Esta saga musical es la versión adulta y aburguesada de las fiestas adolescentes con música en vivo conectada a generadores, abundantes de alcohol, drogas y nudismo, que sucedían a fines de los 80 cerca de Joshua tree en el desierto californiano. Al centro de esos carretes alimentados por generadores estaba Kyuss, los padres del stoner, la primera banda de Josh Homme que nunca prendió mucho a pesar del singular sonido espeso y narcótico con fanáticos confesos como Metallica y Dave Grohl. Disueltos en 1995, Homme acompañó por un tiempo a The Screaming trees para luego tramar Queens of the Stone Age. Por la misma época el guitarrista reunió amigos en el estudio Rancho de la Luna para el primer episodio de las Desert sessions entre el 5 y el 12 de agosto de 1997. La premisa, simple: tocar por gusto como lo hacían de pendejos en garages y salas de ensayo pasadas a sudor y licor. En esa nómina, entre otros, estaban Ben Sheperd de Soundgarden, Brant Bjork de Kyuss y John McBain de Monster Magnet.
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Con el tiempo Homme ha ido moldeando las Desert sessions, que implica la estadía de sus participantes en cabañas adyacentes a Rancho de la Luna, con distintos detalles. Por ejemplo, prefiere grabar después de las fiestas de fin de año porque cree que los músicos llegan reseteados en ese periodo "cuando todo se ralentiza y todos respiran hondo".
PJ Harvey, que participó de Volume 9 & 10 (2003), arribó reacia al estudio. "Ella decía 'no me gusta cantar delante de la gente y probar cosas'", contó Josh Homme a Los Angeles Times. "Seis horas después, estaba de rodillas en la alfombra con revistas y letras y todo esto cantando, mientras otras personas en el sofá onda '¿quién quiere té?'".
The Desert sessions también ha servido como una especie de incubadora para material publicado por QOTSA. Canciones como "Hanging tree", "In my head", "You think I ain't worth a dollar, but I feel like a millionaire" y "Make it wit chu" fueron previamente grabadas en esas sesiones, como la tenebrosa "Cold sore superstars" (del Volumen 7 & 8) sufrió una metamorfosis hasta convertirse en el hit "No one knows".
La última entrega que en rigor es sólo un álbum tal como los anteriores, lleva los pomposos nombres Volume 11: Arrivederci despair y Volume 12: Tightwads & nitwits & critics & heels. Publicada el pasado 25 de octubre y siempre fiel a la característica de esta colección que alterna momentos brillantes con otros de absoluta autoindulgencia, contemplaba originalmente la participación de Lemmy Kilmister de Motörhead. Homme planeaba retomar el proyecto después de Era Vulgaris (2007) de QOTSA, pero siguió pasando el tiempo hasta que decidió grabar una nueva sesión una vez terminada la producción del excelente Post pop depression de Iggy Pop publicado en 2016, ese año maldito de grandes pérdidas en que Lemmy también se fue. Tras la gira de Villains, el último álbum de Queens, Homme reunió un nuevo elenco que incluye, entre otros, a Billy Gibbons de ZZ Top, Les Claypool de Primus, Mike Kerr de Royal Blood, Jack Shears de Scissor sisters, Stella Mozgawa de Warpaint, Carla Azar de Autolux y baterista de Jack White, y el actor británico Matt Berry.
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Josh Homme organizó un sistema de trabajo dividiendo a los músicos en dos secciones donde él orquesta todo además de tocar distintos instrumentos. "Hay menos canciones en este disco que en los otros, pero todas obtienen este trabajo de extremo detalle", contó recientemente a la revista NME. "Le dije a la gente cuando comenzamos: podemos hacer lo que queramos. Nada está fuera de los límites. Todo lo que tenemos que hacer es que nos guste".
Tal como ha declarado el nulo rol de las drogas en el material de QOTSA, Homme descarta que The Desert sessions sea una reunión para darse con todo.
"Nunca llegó a ser como el clásico 'todos en hongos y borrachos y lo que pasó, pasó'. Siempre se trató de la música y el proceso y de conocer a estas nuevas personas que quizás hayas visto en la gira, pero que nunca antes tuvieron la oportunidad de hacer música".
Sobrios pero no fanáticos. Les Claypool puso su propia cosecha de vinos californianos para amenizar las cenas.
Como signo de los tiempos, este nuevo capítulo se abre a temáticas de género en canciones como "Something you can't see" escrita y cantada por Jake Shears, una de las mejores del disco, que según Homme trata sobre "la confusión y la soledad que ha experimentado siendo gay". Es también el volumen con más participación de mujeres aunque la alineación sigue siendo mayoritariamente masculina. Todo redunda en el más ecléctico de los álbumes de esta saga con momentos anecdóticos y otros de alto vuelo sin ataduras, el último eslabón de esta cadena que para Josh Homme representa "una gran recarga de tu batería artística".
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