En Corea del Sur, la lucha de clases está lejos de acabarse. Más bien está a punto de empezar. La empobrecida familia de Kim Ki-taek apenas tiene para llegar a fin de mes, pero intempestivamente encuentra un camino hacia la salvación: su hijo menor comienza a hacerle clases de inglés a una muchacha de gran abolengo familiar. La paga es buena, pero lo mejor es que Ki-taek y los suyos encontrarán la oportunidad de usufructuar de todos los bienes en casa de los acomodados Park. Serán, como dice el título de esta película, unos parásitos.
Acida e incómoda, Parasite ganó por decisión unánime del jurado la Palma de Oro en el último Festival de Cannes y está en este momento en el primer lugar entre las favoritas para quedarse con el Oscar a la Mejor película internacional. La cinta del realizador surcoreano Bong Joon-ho (Okja) es una clara preferida de los críticos y el portal Indiewire la ubicó entre las cinco con más posibilidades junto a la española Dolor y gloria, la rusa Beanpole, la senegalesa Atlantics y la francesa Los miserables.
Conocido hasta este año como Oscar extranjero, el galardón debe finalmente decidirse entre cinco largometrajes en la ceremonia del 9 de febrero. Antes, sin embargo, hay una preselección de 10 largometrajes a mediados de diciembre. El camino de Parasite hacia el Oscar es largo, pero es, después de todo, el mismo que debió recorrer la chilena Una mujer fantástica hace dos años, cuando se registró el récord de 92 postulantes.
Aunque la producción coreana tiene el apoyo de los críticos, en el mundo de los Oscar la última palabra a veces no tiene que ver con los críticos. Son los más de siete mil miembros de la Academia de Hollywood los que deciden y sus inclinaciones pueden perfectamente preferir una película menos incómoda y corrosiva. Pueden preferir, por ejemplo, Dolor y gloria, la celebrada cinta de Pedro Almodóvar, que obtuvo también en Cannes el premio a Mejor actor para Antonio Banderas.
Estrenada en julio en Chile, la obra del manchego cuenta una historia entrañable y parcialmente autobiográfica: un cineasta está en el ocaso de su carrera y vive acongojado por diversos achaques. Se sabe que a Hollywood le encantan las historias personales y, en ese sentido, la cinta española podría ser una carta ganadora.
Este año, el plazo fatal para presentar películas fue el lunes pasado, con filmes de países que nunca habían participado, entre ellos Ghana, Uzbekistán, Nigeria y Uganda. En total, la Academia de Hollywood recibió 89 postulaciones al Oscar.
Chile, que el año pasado presentó Y de pronto... el amanecer de Silvio Caiozzi, postuló este año a Araña, la obra de Andrés Wood sobre tres ex miembros del grupo de extrema derecha Patria y Libertad que se enfrentan a su pasado radical.
https://culto.latercera.com/2019/09/10/postulacion-chile-arana-oscar/
Giles y monos
Entre los países latinoamericanos asoman cuatro naciones con cintas que podrían optar a la selección final: Argentina, Brasil, Colombia y México. El primero nominó a La odisea de los giles, trabajo de Sebastián Borenzstein protagonizado por Ricardo Darín, que este año llevó más de un millón de espectadores en salas de su país. Basada en la novela La noche de la Usina de Eduardo Sacheri, relata la encrucijada económica y anímica de una serie de personajes estafados durante la crisis conocida como "el corralito" en la Argentina del 2001. Se estrena, a propósito, la próxima semana en Chile.
Colombia apuesta por un largometraje mucho más en la línea autoral que la comercial propuesta trasandina: lo suyo es Monos, el celebrado filme de Alejandro Landes que ganó el World Cinema Dramatic Special Jury Award en el último Festival de Sundance, y que se interna en la historia de unos chicos guerrilleros en la selva.
México, que el año pasado logró por primera vez este Oscar con Roma, ahora eligió como candidata a La camerista, una comedia agridulce de Lila Avilés sobre una mucama de hotel.
Brasil, por su parte, nominó a La vida invisible de Eurídice Gusmão, obra de Karim Aïnouz basada en la novela homónima de Martha Batalha que cuenta la existencia paralela de dos hermanas pianistas en el Río de Janeiro de los años 50, sin saber una de la otra.
El largometraje brasileño ganó la competencia Una Cierta Mirada del último Festival de Cannes, donde también participó Los miserables, del francés nacido en Mali Ladj Ly, triunfador en ese encuentro con el Premio del Jurado. Este es, además, el representante de Francia al Oscar: sin tener que ver directamente con la conocida novela de Víctor Hugo, Los miserables describe la vida difícil y peligrosa de un grupo de hijos de inmigrantes en un barrio periférico de París.
Otras dos producciones internacionales con posibilidades también proceden de la cantera de Canes. La rusa Beanpole, de Kantemir Balagov, es la dramática historia de una joven madre en la Leningrado de 1945, tras la Segunda Guerra Mundial. Este filme ganó Mejor director en Una Cierta Mirada de Cannes, donde la senegalesa Atlantics de Mati Diop logró el Gran Premio del Jurado.
Esta es una narración ambientada en un futuro no muy lejano, que mezcla una historia de amor contrariado y migración fallida.