Hace casi dos décadas, el trío de piano, bajo y batería estadounidense The Bad Plus debutó en el mundo discográfico con un álbum que tenía por título el nombre de la banda y cuyo primer tema era una versión de Knowing me, knowing you de Abba. Había una canción estándar como Blue Moon, varias creaciones propias y en la mitad del disco irrumpía una deconstrucción demoledora de Smells like teen spirit, de Nirvana.
El álbum, del año 2000, removió la escena de jazz en Estados Unidos, les aseguró un automático grupo de seguidores y significó que el disco aquel fuera su debut y despedida con el sello independiente catalán Fresh Sound New Talent: la multinacional Sony Music los fichó inmediatamente para publicar cuatro nuevos discos y un pequeño gran culto se abrió en la reducida, pero fiel legión de seguidores del jazz.
The Bad Plus, que desde hace dos años tiene a un nuevo pianista (Orrin Evans en reemplazo del miembro fundador Ethan Iverson), visita por primera vez Chile esta semana para presentarse en el 5° Festival ChileJazz. Como siempre, se trata de un encuentro multirregional (Coquimbo, Santiago, Valparaíso, Concepción, Frutillar) y precisamente en la tarde de este lunes 14 tenían su primer encuentro con el público chileno en la Plaza Vicuña Mackenna de Coquimbo.
La oferta de ChileJazz es amplia y es además apta para bolsillos sin dinero: no se paga entrada, salvo las fechas específicas en el Teatro Municipal de Santiago y el Teatro del Lago de Frutillar. El resto es gratis, previo retiro de entradas cuando lo amerire (más información en festivalchilejazz.com). El trío jazzístico de Minnesota integrado por Reid Anderson en bajo, David King en batería y Orrin Evans en piano toca el martes 15 en el Club Thelonious, el miércoles 16 en el Teatro Regional del Bío-Bío (junto a Simón González Cuarteto) y el jueves 17 en el Teatro Municipal de Valparaíso (junto a Congreso y Quintessence).
La otra visita internacional de esta edición de ChileJazz es el Gonzalo Rubalcaba Trio, liderado por el gran pianista cubano Gonzalo Rubalcaba (1963). La formación se presentará el viernes 18 en el Teatro Municipal y el sábado 19 en el Teatro del Lago, jornadas en que también estará el pianista argentino Hernán Jacinto y el trío de guitarra, bajo y batería formado por los chilenos Nicolás Vera, Pablo Menares y Félix Lecaros.
Desde su hogar en Estados Unidos, Reid Anderson conversa con Culto.
¿Ha cambiado mucho el sonido de The Bad Plus desde que hace dos año el pianista Ethan Iverson dejó el grupo?
Yo diría que el sonido de la banda se basa en lo que cada uno de nosotros hace con su propio instrumento. Siempre buscamos que la música suene propia, más allá de si los temas son nuestros o no. Creo que la fortaleza de The Bad Plus es que es capaz de mantener su personalidad, aunque al mismo tiempo se ha podido recargar de la energía positiva de la llegada de Orrin Evans en piano, quien ha aportado su especial swing al grupo. Aún así, seguimos siendo The Bad Plus.
¿Puede adelantarnos algo de cómo será el show en Chile?
Si. Tocaremos temas del nuevo disco Activate Infinity, que será publicado justamente el 25 de octubre. Desde que Orrin Evans se unió al grupo hemos compuesto varios temas con él, pero por otro lado tenemos una trayectoria de 20 años y 15 discos que nos harán recurrir a mucho material de esa época.
¿Por qué desde sus primeros discos se interesaron en interpretar canciones de bandas como Nirvana, Radiohead o Queen, por citar sólo tres?
Antes que nada debo decir que somos compositores, pero aún así es evidente que muchos nos conocen por las versiones que hemos hecho de temas rock o pop. Creo que la ventaja de interpretar este tipo de canciones es que no hay una fórmula para hacerlo. Es muy diferente de lo que sucede, por ejemplo, con un tema estándar del jazz, del que todos pueden conocer su desarrollo, incluyendo nosotros mismos Lleva mucha historia en sí mismo. En cambio, si interpretamos una canción de Nirvana, debemos encontrar una nueva forma de abordarla. Además, muchos de estos temas son parte de nuestra cultura. Crecimos con ellos, de la misma manera que el público que nos puede ver. Son temas tan populares que eso nos da la libertad de ir lo más lejos posible en la improvisación: el público nunca se olvidará de dónde parte todo.
The Bad Plus tiene un impresionante historial de presentaciones en vivo, más que el promedio de grupos jazz incluso, ¿Qué sensaciones les otorga un concierto?
Creo que en esencia somos una banda de presentaciones en vivo. Más que un grupo que graba discos. Respondemos al estímulo de tocar ante un público y a las improvisaciones que logramos en aquellos conciertos. Por otro lado, registrar un álbum es para nosotros otra manera de tocar en vivo, pero con la única diferencia de que no hay público.
Llevan 19 años tocando y recién hace dos años se fue el pianista Ethan Iverson, ¿Cómo han logrado esta cohesión?
Antes que nada tengo que decir que con David King (el baterista del grupo) nos conocemos desde los 15 años. Crecimos juntos y tenemos una relación muy profunda y fuerte. Siempre nos hemos enfocado en mantener viva la música. Creemos en la música y disfrutamos creándola. Tengo que decir que cuando Ethan Iverson dejó el conjunto, llegó alguien a quien conocíamos desde hace mucho tiempo también, alguien que de alguna manera era un amigo, como Orrin Evans. Eso dice mucho de cómo funciona nuestro grupo, que es básicamente una banda que depende de las relaciones humanas y duraderas,
¿Cómo fue la experiencia de grabar con el saxofonista Joshua Redman el disco The Bad Plus/Joshua Redman?
Grandiosa. Es un músico notable, pero lo mejor es que él nunca perdió de vista que éramos una banda. Es decir, no impuso su estilo ni nada por el estilo, sino que se acopló muy naturalmente al sonido de The Bad Plus
¿Qué opina de la actual escena del jazz en Estados Unidos en comparación a 20 años atrás, cuando ustedes empezaban?
Creo que es bastante saludable. La gente siente que debe expresarse y que no necesariamente tiene que estar clasificada dentro de un estilo de música, como si se tratara de cajas que todo lo dividen y clasifican. También hay un renovado interés por participar en bandas, en grupos de música. No sólo se trata de solistas
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