En las afueras de Madrid, en un barrio de residencias señoriales, se encuentra la casa que comparten Isabel Presley y Mario Vargas Llosa. En la entrada principal un mayordomo recibe al periodista colombiano Felipe Restrepo (1978), quien va a entrevistarse con el Premio Nobel peruano. Restrepo cruza varios salones elegantes, decorados con cuadros y muebles antiguos antes de llegar a la biblioteca. Entonces aparece Vargas Llosa y lo saluda afectuosamente. "Viste una camisa clara, un suéter deportivo, pantalones de pana azul y mocasines de cuero. Camina erguido, con seguridad: tiene un aire a algún actor de la era dorada de Hollywood", observa el periodista.
Publicada en marzo de 2018, la entrevista con Vargas Llosa fue la portada de la revista colombiana Gatopardo. Realizada a lo largo de varios días, la conversación es una muestra del estilo de Gatopardo: historias de largo aliento que profundizan en temas, personajes y conflictos de la región.
"Gatopardo es una revista que tiene 20 años y en todo este tiempo se ha convertido en referente de un tipo de periodismo, que es el periodismo narrativo, un periodismo que tiene como vocación contar historias", dice Felipe Restrepo en conversación con Culto, director de la revista y quien acaba de visitar Chile, invitado por la Universidad Alberto Hurtado.
Fundada en Colombia en 1999 y con sede en México desde 2006, Gatopardo ha logrado visibilidad y reconocimiento a través de historia atractivas, desarrolladas en profundidad y a menudo escritas por destacados autores y cronistas. Autor del libro 16 retratos excéntricos, Restrepo agrega otro aspecto: "Me gusta pensar en la revista como un espacio de discusión de temas comunes a Latinoamérica, de temas comunes y de historias que si bien a veces son locales pueden tener relevancia en todos los territorios".
A distancia del periodismo cotidiano, Gatopardo busca explorar en los pliegues y los matices que se esconden tras los conflictos o los personajes. Entre sus influencias, el director menciona a los autores del Nuevo periodismo americano (Truman Capote, Joan Didion, Gay Talese), así como a los narradores del boom latinoamericano, como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, quienes también practicaron el periodismo. Destaca también a la generación de cronistas de Leila Guerriero, Juan Villoro y Martín Caparrós, maestros de la generación actual de cronistas de la región.
Con las herramientas de la literatura y los materiales que ofrece el reporteo, el periodismo narrativo otorga a sus historias la forma de un relato. Ese cruce es el que interesa también a Felipe Restrepo, quien estudió literatura antes de escribir crónicas y perfiles. "Nos han dicho que el periodismo y la literatura son dos oficios que van en paralelo, pero a mí me gusta pensarlos como oficios perpendiculares, que tienen cruces", dice. "Y estudiar estos cruces me interesó desde joven, y por eso me formé en letras pero siempre trabajando en medios, en periodismo informativo, y el entender estos dos lenguajes, el aprender de esos dos lenguajes me ha llevado a hacer lo que hago ahora", agrega.
Nacida como revista en papel, Gatopardo cuenta hoy con plataforma web donde ofrece versiones audiovisuales de sus reportajes y utiliza las redes sociales para difundir sus contenidos. Cualquiera sea el formato, Restrepo aboga por cultivar un periodismo de calidad.