Arte cruzando el océano: Centro Cultural La Moneda recibe muestra australiana
Una selección de la Trienal Asia, Australia y el Pacífico, que lleva 25 años en Brisbane, se exhibe hasta el 8 de diciembre.
Son espacios equidistantes los que separan a Chile de Oceanía y Europa, poco más de 12 mil kilómetros por el lado de Pacífico y por el del Atlántico. Sin embargo, por razones más bien políticas, nuestras influencias son más occidentales.
Desde mediados del siglo XX y con la globalización, el conocimiento sobre los que nos une con los pueblos asiáticos se reveló más allá del océano. Hasta el 8 de diciembre, el Centro Cultural La Moneda abre una ventana desplegando una selección de la Trienal Asia, Australia y el Pacífico, evento que se realiza hace 25 años en la Queensland Gallery of Modern Art (QAGOMA), de Brisbane, Australia.
"Esta muestra nos lleva a preguntarnos cuál es el relato que se construye cuando consideramos a aquellas culturas que han estado omitidas o invisibilizadas en el discurso dominante", dice la directora Beatriz Bustos, quien participó en la selección junto a la curadora del QAGOMA, Zara Stanhope.
La exposición plantea un cruce entre artistas contemporáneos y de origen indígena, un sello de la trienal desde su apertura en 1993.
"En realidad desde los años 50 tenemos un legado en Australia de mostrar arte aborigen a la par del arte actual", dice Zara Stanhope. "Eso no quiere decir que todos los temas políticos con las comunidades indígenas estén resueltos en Australia, aún persisten y por eso para muchos de los artistas indígenas su trabajo es político porque muestra sus costumbres. Desde la trienal apoyamos esas voces", agrega quien es parte del consejo asesor del centro cultural y ha curado muestras de artistas chilenos en Melbourne el 2006 y en Auckland, Nueva Zelanda en 2016, junto a Bustos. "Ahora visitaré Rapa Nui y espero poder llevar a artistas a Australia", cuenta.
La muestra reúne 37 obras de 19 artistas entre aquellos provenientes de pueblos indígenas como Palawa, Kunam y Liyagawumirr, además de los Emiratos Árabes, Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Irán, Tailandia y Corea del Sur, entre otros.
La diversidad de territorios se refleja en las materialidades y técnicas, desde esculturas monumentales a pinturas, instalaciones, textiles y videoarte.
En la Sala Andes, destaca una escultura a gran escala de la vietnamita Dinh Q. Le (1968), quien tras vivir en EEUU, huyendo de la guerra de Vietnam, volvió en 1999 y con esta obra ilustra de forma colorida las malformaciones sufridas por cientos de niños producto de las armas químicas de EEUU.
Frente a ella están las 21 armas de madera del neozelandés Chris Charteris, quien reinterpreta las creadas por pueblos ancestrales.
Un textil gigante y un colorido mural del iraní Iman Raad (1979), que rescata la estética e iconografía del Sur de Asia, sirve de unión con la Sala Pacífico, donde destaca la instalación del fallecido artista también de Irán, Hassan Sharif (1951), que pone el acento en el turismo en lugares "exóticos".
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