El cartel prometía un hito. Dos jornadas de música nacional, para el sábado 5 y el domingo 6 de octubre en la Medialuna de Rancagua, con todos los ilustres de la escena chilena reunidos, como Los Tres, Manuel García, Ana Tijoux, Glup!, Lucybell, Santaferia, Francisca Valenzuela, DrefQuila y Paloma Mami. Un evento que además promovía la descentralización y la igualdad de género, con un cartel paritario que había sido publicitado profusamente por sus organizadores como señal de identidad.
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Pero el viernes 4 por la noche, casi 12 horas antes de su inicio, todo se fue al piso. La Intendencia Regional de O'Higgins decidió cancelar La Cumbre debido a que sus organizadores, la productora Osyos -encabezada por Juan Andrés Ossandón, responsable de todas las ediciones que se han hecho del espectáculo desde 2007-, no pudieron proveer los 180 guardias exigidos para la instancia.
Además, según la entidad, se detectaron graves problemas sanitarios que impedían aún más su realización. La noticia se conoció mientras varios músicos probaban sonido en el recinto.
Osyos respondió con un comunicado explicando que habían sucumbido frente a otros eventos gratuitos que "fueron socavando las bases de nuestra propuesta", que el apoyo económico de la Municipalidad de Rancagua había sido insuficiente y que un importante aporte financiero se había caído a última hora. Por lo demás, la Cumbre ya acumulaba tropiezos: en un principio había sido anunciada para enero en el Club Hípico, luego se postergó para mayo en el mismo sitio, para finalmente terminar en la versión abortada del pasado fin de semana.
Culto habló con varios trabajadores involucrados en la iniciativa y que se desmarcan de las palabras de Osyos y, en particular, de Ossandón. "No es verdad lo que ahí se dice", postulan.
Miyuki Mabe, productora técnica del festival, profundiza: "También somos víctimas y estamos afectados, como los proveedores y músicos". Alejandra Miranda, encargada de comunicaciones, añade: "No sucumbimos, estuvimos hasta última instancia intentado salvar La Cumbre".
Según los involucrados, el proyecto fracasó porque no se realizaron parte importante de los pagos básicos -desde proveedores hasta músicos- y porque nunca existió claridad con respecto a los dineros que llegaron desde distintas fuentes, como sponsors o la misma municipalidad.
El productor general, Sebastián Pino, acota: "Necesité acceso a la caja, pero nunca lo tuve. Era importante conocer los dineros que había. En una reunión le pregunté a Ossandón por las platas que puso Cerveza Escudo para La Cumbre que no se hizo en enero. 'Olvídate de esa plata, Sebita, ya no existe', me dijo. Llegó el mes del evento y no había flujo de dineros. En ese momento debí bajarme del proyecto, pero la gente de Rancagua me pidió que me quedara".
Cerveza Escudo traspasó a Osyos $60 millones divididos en dos partes: $30 millones para La Cumbre de enero, que fue aplazada, y los otros $30 millones para la de octubre. Ossandón puntualiza:
"Los primeros $30 millones se ocuparon en publicidad, anticipos del venue y sueldos de La Cumbre de enero. Los segundos 30 se invirtieron en el pre-show de La Cumbre de Rancagua".
Pino añade que contaban con $50 millones entregados por el municipio de Rancagua y que él mismo consiguió de manera gratuita la medialuna donde se haría el encuentro. Eduardo Soto, alcalde de Rancagua, lo corrobora: "Recibimos 4.200 entradas que fueron repartidas en colegios, equivalentes a los 50 millones de pesos que les entregamos. Les facilitamos el recinto, queríamos tener un evento de música chilena. La sensación es de decepción. Hicimos la presentación de una medida precautoria prejudicial para recuperar el monto que el municipio invirtió".
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El cartel de La Cumbre 2019.[/caption]
Más entuertos
Por otro lado, y según puntualiza Pino, las marcas involucradas -Viña Santa Rita, Pisco 1733, Ron Barceló, Cerveza Escudo y Mister Big- entregaron importantes sumas, aunque recalca que nunca tuvo acceso a ellas. Ossandón responde: "Todos (esos montos) eran muy menores en términos de plata. Hicieron anticipos solamente, la mayoría pagaba luego del show. Todo ingreso que tuvimos cubrió gastos previos al festival: proveedores, permisos, seguros, artistas".
Jorge Curihual, mánager de Los Tres, comenta: "Fue una excusa barata que por culpa de 'eventos gratuitos' La Cumbre no se pudo realizar. Habíamos soportado dos cancelaciones anteriores. Debimos asumir gastos por llegar a la prueba de sonido: técnicos, transporte, viáticos. Confiamos en Ossandón y en el proyecto, porque le hace bien a la música chilena. Pudimos hacer otra fecha en otro lugar, pero privilegiamos La Cumbre. Ossandón no ha dado respuesta por nuestro pago, tiene que hacerse responsable, él es el culpable. Le envié un mail y hasta el momento ni un 'hola'. Jugó con el dinero de los demás". Otros representantes de músicos también aseguran que no se les pagó ni adelantos ni menos el total de lo pactado.
Cristóbal González, mánager de Santaferia, revela que, por priorizar La Cumbre, perdieron tres fechas. Luciano Rojas, guitarrista de Saiko, asevera: "La irresponsabilidad de gente descriteriada en la organización perjudica al movimiento chileno. Productores de este tipo, que tienen la sinvergüenzura de decir públicamente 'sin fines de lucro', son una burla a la voluntad de la producción técnica y artística".
Por su parte, desde la empresa de seguridad que haría esa labor, PPSB Seguridad, detallan: "El contrato firmado por la productora jamás fue enviado, así como tampoco se cumplieron los planes de pago comprometidos originalmente. Como empresa de servicios insistimos innumerables veces en una fecha límite para entregar los abonos correspondientes al trabajo a realizar".
Según Pino, para poner en marcha a los responsables de seguridad se necesitaban $16 millones. Él pidió un adelanto a la ticketera (Ticketplus). "Pero cuando lo hice, me dijeron que ya nos habían pasado $43 millones. Me enteré en ese momento. Nunca entendí: había marcas, platas y el flujo siempre fue por goteo". Ossandón responde: "El adelanto de la ticketera fue el año pasado, de cara a La Cumbre de enero. Entró en el financiamiento de todo lo previo a esa fecha. Todas las platas que llegaron son consistentes con los gastos hechos esos días".
Los eventos gratuitos
Josefa Silva, coordinadora de los 15 food trucks que tendría el lugar, relata que cada uno de ellos transfirió $1 millón. En tanto, también se montaría una feria de artesanos, con siete puestos, los que cancelaron $100 mil de forma anticipada.
El equipo que estaba en terreno puntualiza que trabajó sin insumos básicos, como agua y alimentos. Tampoco disponían de un viático para pagar un lugar donde pasar la noche: consiguieron alojamiento en Rancagua, el que pretendían reembolsar tras el show. "Me enteré de un montón de cosas que pasó mi gente allá, gente que no tuvo donde dormir... No entiendo cómo llegamos a tener este circuito tan cortado", comenta Ossandón.
Luego sigue: "Puse a la venta la marca durante el viernes, le hablé a Farkas, llegué a un nivel de locura absurda, estaba desesperado porque nos podían botar el festival, que terminó sucumbiendo porque el intendente no quiso ayudarnos. En la cuenta corriente de Osyos no hay ni un peso, en mi cuenta personal lo mismo. Quedaron montones de deudas, hay gente que tuvo pagos, pero hay un montón que probablemente no los va a tener, eso nos mortifica. Probablemente yo no tengo cómo llegar a fin de mes".
Muchos nombres de la escena nacional también están molestos con la alusión de Osyos a los eventos gratuitos que supuestamente boicotearon su proyecto; ello en dardo directo al Día de la Música Chilena organizado por la SCD justo el pasado fin de semana, con espectáculos sin entradas en Santiago, Chillán y La Serena.
Horacio Salinas, presidente de la SCD, responde: "El Día de la Música es de primera importancia para SCD, ignorar eso es una irresponsabilidad. Estos eventos estaban programados con antelación. Culparnos por algo que fracasa, luego de varios intentos fallidos, es un chiste de pésimo gusto".
https://culto.latercera.com/2019/10/05/la-cumbre-culpa/