"Me han amenazado de muerte tres veces, pero el resto ha sido mucho apoyo", dice Claudio Valenzuela.

Hace cinco días, cuando el conflicto en Chile escalaba, las protestas se intensificaban y los militares salían nuevamente a la calle, el vocalista de Lucybell decidió que era hora de actuar. Dice que fue algo espontáneo, visceral: tras aterrizar en Santiago luego de un show solista en Calama y al ver las imágenes que pasaba la televisión esa mañana de sábado, el músico se levantó y caminó hasta Plaza Baquedano para encarar a los uniformados que resguardaban el sector.

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Su grito de "¡Fuera!", con su voz profunda característica, fue captado por cámaras de TV y usuarios de redes sociales. De alguna forma, se transformó en un símbolo de algo, en el primer artista nacional que emprendía una acción concreta en la calle.

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"Cuando vi que los militares habían entrado en escena, para mí en lo personal, que viví toda la dictadura, que peleé por la democracia siendo estudiante, donde nos dispararon, donde amigos fueron desparecidos, donde gente que conocí muy bien ya no está... fue un poco incomprensible", explica el cantautor a Culto desde Estados Unidos, donde vive la mitad del tiempo.

Desde allá sigue con preocupación y extremo detalle cómo se han desarrollado los hechos en el país a partir de aquella mañana de sábado. Y también las reacciones y los comentarios que ha recibido desde que encaró a los uniformados en Plaza Italia, junto a otras personas que llegaron al lugar, como el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, y el diputado Gabriel Boric.

"Fue algo bastante personal", asegura. "Sin pensarlo me vestí, me levanté y fui caminando solo a Plaza Italia, sin más plan que decirles 'fuera', sin ofenderlos ni maltratarlos, simplemente decirles que no está bien", explica.

Y luego profundiza en las razones de su acción: "Sacar a los militares a reprimir me pareció una medida muy adelantada, extrema e innecesaria, que violenta a la gente. Si tú ves lo que pasa en Hong Kong, por ejemplo, llevan más de un mes (de protestas) y aún no sacan a los militares a reprimir a la gente".

Para Valenzuela, nacido en 1969, estudiante del Liceo Maipú y licenciado en Artes con mención en Sonido en la Universidad de Chile -donde hace casi tres décadas formó el grupo Lucybell- y coetáneo de diversos políticos a quienes conoció en sus días en la FECH, el regreso del Estado de Excepción y de las Fuerzas Armadas a la calle tiene múltiples significados y conexiones con su historia personal.

"Es algo que en Chile ya vivimos durante años. Yo crecí como niño con ese miedo interno a todo. Yo era el que prendía las velas para el toque de queda, me escondía en el baño porque venían los balazos… crecimos con ese miedo. Soy de una generación, que comparto con varios políticos que ahora están bien sentados con sus buenos sueldos, que los conocí peleando por la democracia, y todos somos parte de una generación que creció con miedo. Y no quiero que ese miedo siga", comenta.

"Cuando me paré frente a los militares, más que miedo tenía pena. Más que rabia, me da pena, porque sabía lo que esto iba a producir. Sabía que era inevitable, pero también que había que empezar a poner la cara, que una cosa es que las fuerzas de orden tengan que controlar este tipo de cosas, pero sacar a los militares sabemos que nunca ha tenido buenos resultados, ni aquí ni en ninguna parte", añade.

El intérprete de Peces, uno de los más de 150 músicos que enviaron una carta al presidente Piñera para pedir detener el lenguaje bélico y desmilitarizar las calles, conoce de cerca las diversas aristas de las demandas sociales y lo que hoy se vive en las calles de Chile. "Mi madre tiene una jubilación de 40 lucas, por ejemplo, y eso es irrisorio", dice. "Esperamos que haya una respuesta sensata y no un voladero de humo. La gente no es tonta, si no hay respuesta clara y seria del gobierno esto no va a parar".

Pero al mismo tiempo, paradójicamente, tiene familiares que son militares, por lo que -según explica- entiende también la posición de las fuerzas armadas: "Yo tengo 50 años y ese día vi a jóvenes que podrían ser mis hijos parados ahí, que podrían incluso ser mis mismos sobrinos, que son militares, y creo que la mayoría no quiere estar ahí".

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