Sucedió durante la filmación de Nueva York, Nueva York (1977). No mucho después de terminar esa película Martin Scorsese terminó hospitalizado, culpa de la cocaína y el estrés, y se prometió a sí mismo que no dirigiría otra vez.

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Casi en sus cuarenta, Scorsese ya había filmado varias películas, entre esas Taxi driver (1976), esta sobre un excombatiente solitario y mentalmente inestable que trabaja como taxista en medio de la turbia vida nocturna de Nueva York.

Fue entonces cuando Robert De Niro, quien había interpretado a Travis Bickle en Taxi driver, entró a su habitación del hospital y le tiró algo sobre la cama.

"Tú sabes que podríamos hacer esta", le dijo De Niro a Scorsese, quien tomó el guión y lo leyó.

Y claro: aquel guión que terminó convertido en Toro salvaje (1980) y salvó a Scorsese.

(Eso y, por supuesto, dejar de jalar cocaína.)

Hoy Toro salvaje es una de las cintas más aplaudidas y recordadas de Scorsese.

Y es, también, la segunda de una suerte de trilogía involuntaria.

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Esa trilogía que comienza con Taxi driver, sigue con Toro salvaje y finaliza con El rey de la comedia, película que Scorsese dirigiría, de hecho, luego de Toro salvaje.

El rey de la comedia es una cinta que en su momento los estudios no querían que se estrenase, pero que hoy, en la era de la celebridad instantánea, funciona, entretiene y hasta aterra un poco. Tal como Taxi driver y Toro salvaje, El rey de la comedia es sobre un personaje falto de amor que delira y termina por mezclar realidad con ficción.

Y que culpa de aquel delirio se empeña en ser reconocido por los demás.

Aunque sea por un par de minutos.

O en palabras de Rupert Pupkin, el protagonista de El rey de la comedia: "Mejor ser rey por una noche que idiota por toda la vida".

https://www.youtube.com/watch?v=0wVhCCo02P4

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El personaje de Robert De Niro se llama Rupert Pupkin y busca esos quince minutos de fama prometidos por Andy Warhol.

Esa es su meta: ser un comediante famoso.

Por el momento, eso sí, Pupkin se contenta con un set para un programa de entrevistas en su sótano; ahí se sienta noche tras noche, mantiene conversaciones con recortes de cartón de tamaño natural de Liza Minnelli y Jerry Langford, a quien en un momento de la película raptará para poder pedir, a cambio, que lo dejen hacer su rutina de comediante en el programa de este.

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El rey de la comedia parte con Jerry Langford (interpretado por Jerry Lewis) encerrado en su propia fama: al salir de su programa de televisión una tundra de freaks y fanáticos lo esperan. Por eso corre a la limusina. Se sube. Aunque (mala suerte) adentro uno de esos desaforados fans lo espera; es Masha, quien volverá a aparecer en la película y dice amar a Langford más que a cualquier persona en este mundo.

Y Masha lo acosa y Langford se desespera. Porque este sabe que la fama tiene un lado peligroso. De hecho, el que está presenciando.

Es ahí cuando Rupert Pupkin (De Niro) lo ayuda. Pupkin salva a Jerry Langford de Masha y los otros fanáticos. Pero también se sube al auto. Y pese a que Langford no quiere que vaya con el en la limusina, finalmente no le queda otra: Pupkin ha ganado. Está cerca de la fama. Durante el breve trayecto Pupkin le pedirá a Jerry un favor. O más bien le confesará algo: él también quiere ser famoso. Y no solo eso: él nació para ser famoso. "Bueno, tienes que empezar desde abajo", le responde Jerry Langford. "Lo sé", responde Rupert Pupkin. "Ahí es donde estoy, en la parte inferior." Y Jerry Langford ríe: "Ese es el lugar perfecto para comenzar".

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La vida de Rupert Pupkin consiste en esperar. Pupkin espera afuera de las puertas del escenario, afuera de los edificios de oficinas, en las salas de espera y en las cabinas telefónicas. Todo para que la gente lo tome en cuenta; es decir, para que los demás le presten atención. Y por eso mismo Pupkin colecciona autógrafos: porque solo la televisión llena su vacío existencial. Y de ahí que busque a sus amigos "Liza" y "Jerry" y quiera pertenecer a esa "familia" televisiva, aquella familia que proyecta, a través de las pantallas, falsa felicidad y amistad.

"¿Por qué yo no? ¿Por qué no?", se pregunta en un momento Pupkin. "Uno puede obtener lo que quiera siempre que pague el precio. ¿Qué está mal con eso? Cosas más extrañas han sucedido".

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Hay una escena en Joker, la esperada nueva película sobre el archienemigo de Batman, en que queda claro que esta será, entre otras cosas, un homenaje a El rey de la comedia.

El personaje interpretado por Joaquin Phoenix (Arthur Fleck o el futuro Joker) está viendo el programa de un tal Murray Franklin en la televisión. Y no sabemos si el siguiente diálogo sucede en su cabeza o no, pero va así:

"Y finalmente, en un mundo donde todos piensan que pueden hacer mi trabajo", dice Murray Franklin, "miren a este tipo".

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Entonces vemos a Arthur Fleck en el escenario. Y este, feliz, le cuenta: "Cuando era niño y le decía a la gente que iba a ser comediante, todos se reían de mí. Bueno, nadie se está riendo ahora".

"Amigo", le responde Murray Franklin, como asegurándole de que ahora sí es famoso; "amigo, puedes decir eso otra vez".

Y la audiencia se ríe.

Joker es la historia de Arthur Fleck (Joaquin Phoenix), un comediante fallido y enloquecido —culpa en parte de que la sociedad no lo haya entendido—, quien se convierte en el Joker o Guasón. Todo esto, como se sabe, traerá crimen y caos en Gotham City, la ciudad de Batman o Bruce Wayne.

(Aunque Batman no aparece en Joker.)

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En la escena de arriba Arthur Fleck se imagina a sí mismo en un programa de televisión: es el show de Murray Franklin, un animador interpretado por Robert De Niro, lo cual, claro, hace más obvio que homenaje a El rey de la comedia. "Mi madre siempre me dice que sonría y ponga una cara feliz. Ella me dijo que mi propósito era traer risas y alegría al mundo", dice, en un momento del tráiler, Fleck. Y más adelante: "¿Soy solo yo, o se está volviendo más loco todo el mundo?"

https://www.youtube.com/watch?v=-qqXbdAFcZU

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"Lo que tenemos aquí es un retrato agonizante de personas solitarias y enojadas con sus emociones reprimidas", escribió el crítico Roger Ebert, en el libro Scorsese por Ebert, sobre El rey de la comedia. "Esta es una película que parece lista para explotar, pero de alguna manera nunca lo hace".

Lo cierto es que Scorsese primero no quiso filmar El rey de la comedia. El guionista Paul D. Zimmerman le ofreció la idea; pero el director pasó.

"Luego comencé a ver que no se trataba de un secuestro, sino del rechazo", le Scorsese dijo en una entrevista a Ebert. "Este requería un nuevo estilo visual. Soy conocido por mi cámara en movimiento. Normalmente estoy por todos lados".

De ahí que El rey de la comedia sea una de las cintas más tranquilas (en cuanto a tomas) de aquel periodo de Scorsese. No hay tanto canto y energía como en Nueva York, Nueva York. Ni tomas desplazadas como en Taxi driver. Aun así, El rey de la comedia tiene momentos gloriosos, como este en que Pupkin se imagina frente a una audiencia de televisión:

https://www.youtube.com/watch?v=vL_xEL_5PRQ

El rey de la comedia se estrenó el primero de enero de 1983 y no le fue muy bien. Roger Ebert, sin ir más lejos, fue uno de los tantos críticos que no se decidió. Asegura Ebert que por mucho tiempo se sintió inseguro: no es que no le gustara, sino que algo le incomodaba respecto a El rey de la comedia. "Esta es una película sobre el rechazo, con un héroe que nunca admite que ha sido rechazado", escribió. "Y, por lo tanto, no hay una liberación cómica ni trágica, solo el aplazamiento del dolor".

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Esta es una anti-comedia: uno se ríe hacia adentro, un poco atemorizado. Y no proyecta una muy buena imagen de la cultura mediática. Al contrario: El rey de la comedia es obviamente una crítica a ese culto de la fama que hoy, en el año 2019 y gracias a Internet, se ha intensificado.

El rey de la comedia es una cinta en la que todos están solos: tanto Pupkin como Langford viven en sus respectivos mundos aislados. Puede que uno sea famoso y el otro no, pero al final del día ambos llegan a sus casas y no hay nadie. "La cantidad de rechazo en esta película es horrible", le dijo Scorsese a Ebert. "Hay escenas que casi no puedo ver. Hay una escena en la que alguien le dice a Pupkin: '¡Te odio!' Y Rupert asiente y responde: '¡Ah, ya veo, claro, no quieres volver a verme!'.

Por su parte, la historia del Joker es la de alguien que ha sido maltratado por la sociedad; alguien que culpa de eso decide volverse un criminal para llamar la atención de esa misma sociedad que le ha dado la espalda.

"Gotham ha perdido el rumbo", dice en un momento Thomas Wayne (el padre de Bruce Wayne). "¿Qué clase de cobarde haría algo tan frío? Alguien que se esconde detrás de una máscara".

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El comediante de Scorsese es igualmente un criminal: Rupert Pupkin rapta alguien para así cumplir su sueño: ser una estrella de televisión. Pupkin también está dispuesto a todo, empezando por traspasar la ley y decepcionar a un par de personas.

Tanto el Joker como Pupkin son retratos de la soledad contemporánea. Esa soledad que la cultura pop retrata, y que de alguna forma intenta acompañar.

Aunque hoy, más que nunca tal vez, queda claro que los principales consumidores de la cultura pop son seres solitarios, cuando no faltos de cariños. Personas a la espera de que alguien perciba sus existencias, aunque ese alguien tal vez no sea más que el reflejo de una pantalla.

"A lo largo de mi vida siempre ni siquiera he sabido si realmente existo", dice el personaje de Phoenix casi convertido en el Joker. "Pero ahora sí la gente también ha comenzado a darse cuenta de mi existencia".

https://www.youtube.com/watch?v=-v43poxxKlI