Cuando la nostalgia se ha vuelto el impulso que mueve la pesada rueda de la industria, hay quienes prefieren mirar hacia la incomodidad del futuro. En tiempos de giras de reunión, aniversarios de añosos discos, o simplemente lucir atuendos que guiñen, coquetos, a las páginas amarillentas de las revistas de moda del pasado, hay artistas que optan por el menos glamoroso presente.
Tal es el caso de Kaiser Chiefs. La banda que surgió a comienzos del nuevo milenio y alcanzó notoriedad gracias a singles muy efectivos como "Ruby" y "Never miss a beat" -ambas incluidas en el songtrack del juego Pro Evolution Soccer 2010-, marcó un punto respecto a sus colegas. Mientras otros organizan giras conmemorativas, los de Leeds -hinchas furiosos del equipo que hoy adiestra el "Loco" Bielsa- prefieren guardar una cuidada distancia.
"En un mundo donde todos salen en un tour para celebrar el séptimo aniversario de su primer disco...no quiero hacerlo", admitió el cantante Ricky Wilson, cuando, en julio del corriente, NME les preguntó si harían una gira por los quince años que cumplió su disco debut, Employment (2004).
"Prefiero hacer un año girando Duck -el disco que publicaron en 2019-. Creo que sería más divertido, para nosotros y para el público. Somos una de esas bandas donde si la estamos pasando bien, entonces todos los demás la están pasando bien", agregó.
"Nunca me gusta decir nunca porque quizás terminamos haciéndolo y luego alguien nos llamará, pero sentimos que no era el momento adecuado", agregó el bajista Simon Rix. "Cuando Employment tenía 10 años solo pensamos: 'Bueno, ¿por qué haríamos eso?' Quizás cuando tenga 25 años nos animemos".
Lo curioso, es que precisamente la generación de los primeros 2000 se caracterizó por una relectura de códigos del pasado. Todos, de alguna manera tomaron las lecciones del garage, el post punk y los riffs de la era jurásica del rock. Esos jóvenes que crecieron entre la caída del muro de Berlín, la tormenta del desierto y las gambetas de Dennis Bergkamp, pensaron que volver hacia atrás era mejor idea que ese presente, en que algunos se apuraban en vociferar el fin de la historia.
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Kaiser Chiefs[/caption]
Si los Strokes tomaron a Television, Kings of Leon a Creedence Clearwater Revival y The Rapture a Happy Mondays, el mix que ofreció Kaiser Chiefs en su primer álbum parecía sacado de la colección de vinilos del Dj de CBGB, el legendario club neoyorkino. A ello le agregaron algunos sonidos de moog y efectos extraños que suelen ser apreciados por los melómanos.
La explosiva "I predict a riot", que se refiere a la hora de cierre para los pubs en el Reino Unido, combinaba la energía punk con un pulso que invita a la pista de baile. Su letra, llena de imágenes, volvía sobre el uso de la cultura pop inglesa que había quedado en el aire gracias al pop sin complejos de Blur y la altanería de los Gallagher.
https://www.youtube.com/watch?v=hamKl-su8PE
Pero en esta reencarnación del nuevo milenio, el lenguaje era distinto. Era lanzar al rock a la pista de baile. Por ello no es extraño que, además de los de Leeds, se sumaran otros discos notables como los debuts de Franz Ferdinand, Kasabian, The Killers, Bloc Party, entre otros, mientras Pete Doherty se preocupaba más de generar ruido fuera del escenario que dentro del mismo.
Pero guiños aparte, la fórmula de Kaiser Chiefs radica en el entusiasmo. Cada pieza parece transmitir urgencia. Cada efecto parece sacado de una tarde de juegos con los instrumentos. Cada canción trata de ser un himno en potencia. Esa es una de las críticas que se les solía hacer. "Hay mucha variedad en el material, con diferentes ritmos y sensaciones rítmicas, pero cada canción se aborda con el mismo tipo de entusiasmo directo que las demás, un enfoque que se vuelve agotador", escribió el crítico Joe Tangari en Pitchfork. En efecto temas como "Highroyds" o "Na Na Na Na Naa", bien podrían pasar como descartes de Blur para algún distraído.
Al final, se trata del exceso. De hacer del entusiasmo el motor de las cosas. Solo ello explica la posición expectante que la banda eligió frente a su pasado. Eso resume también sus poderosas actuaciones en vivo, tal como se apreció durante en su última presentación en el país (2016), en el escenario de La Cúpula.
Con las canciones de su nuevo álbum, Duck, que de alguna forma actualiza la fórmula, el grupo no abandona su gusto por los ritmos de pulsos acelerados, los coros con vocación de estadio y los ganchos sonoros. Porque más que un sonido, lo suyo es actitud. Y eso no justifica una gira de aniversario. Tal vez sea mejor así.
https://www.youtube.com/watch?v=qObzgUfCl28