¿La extinción de las comedias románticas?: del príncipe azul al body positive

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Encuentros mágicos, amores imposibles y gente atractiva. Por casi 20 años, se produjeron películas de romance más bien livianas como si fueran una fórmula millonaria, pero con los años, dejó de funcionar. Comenzaron a ser cuestionadas por crear estereotipos y normalizar conductas abusivas. Ahora, en la era del #Metoo, el género vuelve a revindicarse.


Los 90 y los 2000 fueron la época de oro de las comedias románticas. Comenzó con Cuando Harry conoció a Sally en 1989 y desde entonces, todos quisieron hacer lo mismo o algo similar porque al parecer, a la gente le gustaba ir al cine y pagar por ver a dos personas conocerse, enamorarse, pelearse, y reconciliarse para jurarse amor eterno.

Tenían una mujer en el centro del afiche y demostraban que sí podían tenerlo todo: una carrera, amigos leales, un departamento grande y bien decorado e incluso, el amor verdadero.

En un principio, le dieron poder a la mujer. Por primera vez el género femenino parecía dominar la pantalla grande: Meg Ryan, Julia Roberts, Reese Whiterspoon, Kate Hudson y Anne Hathaway lanzaron sus carreras con comedias románticas y para la época, eran las que personificaban la ambición y la independencia.

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Legalmente rubia

(Reese Whitherspoon como Elle Woods).[/caption]

Sus personajes tenían sueños y peleaban por tener carreras exitosas, pero la mayoría no tenía personalidades complejas. Eran dulces y tenían el corazón roto, eran emocionalmente inestables o tenían problemas para confiar en los demás y al final, se quedaban con el galán porque cuando se conocieron fue un momento mágico y, aunque al principio lo odiaron, en una hora y media de película lograba convertirse en el hombre de sus sueños.

Por más de una década fueron el terreno más fértil de Hollywood y se produjeron en masa. Las 10 más vistas entre 1990 y el 2005 tenían presupuestos entre los 5 y los 60 millones de dólares pero generaban ganancias que superaban los 300 millones de dólares. A finales de los 2000, la fórmula se había agotado.

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Cómo perder a un hombre en 10 días

(Kate Hudson y Matthew McConaughey).[/caption]

Fue reemplazada en las carteleras de los cines por superhéroes, secuelas y remakes, la crítica no las recibía bien y las personas empezaron a considerarlas un placer culpable. Seguían siendo divertidas, fáciles de ver y todavía aseguraban un final feliz, pero ya no eran algo por lo que pagarían, sino algo que ver echados en el sillón un domingo en la tarde.

Si la gente no iba a verlas, entonces los estudios no iban a producirlas y así estuvieron en un receso hasta que el movimiento #MeToo, les ofreció la oportunidad de volver. Eso sí, con ciertas condiciones.

En la nueva ola

"No hacen películas para personas como nosotros", dice la mamá de la protagonista de Isn't it romantic. Natalie (Rebel Wilson) era una niña gorda. Estaba obsesionada con las comedias que le hacían fantasear sobre el amor, pero cuando creció se dio cuenta de que quizás su mamá tenía razón.

En la época dorada, parecía que solo la gente blanca, delgada, joven y bonita tenía derecho a un amor de película, pero en 2017, el mundo había cambiado.

En 2017, The Big Sick inició el regreso tímido del género. Su éxito con la crítica y en los cines fue seguido por la notoriedad que Crazy Rich Asians alcanzó al año siguiente y después vino Netflix, que durante el verano estadounidense lanzó siete comedias románticas. Lo que todas -o casi todas- tenían en común era la cuota de diversidad.

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Is'nt it romantic

(Rebel Wilson y Liam Hermsworth).[/caption]

En The Big Sick, la pareja principal es interracial, en To All the Boys I've Loved Before, la protagonista y sus hermanas son de ascendencia coreana con un papá blanco y en Crazy Rich Asians, una mujer de ascendencia asiática que ha vivido toda su vida en Estados Unidos y un hombre de una familia tradicional de Singapur, quieren casarse.

The Book Club (2018) es una película de amor para adultos mayores, Love, Simon (2018) y Alex Strangelove tratan historias LGBTQ+, y películas como Isn't it romantic y I feel Pretty tienen un mensaje body positive. Todas ellas demostraron que aún hay muchas historias por contar.

El antes y después

En 2017, Harvey Weinstein, uno de los productores más famosos en Hollywood fue denunciado por violación, acoso y abuso. La noticia sacudió al mundo del espectáculo y con el tiempo, se conocieron más denuncias y salieron a la luz situaciones que habían sido normalizadas por años.

Poco después, un grupo de mujeres que trabaja en la industria fundó Time's Up, una organización que ayuda a víctimas de abuso y denuncia la injusticia y la desigualdad con la que las mujeres tienen que lidiar en el rubro."Se les acabó el tiempo", dicen y, más allá del mundo del cine y la televisión, las demandas son las mismas.

Desde que se inició el movimiento #MeToo, las cintas que alguna vez fueron celebradas por tener romances ideales, ahora se leen de otra forma, porque aunque las mujeres son el público objetivo, son narradas desde una perspectiva sexista y muchas de ellas tienen secuencias problemáticas.

En una escena de The Breakfast Club, una de las películas más famosas del género, el grupo está sentado en una mesa y John Bender (Judd Nelson) se mete debajo. Está mirando la ropa interior de Claire, el personaje interpretado por Ringwald y después, mete la cabeza entre sus piernas. Nadie dice nada.

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En Sixteen Candles, Jake Ryan (Michael Schoeffling) deja que Ted (Anthony Michael) se vaya con su novia Caroline, que está borracha, a cambio de la ropa interior que Ted tenía de Samantha, la protagonista. Ted toma fotos para poder tener una prueba de su conquista y cuando Caroline despierta en la mañana, él le pregunta si lo disfrutó. Ella responde insegura y dice que tiene la sensación de que sí. Realmente no se acuerda.

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Molly Ringwald, que actuó en las dos cintas, escribió un ensayo para The New Yorker en el que, a la luz del movimiento, volvió a ver las películas que marcaron su juventud y la de muchos. "En ese entonces, no tenía idea de lo inapropiada que era la escritura de John (Hughes, el director y guionista). Era inexperta y había cosas que en ese momento eran consideradas normales", escribió.

Las cintas de Hughes se hicieron famosas en la década de los 80, pero las que vinieron después, también tienen situaciones problemáticas. En Tienes un mail (1998), la protagonista queda sin trabajo porque la librería que siempre soñó tener es reemplazada por una de cadena y el dueño, es el hombre del que ella se enamora. En Jamás Besada (1999), una periodista finge ser una estudiante de secundaria para revivir su experiencia y termina enamorándose de su profesor, quien cree que es una más de sus estudiantes, y en Cómo Perder a un Hombre en 10 días (2003), ambos terminan enamorándose por una apuesta.

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Tienes un e-mail

(Meg Ryan).[/caption]

"¿Cómo deberíamos sentimos acerca del arte que amamos y desaprobamos? ¿Qué pasa si estamos en la posición de haber ayudado a crearlo? Borrar la historia es un camino peligroso cuando se trata del arte. El cambio es esencial, pero también lo es recordar el pasado, con todas sus transgresiones y barbaridades para que podamos entender lo lejos que hemos llegado y también lo que nos falta.", agregó Ringwald en su columna.

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