Si hay un aspecto que cruza la carrera de Weezer desde sus inicios en 1992, es la personalidad y visión creativa de su cantante y guitarrista, Rivers Cuomo. Por ello aunque es fácil ceder a la tentación de reducir su obra como un bloque monolítico, lo cierto es que muchos de los discos de la banda californiana no suenan totalmente idénticos. Cierto, hay un montón de guitarras, pero la producción, la narración, la intención ha variado con el tiempo.
Cuomo, un vegetariano estricto que no tiene automóvil y cuyo sueño de niño era ser futbolista profesional (como hijo de ítalo-americano, se crió con el deporte rey), es un tipo obsesivo. Practica meditación a diario y aunque parezca increíble, no escucha mucha música a menudo, según contó a Rolling Stone. En vez de eso, su carrera artística está marcada por una particular cruzada: encontrar las claves de la canción perfecta. Por eso más que compositor, es un explorador de la música.
"Probablemente pase con cualquier intérprete, pero tal vez con la música rock especialmente, el público quiere ver al cantante siendo real y explorando, y no haciendo una rutina ensayada, así que constantemente estoy buscando cosas nuevas para probar -comentó el músico hace algunos años en una entrevista citada por Brainy Cuote-. Tengo mucha curiosidad por ahí, y mi curiosidad me ha llevado a todo tipo de situaciones extrañas".
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Manual para crear un hit
Decidido a encontrar una suerte de pieza definitiva de la creación musical, ha probado varias alternativas. Desde 1999 ha mantenido una Enciclopedia del Pop. Algo así como el Libro gordo de Rivers. Se trata de tres gruesas carpetas anilladas en que detalla sus análisis de canciones de Nirvana, Oasis, Green Day, entre otras, con la esperanza de extraer sus secretos, y hacer inteligibles sus fórmulas.
El músico hizo el mismo examen con el material propio. Las crónicas detallan que, encerrado en su estudio casero, escuchaba una y otra vez listas de temas de Weezer para entender qué hizo que una canción fuera un éxito y otra un fracaso. "Rivers definitivamente calcula todos los 'fractales y factores en la fórmula'", relató el guitarrista Brian Bell a Rolling Stone. "Al menos solía hacerlo, hasta que Rick Rubin [productor varios discos del grupo] apareció y le enseñó como un maestro Jedi a usar la fuerza: 'Confía en tus instintos, joven Skywalker'".
Muchas veces se le ha consultado sobre los resultados sus análisis. Pero él prefiere el silencio. En una entrevista concedida a Vulture, se le preguntó si había descubierto los ganchos que volvieron popular a un tema como "Buddy Holly". Pero su respuesta no aclaró mucho. "Quiero decir, no tengo nada interesante que decir al respecto. Es pegadiza, tiene mucha energía y es divertida de tocar. No es nada que nadie más pueda notar al respecto".
La curatoría del último disco de covers de la agrupación, el llamado Teal Album, reúne piezas de ganchos contagiosos y ciertas frases memorables ("Take on me", "Everybody wants to rule the world"), lo que entrega alguna pistas de sus obsesiones.
https://culto.latercera.com/2019/08/31/brian-bell-guitarrista-weezer/
Pero con los años, y sus diferentes intereses, las ideas corrieron por canales insospechados. Además de los estudios de arte en la universidad de Harvard, el compositor ha tomado cursos de meditación -de hecho, varias veces pospone entrevistas que se topen con sus retiros-, y la informática. Es como si se hubiera dedicado a ser una suerte de asceta de la composición.
Todo ese cruce de datos, reflexión y conocimiento, en tiempos de algoritmos y redes sociales desembocaron en un proceso computacional. Literalmente, él puso su vida en una hoja de cálculo.
A lo largo de los años, Rivers acumuló un montón de ideas de letras, riffs, versos y frases. Las almacenó con cuidado en una planilla excel hasta que las pasó a Google Sheets, el servicio de hojas de cálculo on line. Luego se dio el trabajo -bueno, con ayuda de un asistente- de etiquetar cada idea por número de sílabas y acentos. "Comencé a etiquetarlas para contar las palabras, la rima y dónde caen las tensiones: pentámetro yámbico, lo que sea. Es mucho más fácil buscar, pero es difícil etiquetarlo todo", detalló a Vulture.
Luego, creó un script, o archivo de procesamiento por lotes que le permite agrupar varias etiquetas y de esta forma puede tomar varias palabras y probarlas en diferentes combinaciones. "Me gusta: por ejemplo tienes diez sílabas que riman con cerveza, entonces ahí ves donde cae el acento. También puedo ver a dónde va. Con la función de búsqueda automática, puedo ver las etiquetas para saber si se relacionan con una emoción negativa o positiva, o enojada, triste o política", explicó en la entrevista ya mencionada.
En el fondo, el hombre tras "Say it ain't so" puede usar el gigantesco archivo de varias formas. "A veces funciona como una base de datos como la que he descrito, y a veces es de una inspiración aleatoria, o, a veces, solo surge de cavar muy profundo allí. Voy a tener todas las opciones a mi disposición".
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Más fácil por partes
Pese a lo rígido que suena el proceso, según Cuomo el trabajo con las planillas le resulta cómodo, y asegura, puede ser igual de fresco que la "inspiración" más "tradicional". "Entonces puedo ver qué ideas tienen más probabilidades de encajar entre sí", explicó a Rolling Stone. "Encontraré una idea y será como '¡Whoa! ¡Ni siquiera recuerdo haber hecho esto!'. Es como colaborar conmigo mismo".
Para la música, el artista recurre a listas de Spotify que ha confeccionado por estilo, temas de las letras y emociones asociadas. De allí extrae progresiones de acordes que prueba en casa. Luego se graba tocando las que le han llamado la atención. Sobre estas construye una línea melódica para la voz, a partir del piano. Por eso es imposible no asociar, por ejemplo, "Beverly Hills", con temas como "I love rock & roll" de Joan Jett.
El título para el canción puede elegirse a partir de las ideas que se encuentran en su archivo de frases. Rivers las va probando hasta encontrar alguna que calce con la melodía. En ese sentido no se diferencia mucho de compositores como John Lennon o Gustavo Cerati, quienes también procuraban que el sonido de las palabras guardase relación con la música.
Una vez definido lo anterior, el compositor alista las partes de la obra y graba un demo. Luego se lo envía al productor, el que a su vez se los reenvía a los otros integrantes del cuarteto (Brian Bell, Patrick Wilson y Scott Shriner) quienes preparan sus partes por su cuenta.
Los discos de Weezer desde el White Album (2016) se han grabado a partir del método generado con las planillas de Google Sheets, aunque antes no era muy distinto. Por ello, el grupo no graba junto, como suelen hacerlo otros, sino que cada músico registra su contribución por separado. Un método que, aseguran, les ha resultado más fácil. Solo para Everything Will Be Alright in the End (2013) registraron el material tocando a la vez en la misma sala. Pero no les agradó. "Era como si nadie realmente se estuviera comunicando", recuerda el bajista Scott Shriner en conversación con Rolling Stone.
Algunos de los sencillos creados con el "Plan Cuomo", son "Feels like summer" -en que pasa por su voz por el efecto autotune, muy común en géneros como el trap-, "Do You Wanna Get High?", "Happy Hour", entre otros.
https://www.youtube.com/watch?v=efPWrIvzGgc
Es posible que este método le permita al artista lidiar con la pulsión creativa y su inconformismo crónico. "Muy a menudo termino un álbum y quiero hacer algo totalmente opuesto para el próximo", dijo Cuomo a Los Angeles Times. Y aporta un ejemplo: en el White Album "si cuentas la cantidad de veces que dije 'niña', fue como cientos de veces. Me cansé tanto que en el siguiente álbum, 'Pacific Daydream', no lo usé ni una vez".