El cineasta Raúl Ruiz era un defensor de la oblicuidad del lenguaje chileno y acostumbraba a bromear cuando sus compatriotas respondían "sí, pero no" o cuando decían algo que significaba exactamente lo contrario. Hizo del habla vernácula la columna de varias de sus películas, entre ellas Tres tristes tigres, Nadie dijo nada y sobre todo Diálogos de exiliados, sobre las inconducentes conversaciones de un grupo de desterrados políticos que en 1974 vivía como podía en París.
Aquella memorable película le granjeó el rechazo de sus camaradas socialistas, pero a la larga todos saben que la mirada de Ruiz fue más lejos. Tres años después, pero ya en francés y en color, creó el cortometraje Coloquio de perros, la triste historia de una niña adoptada intercalada con escenas de perros ladrando: mientras los humanos eran apenas fotos, los canes se movían con la música de fondo de sus ladridos. Tal vez le recordaban a Chile, tierra universal del quiltro.
Este domingo, en el frontis del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), un grupo de intelectuales y artistas se reunieron frente a un generoso público para reflexionar, razonar y discutir sobre las movilizaciones de la última semana en Chile. La iniciativa nació del colectivo cultural Tres Tristes Tigres, que los juntó bajo el nombre juguetón de Coloquio de Perros. Lo harán todas las semanas y lo integran la artista plástica Laura Estévez, el poeta Sebastián Herrera y el cineasta Fernando Guzzoni.
El director de la película Jesús dice a Culto: "Esto surgió porque se necesitan intérpretes y poner en discusión". Y detalla: "Un poco pensando que estos días han sido como la aceleración del tiempo histórico y hay una urgencia por reunirse, por pensar, por dialogar".
En el coloquio se habló de política, de enfermedades, de constitución del 80, pero bastante también de palabras. Las mismas que, según Raúl Ruiz, los chilenos utilizan de manera tan particular y que en estos momentos adquieren significados insospechados.
"Volvería a la palabra 'pueblo', partió su alocución Raúl Zurita "Me acuerdo perfectamente cuando alguien la reemplazó por 'ciudadano' o 'ciudadanos'. Era algo así como 'no hablemos de la palabra pueblo, porque la expresión asusta a la gente, asusta a la derecha, ¡Qué diablos será este 'pueblo'! ¿El mismo pueblo citado por Salvador Allende en su discurso final? Había que reemplazar esa oscura expresión por 'ciudadano'. Pero ahora parece que también 'ciudadano' les salió amenazante y la cambiaron por 'gente', con toda esa carga individualista. Y luego, de pronto, soy solamente 'yo'. Todo se reduce a que los problemas son los míos y que los debo resolver solos".
Cuando le toca el turno al actor Alejandro Goic (El club), tal vez el más visible y político en su gremio, recalca el término "vínculo", acompañado de otro más preciso: "vinculante". "La palabra viene de atar, de unir. Por eso, cualquier proceso constituyente de participación efectiva de los ciudadanos tiene que ser vinculante. Ya Macron en Francia recogió las opiniones de sus ciudadanos, aunque las decisiones finales en la institucionalidad ya las conocemos".
Alejandro Goic, como Raúl Zurita, es de varias generaciones anteriores los protagonistas de las manifestaciones de hoy. Dice que la marcha del viernes 25 de octubre fue un estallido de "alegría", pero aclara que fue "un estallido de alegría combatiente, alegría dura, alegría dolida".
Ya finalizado el debate conversa brevemente con Culto y le da un crédito especial a la imaginería colectiva. "La cultura está en sintonía con lo que pasa. No sé si se han fijado en la cantidad de memes, carteles y consignas nuevas que revelan el profundo ingenio y creatividad del pueblo chileno. La cultura no sólo se expresa través de intelectuales, sino que también con gente cantando "El baile de los que sobran", "El derecho de vivir en paz" o "Adiós general".
Hace tres meses dijo a Culto que el debate en el país era de un nivel paupérrimo, ¿como está ahora?
Evidentemente se elevó. Pero además decía que la discusión era interesadamente paupérrima. Por el contrario la discusión que se ha generado en la última semana ha sido una inyección de vitalidad impresionante. Ahora, lo que espero es que ese debate tome su curso como corresponde y como ha sido siempre en Chile.
¿Cómo ha sido ?
Quiero decir que en Chile siempre hemos peleado mucho y hubo una época en que estuvo un Eduardo Frei Montalva, un Salvador Allende. Es decir, tremendos tipos. No sé si esta movilización del viernes fue efectivamente la más grande. No sé si superó a la de Salvador Allende cuando ganó el 4 de septiembre de 1970. Aquellas proclamaciones de candidatos eran enormes. Santiago tenía la cuarta parte de la población de ahora, pero creo que en las concentraciones en favor de Allende se juntaba fácilmente sobre el millón de personas y en las del candidato Radomiro Tomic un millón también.