Mariana di Girolamo, la nueva e hipnótica musa de Pablo Larraín
Llegó hace dos días desde San Sebastián, y ya el lunes próximo comenzará a rodar una nueva película en Chile. En medio de ensayos, la actriz de 28 años y protagonista de Ema, la esperada cinta del director de No y Neruda que mañana debuta en salas locales, desmenuza cómo fue someterse al método "liberador" del cineasta chileno y trabajar junto a Gael García Bernal. Además, traza líneas hacia el futuro: "Mi deseo es volcarme de lleno al cine y las series", comenta.
"Cortarse y decolorarse el cabello". Ni más ni menos, esa fue la primera y única instrucción que Mariana di Girolamo recibió de parte de Pablo Larraín (1975) a mediados del año pasado. El cineasta chileno acababa de cerrar presentaciones en el extranjero con Jackie (2016), pero tenía ya en mente una nueva película para filmar a su regreso al país. Muy pocos, sin embargo, tendrían más detalles sobre la trama o los personajes de los que el director estaba dispuesto a entregar. Ni siquiera su futura y novata protagonista.
"Pablo no cuenta mucho. La película ni siquiera tenía un nombre previamente. Era una película que hablaba de una mujer libre, y dijo que me iba a tener que cortar el pelo. Esas eran las directrices que yo tenía, pero el nombre Ema yo creo que surge bien encima. Fue una sorpresa", cuenta. "Dije guau, soy la protagonista indiscutible de esta película. Se trata de Ema y yo interpreto a Ema, y la película está retratada también desde el punto de vista de ella. Estoy en todo, en todas las escenas. Ella nos cuenta esta historia".
Así lo recordó la actriz de 28 años, quien esta mañana sostuvo un encuentro con la prensa en un hotel en el barrio Lastarria. Restan solo horas para el estreno local de Ema, la nueva cinta del premiado director de No, El club y Neruda, y aun cuando se expresa con el garbo y la calma de una experimentada diva del cine, en sus palabras se cuelan los nervios y la ansiedad de la primera vez. También algo de cansancio, por cierto: a la semana siguiente de terminar las grabaciones de la teleserie Río oscuro (Canal 13), a fines de agosto, a Mariana di Girolamo le tocó embarcarse en una extensa gira promocional del filme, que la tuvo sobre las alfombras rojas de Venecia, Toronto y San Sebastián. Y no se detendrá: el 11 de octubre estará también en el London Festival, presentando la película.
"Llegué hace dos días y estoy ansiosa. Creo que ya llegó el momento de estrenarla en Chile y ver cómo la va a recibir la gente acá", comenta. "Es una película creada por chilenos, grabada en Chile, en Valparaíso, e insisto, es expectante. Venimos con este recorrido por festivales y no te diré que no ha sido cansador, pero también una experiencia tremenda, maravillosa, de mucho aprendizaje y desafío. Es una película que tampoco ha dejado a nadie indiferente; hay gente a la que le ha gustado, gente a la que la ha removido, gente que ha debatido con ella, pero sea la opinión que tú tengas, no ha dejado a nadie indiferente. Queremos que aquí nos vaya muy bien, que a la gente le guste y se llenen las salas", agrega.
Medios internacionales y especializados, como Variety y The Hollywood Reporter, han descrito la nueva cinta de Larraín -cuyo guion fue coescrito por Guillermo Calderón y Alejandro Moreno- como una "experiencia cinematográfica extraña, colorida, pulsante, loca y totalmente estimulante". Mitad melodrama, y también una especie de filme experimental ligado a la danza, Ema parece desafiar toda categorización.
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Ema (Di Girolamo) y Gastón (Gael García Bernal) son una pareja que devuelve a su hijo adoptado. Crédito: Fábula.[/caption]
Ambientada en Valparaíso, la historia sitúa con desventaja al espectador en relación al relato: cuando conocemos a Ema, la joven bailarina que vive en el puerto, todavía se está recuperando de la decisión que ella y su marido coreógrafo, Gastón (Gael García Bernal), hicieron para devolver a su hijo adoptivo, después de que este último quemara la cara de la hermana de la protagonista. Ema siente que ha cometido un error y persigue a una asistente social para obtener detalles del paradero del menor. Sin embargo, su obsesión por encontrarlo alimentará su comportamiento psicótico y a menudo errático, y tras dejar a su esposo, se sumerge en una exploración del reggaetón por todo el puerto, llevando consigo además un lanzallamas: está dispuesta a prenderle fuego a todo.
"Fue un trabajo que requirió de mucha concentración, sobre todo, y harta comunicación, tanto con el director, como el equipo en general. Mucha concentración en el aquí y el ahora. Nosotros no trabajamos con un guion que nos hayan entregado con mucha anticipación, entonces eso fue lo primordial", comenta la actriz. Y agrega: "Ema también es una artista, es versátil, baila, entonces también hubo entrenamientos en el baile. Fue emocionante y muy gozoso. Si bien es un personaje de ficción y lo tomo como tal, es desafiante también porque es primera vez que yo me enfrentaba a un rol protagónico y en un formato más tradicional. Yo había hecho un par de cosas para realidad virtual, pero estar en cine es trabajar con un Dolly, a una cámara y con plano contra plano. Fueron cosas a las que yo me enfrentaba por primera vez, y por eso fue súper desafiante".
-¿Qué simboliza el fuego en Ema? ¿Quizás su carácter?
Eso es, como el fuego mismo. El fuego es hipnótico, como Ema, y es peligroso al mismo tiempo como Ema. Alrededor del fuego nosotros nos reunimos, y Pablo lo dijo en algún momento: Ema es como sol, que genera atracción y también tiene algo hipnótico, pero es peligroso. A Ema tú la amas, pero tampoco quieres estar tan cerca. No sabes si te quieres involucrar con ella, y allí aparece el elemento del fuego como un elemento simbólico importante, el lanzallamas, el sol, la relación del niño con el fuego. Se insinúa que quizás Ema le enseña a quemar y él termina quemándole la cara a la hermana. Es como el Ave Fénix, brotar de las cenizas. Fue un simbolismo que entendí cuando vi la película y después en las conversaciones con Pablo, porque también la información se nos iba liberando de a poco, quizás nunca. Entonces, al momento de verla yo también me pude crear un juicio con respecto a la película. Y, en lo particular, sostener el lanzallamas fue una experiencia mística. Es un arma de guerra que pesa montones de kilos y tirar ese chorro de fuego es impresionante. (Me enseñó) un equipo especializado de efectos especiales, porque al principio yo tenía un doble que lo hacía por mí. Insistí mucho para poder hacerlo y ahí, con todas las protecciones necesarias, lo hice. Fue impactante.
Anular el método
Nieta del director y dramaturgo Claudio di Girolamo (1929), y sobrina de Claudia (1956), la reconocida actriz de teatro y televisión, la joven egresada de la Escuela de Teatro UC ha tenido un virtuoso y mediático debut artístico: antes de protagonizar la exitosa teleserie Perdona nuestros pecados (2017) de Mega, Mariana di Girolamo compartió el escenario junto a su tía actriz en la versión que Juan Radrigán hizo de La tempestad de Shakespeare, en 2015. Reapareció sobre las tablas con Romeo y Julián (2017), en el Teatro Camilo Henríquez, una reescritura gay de Romeo y Julieta, y actualmente se le ve a través de las pantallas en Río oscuro, la nocturna de Canal 13.
Mucho antes de pensar siquiera en encarnar a Ema, cuenta, la actriz era seguidora de las películas de Pablo Larraín: "El club es de las películas que más me gustan del mundo mundial. Creo que él (Pablo Larraín), en general, se mete en rincones oscuros donde nadie más se mete. No sé, me removió también un tema con la fotografía, me parece un director excepcional, completamente sensible y era un sueño para mí trabajar con él", comenta. "Entonces, cuando me hace esta convocatoria fue maravilloso y le dije que sí, obviamente".
-Según Guillermo Calderón, el germen de Ema estuvo en la idea de que una pareja, un padre o una madre, no pueden devolver a un hijo adoptado, sino que debe volver a darlo en adopción. ¿Qué opinión tiene de lo que sucede en relación a esto en Chile, y cómo lo plantea la película?
Más que una conclusión, es el hecho de que algo así es un hecho muy difícil y catastrófico, tanto para los padres como para el mismo niño. Más que concluir, decir también que es algo que pasa en nuestro en país: cerca del 2% de los niños son devueltos, es un tema que nadie quiere retratar. Es el lado feo de las adopciones, las adopciones fallidas. Es un poquito retratar eso, pero no es una película que pretenda dar un mensaje al respecto o reivindicar nada, sino poner en carne algo que sucede y vemos que es una catástrofe, tanto a nivel de pareja como personal. Y este es el hecho que desencadena la película. La película parte un día después, no vemos los antecedentes ni dinámicas familiares, porque es algo que de dirección se decidió que no iba a ser así. Es más poner en carne algo que sucede, y que es real y que duele.
https://www.youtube.com/watch?v=kPwXkr3F7VU
-Tanto en El club como en Ema no había un guion, pero sí una idea de lo que se quería contar. ¿Qué le aportó ese método de Larraín a la película, y cómo lo enfrentó como actriz?
Yo estaba atacada, porque vengo también del mundo de las teleseries, se nos entrega un montón de capítulos antes, uno lleva las continuidades, sabes de dónde viene y hacia dónde va tu personaje, y aquí eso no era relevante y yo no podía entender cómo íbamos a trabajar. Al principio fue un poco escalofriante pero luego entendí que es súper liberador, porque lo que te queda es concentrarte y conectarte, y no hay más. Entonces, todas las escenas se grabaron como un poco aisladas, y cuando vi el primer corte de la película fue una sorpresa. Yo no sabía cómo se iba a hilar y a contar esta historia, entonces uno hacía cada escena como si fuera la última y la única o la primera, no sé cómo explicarlo. Es un trabajo de mucha confianza, y lo puedes hacer porque es Fábula, es Pablo, es Gael y todo este equipo, que es uno de los mejores de Chile y el mundo. Como te digo, al principio fue atemorizante pero después lo vi como algo liberador. Como bien tú dices, eso le da cierta frescura, viveza y liviandad a la actuación y a la trama dentro de lo densa que puede ser la película.
-¿Cómo fue trabajar junto a Gael García Bernal?, seguro creció viendo sus películas…
Sí, estaba nerviosa y se lo comenté a todo el mundo. Gael quiso conocerme antes, nos juntamos a comer y compartimos opiniones e ideas respecto a cualquier cosa, lo que fue súper bueno para romper el hielo. Me pareció una persona sumamente amorosa, y aprendí mucho también de su goce, porque yo estaba realmente muy nerviosa. Pero ahí solté y después nos volvimos a encontrar en Venecia, nos dimos un abrazo caluroso y fue bacán tenerlo ahí en los junket y en las ruedas de prensa. Siento ahí también un apoyo, porque él tiene tanta e infinita más experiencia que yo. Es mi colega, hoy por hoy.
-¿Tiene ya en carpeta otros proyectos en cine?
De películas en Chile no he tenido conversaciones, pero tuve un par de reuniones y conversaciones con gente de afuera. Nada concreto, pues a mí me importaba también concentrarme en el estreno en Chile, y ya después de eso y de una película que voy a hacer. El lunes parto una película que se llama La Verónica, con Leonardo Medel, un director con el que he hecho películas para realidad virtual junto a su productora que se llama Merced. Pero sí, hay conversaciones importantes. Ya podremos hablar de eso.
-¿Quiere retomar su trabajo en televisión o decidió volcarse más al cine?
Yo nunca digo que nunca voy a hacer algo, porque la vida te da muchas sorpresas. Yo no quería hacer teleseries, por ejemplo, e hice Río oscuro y está bien, son procesos, hay que trabajar y a mí me gusta estar ocupada. Si me preguntas, sí, mi deseo es volcarme más de lleno al cine y las series. No voy a dejar de hacer teatro nunca tampoco, pero por ahora este es también mi deseo.
-Después de la filmación, de su paso por el extranjero y la sobrexposición también, ¿qué siente que cambió en usted?
No lo sé, lo estoy procesando, lo estoy viviendo, pero sí siento que crecí. Siento que es un crecimiento grande, a nivel profesional y personal, y también saber cómo funcionan las cosas afuera, saber lo que quiero y poner límites también está bien. Llegué recién hace dos días, así que vamos de a poco.
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