Le ofrece su cariño, su idolatría, también su pasión, y está dispuesto a todo con tal que ella no llore. Al menos eso dice Jaime Atria en su canción "La Consentida", una de las cuecas chilenas más conocidas.

Jaime Atria Ramírez era abogado y trabajó como relacionador público, pero su verdadera pasión era la música. Sus géneros predilectos eran el bolero, la ranchera, la balada y, por supuesto, el folclor.

No fue hasta 1961 que alcanzó un alto reconocimiento: ganar la Competencia folclórica del Festival de Viña del Mar con la canción que compuso especialmente para el certamen: "La Consentida", interpretada en la Quinta Vergara por Los Huainas.

Pero, ¿quién era aquella mujer que inspiró su canción más reconocida?

A lo largo de su vida, Jaime Atria dedicó su mayor creación a seis mujeres diferente, todas muy importantes para él, pero solo una era la consentida 'oficial'.

Atria tenía 27 años cuando se casó con Alicia Rosselot. Ambos se conocieron en 1946 cuando ella fue elegida Reina del Turismo de Chile, según contó Rosselot al programa Do Remix (2012) de TVN: "Empezamos a conversar y de ahí no se me despego más", explicó sobre una tarde en que ella se acercó al grupo de amigos que estaba guitarreando afuera de un hotel.

Jaime y Alicia tuvieron cuatro hijas: Alicia, Loreto, Ana María y Cecilia. Atria dedicó su canción a todas ellas, al igual que a la hija de su segundo matrimonio, Magdalena.

Tanto sus hijas como su esposa, fueron muy importantes para el músico y compositor fallecido en marzo de 1984 producto de un cáncer. Cualquiera de ellas podría ostentar el título.

"Hasta donde sé, yo era, pero que me conste o que hayan otras consentidas por ahí escondidas no sé", dijo Alicia Rosselot riendo. Claramente como una broma, porque muestra orgullosa un documento que prueba que se refiere a ella:

Jaime Atria le envió un telegrama a Alicia un verano en que estaban coordinando encontrarse en la casa de un amigo en Papudo. Según contó al programa de TVN, ella llegó antes que él al balneario y recibió el mensaje de su esposo: "Recuerde que usted es mi consentida. -Jaime".

Para ella, esta misiva es un tesoro, aunque no deje de mencionar que duda ser la única: "Iba para todos lados mostrando el telegrama… No sé cuantos más mandó, pero me llegó este a mí porque no sé, era la oficial".