Claudio Parra y Álvaro Henríquez se dan un abrazo fraterno en una estrecha y caótica carpa improvisada como camarín. Los Jaivas y Los Tres, dos instituciones esenciales del cancionero nacional del siglo XX, acaban de tocar en conjunto, pero no en un estadio multitudinario, ni en un festival de dimensiones kilométricas, ni en una fiesta veraniega para la televisión: lo hicieron en la plaza Juan XXIII, un pequeño espacio refugiado entre palmeras en la esquina de Antonio Varas con Nueva Providencia y hasta donde llegaron anoche para coronar el acto ¡Qué no nos callen!, en apoyo a las movilizaciones ciudadanas de los últimos días.

Ambas agrupaciones se unieron en una tarima de dimensiones acotadas, con una amplificación elemental que incluso por unos minutos se cortó (cuando Los Tres estaban a pleno interpretando He barrido el sol) y que apenas se podía mirar desde la lejanía, con gente montada en los árboles, los postes de la luz y las señaléticas del tránsito. Atrás del escenario, como un testigo silente del estallido, el busto de Arturo Prat enclavado en la mitad del recinto se elevaba sobre los músicos.

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Foto: José Escobar.[/caption]

Cerca de un millar de personas atiborraron una cumbre musical armada sobre la hora y que no se publicitó ni por los medios ni por las redes sociales; aunque la cita tuvo difusión durante el día -ya que partió a las 11 horas y también vio pasar a otros ilustres como Princesa Alba, Fernando Milagros o Pedropiedra-, el mano a mano de Los Jaivas y Los Tres se mantuvo como una suerte de secreto.

O sólo para los más enterados: el animador de la velada, vecino del sector, comentó un par de veces que se venían ambas bandas, pero que ojalá se divulgara con prudencia, "para que no quede la escoba". En la carpa levantada como backstage, un papelógrafo escrito con plumón negro anunciaba los horarios de los músicos, estableciendo efectivamente que a las 20 horas Álvaro Henríquez, Roberto "Titae" Lindl, Juanita Parra, Mario Mutis, Claudio Parra y Francisco Bosco serían uno solo.

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Foto: José Escobar.[/caption]

"Todo esto se armó de la nada, una invitación que empezó muy de a poco, pero estamos muy contentos de poder estar acá con la gente, acompañándola en estos días", dice Henríquez a Culto tras finalizar la presentación.

¿Cómo ha vivido el estallido social de los últimos días en el país?

Me parece que es muy bueno todo lo que está pasando y estamos muy felices de venir a tocar aquí también, para la gente que está en ésa, consciente de todo lo que está pasando. La verdad, todo esto es muy bueno, porque estamos todos en la misma.

¿Cómo ha sido para usted, que fue joven en los 80, revivir el toque de queda o la presencia de militares en las calles?

Eso ha sido lo peor de todo esto, el toque de queda, los militares… revivir eso ha sido muy fuerte. Pero, por otro lado, creo que la gente ha sido increíble cómo se ha portado. Impresionante. Así que estoy muy contento y orgulloso de mi país también. Y también de Concepción, que en estos procesos sociales siempre ha sido punta de lanza.

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Foto: José Escobar.[/caption]

Celebrando con The Beatles

Pese al vínculo del cantante con lo que está sucediendo, el viernes 18 de octubre en que todo explotó no estaba en Chile. Y su agenda tampoco giraba alrededor de la política o de las calles: el autor de "Déjate caer" estaba en la ciudad inglesa de Liverpool celebrando los 50 años de edad que justo cumplió ese día, como una manera de autofestejarse en la tierra donde nacieron John, Paul, George y Ringo, los Fab Four que marcan hasta hoy su existencia.

De hecho, en esa turbulenta jornada, cuando en las plataformas digitales se multiplicaban las imágenes de protestas o estaciones del metro en llamas, el músico marcaba una pequeña diferencia subiendo a instagram fotografías que lo mostraban en las afueras de la casa de nacimiento de Lennon o en la finca Strawberry Field que inspiró uno de los clásicos mayúsculos de The Beatles.

"Claro, justo coincidió", rememora. "Estaba allá, pero pendiente de todo lo que se vivía en Chile", cierra el cantautor.

https://www.instagram.com/p/B3x-072HbK6/

Y al menos en Santiago, en su presentación de anoche se dio tiempo para tocar La primera vez (con mucho de los presentes mencionando a Sebastián Piñera cuando llegaba el turno de "nunca he deseado mal a nadie/ esta es mi/ primera vez"), La Torre de Babel, He barrido el sol (saboteado por ese desperfecto eléctrico que hizo que la gente igual siguiera cantando cuando los micrófonos ya no funcionaban) y El pueblo unido jamás será vencido, la versión para el himno de Quilapayún que viene cantando desde principios de los 2000 en su ya lejana y desaparecida era a bordo de Pettinellis.

Luego, llegó el minuto de invitar a Los Jaivas. La histórica dupla partió con la cueca La vida que yo he pasado (por minutos, todo fue una réplica de la Yein Fonda, sólo faltaban los anticuchos), para después rematar con Sube a nacer conmigo hermano y Todos juntos.

El cierre más apropiado para uno de esos encuentros que con los años de seguro adquirirá musculatura mitológica. Y todo en una pequeña plaza en la mitad de Providencia.