Probablemente Elvis Presley nunca cantó su Jailhouse Rock tan cerca de un exigente número de contorsionismo. Mucho menos Brian Johnson o Axl Rose con alguno de los estridentes himnos de AC/DC, o Freddie Mercury con su piano e inconfundible voz, vibrando al destemplado ritmo de Bohemian Rhapsody. Sin embargo, el rudo espíritu del rock y la adrenalina del circo se unen ahora en Let's Rock, el espectáculo del Gran Circo de Rusia que mañana debuta en Chile.
En la esquina de las avenidas del Parque y del Cóndor, en Ciudad Empresarial, ya se encuentra la colorida carpa bajo la que ocurrirá la magia. La decoración del lugar transporta a la época de los melenudos rockeros de chaquetas de cuero: hay posters, motocicletas, longplays y otros objetos con estética setentera-ochentera. Allí también se contará, en palabras del autor y director del espectáculo, Alexander Grimailo, la historia de Totti, un payaso con alma de rockero cuya familia circense no tolera los decibeles de sus bandas y canciones favoritas.
"La idea del espectáculo apareció hace mucho tiempo. Años atrás hicimos un show inspirado en la onda hippie en Alemania, en un festival que se llamaba Nietos de niños de flores, donde toda la ciudad de Wiesbaden se vistió con ropa hippie durante unos días y el circo se llenó de flores y cintillos. Se convirtió en uno de los eventos más concurridos de ese año", cuenta Grimailo (1951) a Culto / La Tercera. "El circo te permite, como disciplina, crear diferentes estilos de espectáculo y, por supuesto, había que traer aquí algo de rock. Su música y estilo nunca envejecen, y cualquier nueva generación suele estar enferma por el rock. Es un impulso que cautiva a la juventud", agrega.
El Gran Circo de Rusia es mucho más que un circo. Es la reunión de lo más selecto de este tipo de propuestas escénicas en dicho país, y el show que los trae por primera vez a Chile acogerá a tres de sus más prestigiosas e históricas compañías: el Rosgoscirk, el Gran Circo Estatal de Moscú y el Circo de Nikulin. Más de 50 artistas salen a la pista: coreografiados por el bailarín Pavel Glukhov, ofrecen durante casi dos horas un show que incluye 18 actos circenses tradicionales, desde patinaje y contorsión, hasta trampolines y barras, mientras trazan, al mismo tiempo, un recorrido por casi 20 exitosas canciones y de otras bandas, como Scorpions y Pink Floyd. Todas son interpretadas por una orquesta en vivo.
https://www.youtube.com/watch?v=FLAB0TFhz_w&feature=youtu.be
Con más de 40 años de trayectoria y al menos 20 como payaso, Grimailo ha visto pasar el tiempo sobre esos antiguos y tradicionales circos de carpa y animales en los que fue entrenado cuando era joven. "Lo natural y lógico", apunta, era que estos últimos desaparecieran completamente de escena, y que se derribaran muros hacia otras disciplinas y posibilidades.
"El circo pierde animales gradualmente en todos los países, pues requería una nueva percepción en torno al circo y mostrar nuevas búsquedas. Yo he trabajado con animales muchas veces; tigres, caballos, osos, perros, pero prefiero y considero más urgente trabajar con artistas de cualquier género y estilo", comenta. "El público gradualmente comenzó a acostumbrarse al circo sin animales, y tal es la demanda que nos obliga a buscar otras recepciones cada vez más espectaculares, especialmente para los jóvenes. Y como veo, se hace posible. Eso lo confirma nuestro programa y los otros programas que hago y que he visto. El aburrimiento y la falta de profesionalismo o visión de futuro de los directores mata al circo. En cambio, si está vivo y es moderno, tendrá éxito", agrega.
Estrenado en 2017 en Rusia, y tras presentarse por más de 15 países en todo el mundo, Let's Rock se mantendrá hasta octubre en la Av. Del Parque 4951, Ciudad Empresarial, Huechuraba. Entradas entre los $ 10.350 y $ 48.300.
Escena en expansión
Las ya habituales visitas al país del Cirque du Solei, o recientes y aplaudidos debuts en Chile, como el del Circo Montreal o de la compañía suiza Finzi Pasca y su exquisito montaje La veritá, inspirado en Dalí, dan cuerpo a una oferta que se ha sostenido en los últimos años. Para muchos no amenaza la histórica actividad de los grupos tradicionales chilenos, pero sí abre, incluso aquí, un nuevo espectro de temáticas y públicos; uno quizá más joven, opinante y que exige ver, entre tanta muestra de virtuosismo, temas actuales y miradas sobre el presente.
"Siempre me voy a acordar de cuando trabajé con Andrés Pérez en La consagración de la pobreza (1995), donde se mezclaban el circo y el payaso con el teatro de vocación más social. Eso le dio un atractivo único a la obra", dice el director teatral chileno Sebastián Vila, quien hasta este domingo 15 presenta en el GAM el espectáculo Il Concerto, junto a la compañía Cirkoqoshka. "Lo mismo ocurría en Las 7 vidas del Tony Caluga (1994) o en la Tragicomedia del Ande (2019), de Tryo Teatro Banda, donde la música y el coro están ligados a la actuación. Yo creo que abrir y diversificar las fronteras en las artes escénicas, en este caso del circo, siempre va a ser muy positivo y ocurre cada vez más. Lo que producen es una comunicación muy sana y creativa que hacía falta", agrega.
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Hasta el domingo se presenta Il concerto en el GAM.[/caption]
En un palacio en Papudo, en años de la Colonia, una marquesa con problemas de sueño recibe a dos músicos italianos. Los ha llamado con urgencia y para poner fin a sus noches insomnes, pero ambos no consiguen hacerlo. Los conciertos barrocos y algunas piezas de Purcell, Bach, Vivaldi y Scarlatti inspiraron la historia y música de Il Concerto, donde se funden el humor y la picardía del teatro, con actos de equilibrismo, acrobacia y técnica clown.
"Yo diría que en Il Concerto todos estos aspectos que se refieren al circo están al servicio de una historia, lo que lo liga directamente con el teatro, que como lenguaje siempre está orientado hacia el contarnos una historia, sea de la manera que sea", comenta Vila. "Por tanto, todos los elementos circenses que están en este espectáculo no están porque sí, a diferencia de lo que sí ocurre en el circo tradicional. Allí no tienen una unión entre sí, son más bien números aislado, en cambio aquí están unidos para contarle al público una historia".
El uso de tecnología interactiva y un claro mensaje que promueva la búsqueda de una sabiduría para habitar el planeta en tiempos de crisis, son el núcleo y motor de Ecosofía, el espectáculo de circo contemporáneo que se presentará también en el GAM entre el 26 de septiembre y 6 de octubre.
Dirigida por la Camila Rojas (1987), la puesta entrelaza una serie de cuadros fragmentados a partir de técnicas tradicionales del circo, como equilibrios verticales, juegos icarianos y mano a mano, con sonidos y visuales. En escena se utiliza mapping, una cámara en vivo y un dispositivo llamado Hot Hand USB, un anillo que altera parámetros del sonido (volumen y efectos), en vivo y a partir del movimiento de los artistas arriba del escenario.
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El 26 de septiembre se estrena Ecosofía en el GAM, puesta que combina circo y tecnología.[/caption]
"El circo tradicional estaba asociado un poco a la cosa popular, a los niños y al mero entretenimiento, y yo creo que ellos mantienen un nicho ahí, pero en nuestro caso, al incorporar la tecnología, se expandió a otras audiencias que tienen una nueva manera de visitar el circo. Ya no es solo lo meramente virtuoso y espectacular, sino que lo transforma en una experiencia más sensible y relacionada con la evocación", comenta Rojas. "Lo que me gusta del circo es que justamente no propone un discurso. No pretende dejar un mensaje que moralice al público, aun cuando pueda tenerlo. No intenta ser un panfleto, simplemente nos invita a la contemplación, y en estos tiempos se hace muy necesario salir del espacio de juicio para reconectarnos de otra manera".