Era la última canción de la noche. Camilo Sesto volvía a los escenarios después de cinco meses guardando luto por la muerte de su padre y quiso cerrar el concierto con "Perdóname". "Está por aquí doña Joaquina, mi madre. ¿Dónde estás?", dijo entonces. El músico español la buscó entre las primeras filas y le lanzó un beso. Luego fijó su mirada en ella y le dijo: "Te voy a dedicar una de mis mejores canciones, para ti solita". Los 16 mil asistentes aplaudieron y las cámaras la enfocaron. Ella le respondió con un beso de vuelta.
Entonces un piano introdujo la canción y Camilo entonó con su portentosa voz: "Perdóname, si pido más de lo que puedo dar/ Si grito cuando yo debo callar/ Si huyo cuando tú me necesitas más./ Perdóname...".
Y no. Simplemente no pudo seguir.
Sobre la base de los instrumentos, Camilo Sesto se volteó y dio la espalda al público, que lo aplaudía rabioso. Luego giró, secándose las lágrimas, mientras la orquesta seguía tocando. No soltó el micrófono y volvió a reincorporarse, a intentarlo. "Perdóname, cuando te digo que no te quiero ya/ Son palabras que nunca sentí/ Que hoy se vuelven contra mí", alcanzó a decir. La música anunciaba el coro y Camilo Sesto parecía repuesto y presto a intentarlo por última vez. Pero su voz volvió a quebrarse.
El público coreaba "Perdóname" mientras Camilo Sesto se apoyaba en el micrófono. No buscaba huir del escenario ni ocultarse. Lloró delante de su público y ni siquiera intentó guardarse las lágrimas. Finalmente, el ídolo español abandonó el escenario, ante el aplauso ensordecedor del público.
La orquesta siguió interpretando la canción, pero todo el mundo sabía que el concierto había culminado. Camilo Sesto salió al escenario a decir adiós al público y las lágrimas no dejaban de brotar de sus ojos. Aunque el fallecido cantante cargaba con un repertorio lleno de emociones, nunca sus canciones habían despertado sentimientos tan genuinos.
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