad, generará ganancias desde ya, pero al invertir desde un principio, él tendrá mejores oportunidades de convertirse en profesional y por ende ganar más a futuro".

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Acá puedes oír su charla completa en el Centro de Estudios Públicos de Santiago:

https://www.youtube.com/watch?v=G15FZA36OtQ

Acá puedes oír completa su Cátedra Raúl Prebisch en CEPAL:

https://www.youtube.com/watch?v=3y0e6NSxrBc&feature=youtu.be