En primera instancia, el comité selector de música de Breaking Bad no quería que Walter White se despidiera con "Baby blue" de Badfinger, pero el criterio de Vince Gilligan, el creador de la serie, terminó imponiéndose y la canción fue la última en acompañar al moribundo profesor transformado en capo de la metanfetamina. La escena en cuestión ya forma parte del imaginario pop, con el hombre también conocido como Heisenberg tirado en el piso de un laboratorio, herido de muerte mientras suena "Baby blue", un tema de 1971 que ya había sido utilizado por Martin Scorsese en la banda sonora de The Departed, pero que en la serie de AMC encontró su uso más icónico.

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En la visión de Gilligan, se trataba de la canción perfecta para el adiós del histórico personaje. El cantante de Badfinger, Pete Ham, escribió la letra para hablar de un amor que, a causa de su rutina como músico, nunca prosperó a pesar de su intensidad. "Supongo que obtuve lo que merecía", entona Ham, y aunque las líneas estaban dirigidas originalmente a una mujer, su significado cambia en el contexto de Breaking Bad, donde "el amor que sentí por ti, nena azul" deja de ser romántico para transformarse en una frase acerca de White y su compleja relación con el cristal azul. Como amante de la ciencia, el celebrado protagonista nunca deja de sentir amor por su máxima creación, a pesar de la ruina que le trae y de que termina costándole la vida.

Luego de sonar en el episodio final de la serie, "Felina", el legado de los británicos fue redescubierto y los streams de la canción aumentaron en un nueve mil por ciento en las primeras horas tras la emisión del capítulo. En iTunes, que en paz descanse, vendió cinco mil copias en un día luego de pasar años sin despachar más de mil a la semana. "Baby blue", en todo caso, nunca fue una canción tan oscura: en su momento llegó al puesto 14 de Billboard, dándole a Badfinger su último single en el top veinte estadounidense, un conteo al que accedieron varias veces, precedidos por su fama de ser continuadores del trabajo de los Beatles, prácticamente sus padrinos.

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Tras la disolución de los Fab Four, su sello, Apple, firmó a Badfinger y Paul McCartney los asesoró como compositor y productor, un rol que también cumpliría George Harrison. Para la banda, la asociación con los Beatles pronto pasaría de ser un plus a volverse una carga. La gente se iba desilusionada de sus conciertos porque esperaba ver a McCartney o Harrison como invitados, y los enredos corporativos de Apple los terminarían perjudicando gravemente, al punto de que los ejecutivos de la compañía ni siquiera se dieron cuenta del potencial de "Baby blue" y nunca la editaron como single en el Reino Unido.

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El trágico destino de Walter White fue musicalizado por un grupo de sino igualmente dramático. Agobiado por los magros resultados económicos de su música, que nunca se condecían con los elogios recibidos por ser básicamente el eslabón perdido entre la banda más grande de todos los tiempos y la generación del power pop, el cantante Pete Ham se ahorcó en 1975, poco antes de cumplir 28 años. En su nota suicida, trata de bastardo al manager que los dejó sin fondos. Sin poder recuperarse de la pérdida, y tras una serie de conflictos ligados al reparto de royalties, su principal socio creativo, Tom Evans, también se quitó la vida. Al menos, con su póstuma aparición en Breaking Bad, Badfinger tuvo una pequeña revancha en casa y "Baby blue" al fin logró colarse en las listas británicas, 42 años después de su lanzamiento.

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