Diego Lorenzini: "Ya me sentía ridículo diciendo que no era músico"

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Fotos: Jacqueline Riveros.

A tres temporadas de su celebrado segundo disco, el frontman de Tus Amigos Nuevos vuelve con De algo hay que morir, una colección de canciones que coquetean con la trova y la intimidad de un dibujante devenido oficialmente en cantante.


El jet lag está empezando a quedar atrás. Diego Lorenzini (Talca, 1984) espera paciente en las faldas del Cerro Santa Lucía tras haber pasado los últimos meses girando en Europa. Mientras recorría el continente, su banda madre Tus Amigos Nuevos lanzó un demorado tercer disco. A fines de agosto, él también. De algo hay que morir, una colección de diecisiete canciones con presencia del noruego Erlend Øye y créditos locales como Simón Campusano, Rosario Alfonso y Chini Ayarza, perpetúa su sello: tomar la cotidianidad, darle una vuelta y cantarla.

En conversación con Culto, Lorenzini condensa sus últimos tres años.

Adelantaste varias de estas nuevas canciones en vivo, ¿Qué tal el proceso que determinó lo que iba o no en el disco?

Hay algunos cuantos temas que quedaron fuera y fueron parte del mismo proceso que empezó desde que publiqué Pino (2016). Gracias a ese disco empecé a tocar mucho y pude ir probando. Están esas canciones y pude combinarlas con la experiencia que me dio trabajar en la producción de discos como Loza de Niña Tormenta, Arriba es abajo de Chini and the Technicians y Lo primero de Rosario Alfonso.

https://culto.latercera.com/2019/06/09/persistencia-tus-amigos-nuevos/

En este disco contaste con seis colaboraciones, ¿Cómo se fueron dando esos lazos?

En general, esas canciones las compongo y arreglo pensando en ellos. Por eso los invité. En "Mierda", hay una parte al final donde se describe lo que uno quiere ser de otra persona (tararea: "Yo quiero ser tu sangre en el ojo, yo quiero ser tu ají en el poto") y pensaba que la voz de Chini Ayarza podía sumar por el dramatismo y el registro que tiene. Eso me permitía hacerle una segunda voz por abajo y, aunque la melodía ya estaba inventada, metió una armonía al comienzo que es increíble. El resto se fueron dando a partir de la cercanía que tenía con Rosario, Tiare (Niña Tormenta) o Simón (Niños del Cerro). Sus voces tienen cosas que mi voz no tiene y habían momentos en que a las canciones les sumaba mucho ese color. Fue un casting con papeles vistos de antemano.

En "Me voy a Valparaíso" aparece Erlend Øye (Kings of Convenience) y, aunque se conocen hace un par de años y te invitó a girar con él -como parte del colectivo de músicos "La Comitiva"-, ¿Cómo esa amistad se llega a "materializar" en una grabación?

Nos hicimos muy amigos por la gira. Ahí compartimos muchas cosas: dormimos en el mismo bus, estábamos todo el día juntos y él es una persona muy amable. Cuando vino a Chile era nuestro invitado de piedra. Aunque pasamos juntos mucho tiempo libre y jugábamos cartas -por ejemplo- siempre estábamos tocando. Escuchó "Me voy a Valparaíso" cuando nos estábamos recién conociendo y pensó que la canción era un hit. En su momento decía "Me encanta porque idealiza Valparaíso". Tiempo después, él tocó en Valparaíso el mismo fin de semana que yo y lo invité a cantar. Yo no lo había pensado hasta ese momento, pero que un talquino y un noruego la toquen expande ese sentimiento. Aunque él tenga una muy buena pronunciación en español, le agrega ese saborcito de alguien que es foráneo.

De ahí me picó el bichito de invitarlo pero pasó mucho tiempo después. Él estaba en Santiago en una gira junto a José González y me dijo "Bueno, pero no sé si voy a alcanzar". Iba a grabar un lunes, el mismo día en que iba a tomar el avión. Hasta la noche antes no sabía si iría al estudio. Eso fue muy divertido porque le dije a Merci (co-productor del disco) "Mira, quizás mañana venga Erlend a grabar pero no sé, tengamos un plab b". Pero llegó y grabó sus voces. Y tal como Chini me regaló esa armonía, él puso las trompetas que aparecen al final.

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Foto: Jacqueline Riveros.

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¿Qué tal los tres meses en Europa?, ¿Compusiste nueva música en el camino?

Sí, y tuve cuatro fechas en donde pude tocar. Aunque lo que hice principalmente fue presentar el cortometraje animado Extrañas Criaturas (Cristobal León - Cristina Sitja) [Nota de la redacción: ganador del SANFIC 2019 a mejor corto] en donde realicé el diseño sonoro. Eso implicó hacer que la música respondiera a los movimientos de los personajes. Lo que yo hice fue grabar sonidos y luego los "dañé" pasándolos por cintas, pixelandolos, arruinando la calidad del sonido pero con fines plásticos. Entonces el resultado es algo que se siente antiguo pero sin ningún filtro digital.

El sonido está hecho en 5.1 y lo mezclamos con un ingeniero de sonido en un cine. Eso fue muy entretenido porque la mezcla está hecha para cinco parlantes distintos y los personajes se mueven con el sonido a través de la sala. El corto aún tiene un par de festivales que recorrer pero es muy probable que luego de un tiempo se libere al público.

Tus amigos nuevos

Con tu banda tuvieron una especie de "receso" luego de haber conseguido cosas como tocar en Lollapalooza, ¿Resentiste esa pausa en algún momento?

No lo resentí, pero ninguno esperaba que las cosas se dieran como se dieron. Para bien y para mal. Nosotros empezamos a tocar cuando éramos bastante grandecitos, sobre todo para tocar la música que hacíamos. Manu, Javier, Leo y yo nos estábamos dando un gustito pero ya teníamos sobre treinta años.

Algunos ya formaron familia, hijos, trabajos estables…

Claro, entonces fue muy lindo vivir eso juntos a una edad improbable, solo por el hecho de no habernos conocido antes. Por esto también el nombre de la banda. Algunas exigencias relacionadas de la banda se hicieron muy difíciles de asumir al mismo tiempo por los cuatro. Porque claro, había trabajos de por medio y familias que empezaron a crecer mientras íbamos avanzando. Lo pasamos muy bien tocando y es algo que nos hace muy bien, nos alimenta. La prioridad ahora es hacer material. Como no teníamos tiempo para tocar, hacer prensa e ir a festivales, decidimos solo componer. Por eso nos retiramos.

El proceso fue muy largo, tuvo momentos muy lindos pero también muchos problemas personales de cada uno por separado. Ya somos grandes y las exigencias de la vida hicieron que nos demorarámos más de lo planeado. Hubieron viajes y ciertos proyectos que, como buenos amigos, fueron respaldados por todos. Si el disco tenía que demorarse más, se iba a demorar. Lo importante no era empezar a hacer las cosas por hacerlas, o porque se nos pedía. Creo que este disco (Persisten, 2019) carga con eso. Se puede leer la tensión que hay en cada uno de responder y complementarse.

Entonces, la idea es seguir grabando discos con la banda...

Se nos está calentando el hocico para poder grabar otro disco, experimentando nuevas formas. Quizás, en tres o cuatros años nuestras circunstancias sean distintas y tengamos tiempo de tocar más. A mí me encantaría que eso ocurriera, han sido una escuela tremenda como músico y también a modo emocional.

El tercer disco de Tus Amigos Nuevos será presentado el próximo 11 de octubre en el Laboratorio Ciudadano (Av. La Paz, 482). "La idea es honrar la espera de quienes nos quieran escuchar. Sabemos que algo pasa cuando estamos los cuatro arriba de un escenario", adelanta.

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Foto: Jacqueline Riveros.[/caption]

Música y letra, por Lorenzini

¿Cuándo te empezaste a sentir músico?, ¿sentiste ese punto de inflexión?

Yo creo que pasó entre Triunfo Moral (2015) y Pino (2016). Ya me sentía ridículo diciendo que no era músico, pedante. Antes era algo que decía genuinamente y, hasta ese punto lo era, pero luego ya estaba tocando un montón y oportunidades que para muchas personas son un sueño. Era muy mal agradecido de mi parte no hacerse cargo y que el no tener formación no implica no creerse el cuento.

Personalmente me siento incómodo cuando alguien me dice algo positivo porque no sé cómo reaccionar, pero llega un momento en donde uno no está correspondiendo a esas personas genuinamente interesadas. No es que uno llegue y diga "Mira, lo que yo hice en este disco", eso es completamente desubicado y de un egocentrismo enorme, pero si es importante para alguien hay que aceptar los halagos con la mayor honestidad.

En tus discos solistas las letras son muy personales, ¿qué tan distinto llega ser el borrador a lo que terminas grabando?

Yo soy muy aguja con los detalles de las letras. A veces un pequeño artículo para mí es súper, súper importante que sea de una forma y no de otra. Hay momentos en donde una canción está casi terminada y cuando la toco en vivo entro con la duda si son o no las palabras correctas. Hay varias que tienen diferencias con lo que salió en el disco porque tiendo a corregir.

Para mí, las letras tienen que ser naturales y con el lenguaje que normalmente ocupo. Me interesan canciones que se sientan cercanas, como si fueran improvisadas. A veces, el truco está en cambiar de orden una estrofa o de intercambiar una palabra por otra. Eso permite que tengan más de un significado a la vez que es algo que, personalmente, me interesa mucho. La letra no necesariamente tiene que decir lo que dicta tu expectativa y eso es algo que este disco tiene. Me di el lujo de jugar mucho con ellas.

https://culto.latercera.com/2017/01/30/erlend-oye-este-show-quienes-peleado-fuego-los-heroes/

¿Qué referencias puedes identificar en De algo hay que morir?

Musicalmente son tres: Lorde, Rosalía y Mauricio Redolés. Pero las tomo en términos generales, más que de un sonido, si no que para tomar ciertas decisiones. Además, ciertas estrategias de Felo me parecen súper interesantes a la hora de poder generar humor.

¿Felo?, ¿En la forma de sus entonaciones, en que las cosas te tomen por sorpresa?

Claro. Eso me gusta muchísimo. Él es muy hábil. Sus canciones más célebres tienen siempre un juego con las expectativas. Me pasa similar con Tata Barahona y con Mauricio Redolés, al que yo siento más cercano. Ese humor está al servicio de presentar temas que de otra forma serían muy difíciles de abordar en la canción.

¿Y qué hay de Rosalía y Lorde?

En sus primeras canciones, Lorde hacía mucho con muy poco y creo que en Rosalía también hay eso. Existe una abstracción que se completa con lo que el espectador conoce. Hay muchas cosas que uno escucha y no están ahí. Eso me interesa. No sé si lo logré o no, pero sí traté de administrar esa energía musical.

https://open.spotify.com/album/2MF220KUPbPWEjh59nPFEK?si=9atOWF0pRP6Wfz69Mviddw

De algo hay que morir tendrá su presentación oficial el próximo sábado 25 de octubre en el teatro principal de Matucana 100. Las entradas ya se encuentran agotadas.

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