Hace exactamente un año, Carlos Núñez (1971) pisaba el país por primera vez y se encontraba con el público chileno en el Teatro Municipal de Ñuñoa. Presentó un repertorio tan espontáneo como preparado. Si bien eran las melodías que ha estudiado e interpretado con pericia a lo largo de su carrera, el músico español no define el orden del programa hasta minutos antes de salir al escenario. Cual cábala, observa primero a la audiencia ya ubicada en sus butacas y luego decide. La fórmula parece ser un éxito, tanto así que ya está de regreso, esta vez en el Teatro Nescafé de las Artes y con más de 40 músicos en escena.
Es probablemente uno de los gaiteros más importantes del mundo. De niño comenzó a tocar la flauta y, pocos años más tarde, se encontró con su instrumento, la gaita. A los 13 años comenzó su colaboración con el conjunto irlandés The Chieftains y ya a los 18 grababa la música para películas como La Isla del Tesoro (1990). Así, llegó a trabajar con el director chileno-español Alejandro Amenábar en Mar Adentro, ganadora de un Oscar a mejor película extranjera en 2004, parte de lo que podrán escuchar los asistentes este sábado.
Su show en 2018 fue un gran ensayo para el que se avecina. En sus palabras, será un viaje en el espacio y tiempo. En el espacio por la conexión que se generará entre músicas de todo el mundo y en el tiempo por el relato de la historia y origen de las melodías. El ejemplo por excelencia será el gran estreno del repertorio celta de Ludwig Van Beethoven.
"Será lo más interesante que haremos en Chile. Aunque pocos saben, Beethoven en sus últimos quince años de carrera compuso más de 150 obras de música celta y tuvo una larga relación con Escocia, Irlanda y Gales. Esto le sirvió para aprender y aportar sistemas novedosos que salían completamente de las estructuras de la música clásica. De alguna forma esa música conecta con la original de Latinoamérica en el tipo de patrones y acordes que los celtas utilizaban, de la misma forma que los Beatles se llenaron de la música inglesa, celta o renacentista para hacer pop", y agrega: "Pero eso en España no se ha hecho. España se ha limitado a copiar a norteamericanos e ingleses, pero no ha habido inspiración en nuestras propias tradiciones. Creo que en Latinoamérica sí, que países como Chile si son conscientes de qué cosas conectan con ese pop inglés o americano que derivó de la música celta".
Es ese de alguna forma el sello que busca plasmar en escena. Más que una propuesta pura en lo musical, su concierto se articula como un relato de cada composición. Un diálogo en el que el Núñez da a conocer fragmentos de su libro La Hermandad de los Celtas, publicado en 2018.
¿De dónde nace el interés por la conexión con Latinoamérica?
Me ha enriquecido muchísimo explorar. Encuentro inspiraciones y visiones para hacer nuevas ideas y música diferente. Cuando tenía 20 años lo celta y lo new age estaba de moda y a través de mis maestros, The Chieftains, tuve acceso a todos los grandes del pop y del rock como los Rolling Stones, Sting, Sinéad O'Connor, Tom Jones y Bob Dylan. Ese contacto generó una curiosidad y querer lo mismo para mi música. Hoy en día todavía hay gente que la conoce solo a través del cine. Por ejemplo, todos saben que los irlandeses protagonizan Titanic, todo el mundo vio Lo que el viento se llevó. En cambio, esta parte de Latinoamérica que conecta la gaita con el mundo celta e hispánico todavía no se conoce, está por estudiarse.
¿Y con Chile?
Las gaitas llegaron a Chile y Latinoamérica prácticamente al mismo tiempo que a Escocia. Imagínate, le dices eso a un escocés o a un chileno y no se lo imaginan ¿verdad? Y lo fascinante es que por toda la zona encontramos ritmos que vienen de la música celta y que de alguna forma se fueron transformando al universo de la guitarra y folklore chileno. Desde la música celta queremos hacer el esfuerzo por conectar y dar a conocer esta filosofía tan antigua que encontramos en la cordillera andina y todo el Pacífico.