No suele quedarse a los estrenos de sus filmes. "Un poco por nervios, por tensión", dice Pablo Larraín (1976). Pero este sábado el realizador de Neruda permaneció en la sala: Ema, el octavo largometraje de su trayectoria, debutó en el Festival de Cine de Venecia, y tras la función, los aplausos se extendieron por varios minutos, incluso con parte del público de pie. "Sentí una emoción muy liberadora, fue muy impresionante", dice a Culto.

Los aplausos iban dirigidos al filme y su equipo realizador, pero en especial a Mariana Di Girolamo (1990). La actriz es la gran protagonista de la cinta, y su interpretación se apoya en un elenco que integran Gael García Bernal, Santiago Cabrera y Paola Gianini, entre otros. "Fue un aplauso extenso focalizado en Mariana, una actriz desconocida en un rol de gran intensidad, misterioso y muy poderoso. Ema es una película compleja y logra establecer puentes de empatía a través de ella", afirma Larraín desde Venecia.

Producida por Fábula, la compañía que fundó con su hermano Juan de Dios Larraín, Ema marca el retorno del director al festival en la ciudad de los canales, tres años después de Jackie. Con sus protagonistas femeninas fuertes y un relato de corte subjetivo, ambas películas se comunican entre sí.

Ema se estrenó en Venecia entre dos películas de alto perfil: Ad Astra, con Brad Pitt y Joker con Joaquin Phoenix. Aun así, la actuación de Mariana Di Girolamo capturó a la crítica: "innovadora e inolvidable", según IndieWire; "tiene una presencia absorta y milenaria", comentó Variety.

Ambientada en Valparaíso, la película narra la historia de Ema, una bailarina casada con el coreógrafo de su compañía, Gastón (García Bernal). La pareja adoptó un niño, pero esa adopción resulta mal y ellos devuelven al niño. Finalmente ello desencadenará una crisis incendiaria en Ema.

Con música de Nicolás Jaar, coreografías de José Luis Vidal y fotografía de Sergio Armstrong, la cinta incorpora escenas de baile y erotismo, al ritmo del reggaeton, filmadas con virtuosismo visual, subrayan los críticos.

La película aborda la adopción de manera poco convencional.

Sí, es una película que gira en torno a un tema desconocido, o al menos del que no se habla mucho, que son las adopciones fallidas. En Chile hay un promedio de 10 adopciones fallidas al año. No parece una gran cifra, pero se trata de niños adoptados que no logran adaptarse, y vuelven a ser huérfanos. Ema es una madre que intenta revertir eso, es una bailarina que tiene visiones muy frescas, muy amorosas, y empuja la película con su sicología hasta el final.

¿La película es también un retrato generacional?

Es una mirada desde gente del siglo XX a una generación del siglo XXI, que tiene entre 15 y 20 años menos que yo. Ellos tienen una visión distinta del mundo, y una relación con la familia, la música y el cuerpo muy específica y muy humanista. Una generación en la cual el respeto y la empatía es muy poderosa. Fue lindo descubrir eso, me ayudaron a entender ese proceso los actores más jóvenes. Los códigos en torno al baile están ahí, circunscritos en una ciudad laberíntica como Valparaíso y en el lugar más abierto, que es el puerto.

Al parecer los bailes sensuales y el sexo son aspectos que resaltan

Es una película con ciertas escenas eróticas, más sensuales que sexuales. No hay desnudos, es más interno, sicológico, y eso produce un impacto más fuerte, porque el espectador es quien debe completar la imagen. Y sí hay mucho baile. Ema es un melodrama de suspenso y musical.

Con estreno previsto para el 26 de septiembre en Chile, Ema ha cosechado opiniones divergentes entre la crítica. Mientras IndieWire la consideró "una de las películas más electrizantes del año" y para Screen Daily "la audacia de Larraín nunca ha sido tan libre como en Ema", Variety afirma que la película es "una especie de truco" pero "permanecerá en tu cabeza". Hollywood Reporter, en cambio, la consideró una decepción.

En general la crítica coincide en que es una película arriesgada.

Siento que es distinta, una película en la que me sentí muy libre y que ha tenido reacciones de todo tipo. Me parece interesante y sano cómo estos medios han absorbido la película de distintas maneras. El balance es positivo, incluso la gente a la que no le gustó le produce cierto respeto.

Las críticas son diversas, elogiosas unas y desfavorables otras...

Hay diferentes lecturas. Algunas más profundas, otras más conservadoras o que leyeron la película de una manera distinta a la nuestra. Es natural que una película como Ema provoque cierta división. Es interesante la conversación que ha provocado, no siempre pasa. Más de uno ha conectado a Ema con Jackie y hay un puente entre ellas. El resultado es positivo. La próxima semana vamos al Festival de Toronto y luego San Sebastián, y la película ya se ha vendido a muchos países.