En el número 7047 de la Avenida Franklin en Los Ángeles, California; se ubica el hotel Highland Gardens. No es un hotel cinco estrellas, pero cuenta con lo necesario para visitar la ciudad californiana: habitaciones y baños limpios, desayuno, conexión wifi y solo 11 minutos de distancia del Paseo de la Fama de Hollywood.
Hace 50 años, se caracterizaba por esa misma simpleza -sin wifi, claro- y tenía por nombre Landmark Motor Hotel. Fue ese el lugar elegido por la cantante Janis Joplin para hospedarse unos días mientras trabajaba en su álbum Pearl, obra que la cantante no alcanzó a ver publicado.
Con fecha de lanzamiento el 11 de enero de 1971, fue la despedida musical de una artista de 27 años considerada referente femenina del rock y el blues de los 60. Una sobredosis de heroína le quitó la vida en la habitación 105 del hotel californiano, donde su única compañía fueron una cajetilla de cigarros y una inyección mortal.
El plan original era completamente diferente.
Pearl en proceso
Janis Joplin no grabó álbumes de estudio en solitario. Entre 1967 y 1968, trabajó con la banda Big Brother and the Holding Company, con quienes grabó y publicó dos discos: Big Brother & the Holding Company (1967) y Cheap Thrills (1968). En 1969 publicó I Got Dem Ol' Kozmic Blues Again Mama! junto a Kozmic Blues Band, y su siguiente proyecto fue con la banda Full Tilt Boogie.
Con el nombre Pearl, apodo por el que Joplin era conocida, comenzó a componer nuevos temas para un disco de estudio con el conjunto rock oriundo de Canadá. De hecho, en agosto la mujer de "Piece of my heart" cambió su casa en Larkspur (cerca de San Francisco), por la habitación del hotel Landmark para asistir sin problemas a las sesiones de grabación.
La tarde del sábado 3 de octubre, la dueña de una voz poderosa fue al estudio a reunirse con los músicos. Según narra el libro Paul está muerto y otras leyendas urbanas del rock (Errata Naturae, 2015), quedó muy entusiasmada con la melodía de "Buried alive in the blues" y se comprometió a grabar su parte al día siguiente.
Cuando Janis no cruzó las puertas del estudio a la hora concertada, sus colegas percibieron la primera señal de que algo no andaba bien.
Un corazón destrozado
Janis Joplin estaba enamorada. No tenía dudas de que el novelista Seth Morgan -a quien conoció a mediados de 1970- era el amor de su vida. De hecho, se iban a casar a solo unos cuantos meses de haberse conocido.
Cuando Joplin dejó -temporalmente- su casa en Larkspur, dejó a su novio, el recién egresado de la universidad de Berkeley, viviendo allí. El plan era pasar la semana separados y que Morgan visitara a la artista durante el fin de semana. Sin embargo, no fue así.
Los cercanos a la artista dudaban del amor de Morgan hacia ella ya que lo creían alguien interesado en su dinero y fama. De hecho, su abogado Bob Gordon le aconsejó que firmaran un contrato prenupcial, ya que Morgan tendría acceso a su fortuna, pero ella no podía heredar los bienes y dinero de su esposo.
No hubo contrato prenupcial, pero sí hubo una alteración a su testamento apenas dos días antes de su muerte. La autora de aquellas modificaciones fue la misma Joplin. En la primera versión, su hermano Michael recibía todo, pero en la nueva edición, 50% iba para sus padres, 25% para Michael y 25% para su hermana Laura, además de 2.500 dólares para que hicieran de su funeral una fiesta.
Cuando Janis dio por finalizada la jornada de trabajo con Full Tilt Boogie, junto a Ken Pearson -miembro de la banda- fue al bar Barney's Beanery para conversar unas horas y beber. Cerca de la medianoche volvió a su habitación de hotel, llamó a su novio por teléfono sin obtener respuesta. Ya estaba furiosa porque no viajó a Los Angeles como había prometido, pero su consuelo fue esperar la visita de su amiga Peggy Caserta, quien tampoco llegó.
En la madrugada, Joplin salió de su habitación, se dirigió al lobby a comprar cigarros de una máquina expendedora, conversó largamente con el conserje del hotel, Jack Hagy, y volvió a su cuarto.
Cuando Joplin se ausentó de la jornada de grabación junto a Full Tilt Boogie sin avisar, y encontraron su automóvil de colores psicodélicos estacionado afuera del hotel, no quedó otra alternativa que ingresar a su cuarto para saber qué había ocurrido. John Cooke, su road manager, dio la orden de abrir la puerta del cuarto 105.
"Fue como una escena de una novela de Raymond Chandler: un cuerpo encontrado en un hotel de Los Angeles", dijo Cooke en su libro On the road with Janis Joplin (Penguin Random House, 2014). "Janis estaba en una posición incómoda, su cabeza y hombros estaban entre la cama y el velador. En su mano, había billetes de dólar y dos monedas de 25 centavos. En el velador, había un pack de Marlboros".
El mánager detalla en sus memorias trabajando con Joplin, que con extremo cuidado para no alterar la escena, abrió el cajón del velador y en su interior encontró una jeringa y una cuchara usadas.
"Recuerdo pensar que por un tiempo muy breve, será posible controlar la noticia, pero por muy poco tiempo. Tenemos que notificar a la policía y a los médicos forenses. Una vez que las autoridades sepan, no habrá forma de detenerlo", registra en el libro.
El certificado de defunción, firmado por el médico Thomas T. Noguchi, señaló una aguda intoxicación por sobredosis de heroína. Esa misma noche, se notificó la intoxicación de otras personas que compraron heroína en el sector.
La mística de un cuarto de hotel
Cada año, Don Hoyt, quien fue uno de los amigos más cercanos a Joplin, reserva la habitación 105 de Highland Gardens para hospedarse durante la semana de aniversario de su muerte.
"No tengo dudas de que Janis está aquí. Suceden cosas", dijo Hoyt según registra The Hollywood Reporter en 2012, cuando Sophie B. Hawkins trabajaba en una obra de teatro en honor a la cantante.
"Las luces se encienden y se apagan, las cosas se mueven, el termostato se dispara, el teléfono suena inexplicablemente", describió Hoyt, quien lo explica con la presencia espiritual de Janis Joplin, ya que ella odiaba el silencio.
"Quienes la conocíamos y hemos estado aquí sentimos las mismas cosas. No nos cabe duda. Pero nos recuerda a ella. No vengo aquí por el morbo. Vengo para homenajear a Janis y a todas las cosas que echo de menos en mi vida, pero de las que estoy agradecido", dijo su amigo.
Actualmente, el hotel mantiene unas placas conmemorativas en honor a la voz de “Cry baby” y permite que los turistas dejen rayados y dibujos en su recuerdo.