Una muestra del globalizado mundo que nos cruza por estos días, es que un artista nacido en los Estados Unidos reconozca como una influencia fundamental a un escritor nacido en el cono sur. Generalmente, suele ser al revés. Del hemisferio sur al norte, o del mundo latino al anglosajón, si se quiere. Por ejemplo, conocido era el gusto de Julio Cortázar por el poeta británico John Keats, o el de José Donoso por los estadounidenses Henry James y William Faulkner.
Un caso que rompe la norma es el de Patti Smith. La cantante también tiene una faceta literaria. En narrativa, se cuenta su volumen de memorias Éramos unos niños (2010) o El mar de coral (1996) y en poesía publicó Augurios de inocencia (2005), todos editados en castellano por editorial Lumen.
Smith nunca ha ocultado que su principal referencia en el campo literario es el escritor chileno Roberto Bolaño. ¿Cómo llegó a conocerlo? En una charla ofrecida en 2010 en Casa América, en Madrid, señaló: "Le conocí a finales de los años 90, yo acababa de perder a mi primer marido, tenía dos hijos, era difícil criarlos yo sola".
La intérprete de "Because the night" contó que lo primero que la atrajo del universo bolañesco fue la historia de Arturo Belano y Ulises Lima, es decir, Los detectives salvajes (1998) "Me impactó mucho. Pensé que era algo que yo hubiese escrito, ¡alguien me ha robado un título! Y sentí esa atracción hacia él", narró en esa oportunidad.
Respecto a la manera en que la influenció, Smith describió dos vías: "Hay dos líneas, la primera es la del artista al artista, es una cosa un poco mística, es lo que conecta entre Walt Whitman, William Blake y Allen Ginsberg. Por otra parte, está la línea sanguínea de familia, que yo he sentido con los hijos (de Bolaño), el sentido de hermandad que he sentido con Roberto y es una cosa inexplicable. Lo he sentido cuando escribo, cuando abordo los procesos de escritura, cuando voy andando por las calles o tarde por la noche, cuando me pongo mi abrigo, pero es algo que no puedo explicar".
Incluso, la oriunda de Chicago contó que, pese a que no conoció a Bolaño en vida, sí pudo reunirse con su familia, específicamente, su esposa, Carolina López, y sus dos hijos, Alexandra y Lautaro. "He tocado la guitarra con sus hijos", contó en esa exposición en Madrid, a la cual siguió un recital de la cantante, y donde incluyó entre sus guitarristas justamente a Lautaro Bolaño.
En busca de Benno von Archimboldi
Si le preguntan a Patti Smith, dentro de su bibliografía, ¿cuál es su obra favorita de Bolaño? ella no duda. "Su obra maestra fue 2666 (2004), creo que es la primera obra maestra del siglo XXI. Siempre tenemos el miedo de pensar ¿se han escrito ya todas las obras maestras? Se ha escrito Moby dick, se ha escrito El quijote, y sentí con gran alivio y alegría que aquí hay una obra maestra, además escrita por un escritor más joven que yo".
Pero, ¿qué es lo que más le ha gustado de ese monumental y póstuma novela? En la citada conferencia dijo: "La mayor atracción que yo sentí hacia él fue como escritor y su proceso de escritura, y tengo que confesar que eso se debe a las magníficas traducciones que hizo una persona que se llama Natasha, quien ha hecho una traducción magnífica de 2666".
Además, confesó, que al menos para 2010, ya había leído tres veces la novela. Para 2017, en entrevista con el New York Times, señaló que ya llevaba cinco.
Incluso, tan lejos ha llevado su pasión que en 2017 actuó en el Café La Habana de Ciudad de México. Ud. querida lectora o querido lector se preguntará ¿qué tiene de particular ese local? Que es un lugar que aparece en varias oportunidades en Los detectives salvajes, claro que –muy en su estilo- Bolaño le cambió el nombre a Café Quito.
"Sé que es una novela que se reverencia, pero yo soy fiel a 2666. "Es como cuando la gente te pregunta si prefieres The Beatles o The Rolling Stones", dijo en aquella ocasión a El País, de España.
Él pañuelo del ídolo
En ese mismo medio, la autora de "People have the power" contó que una vez estuvo en la casa de Roberto Bolaño en Blanes (Girona). Ahí se dedicó a observar el despacho donde el chileno escribía y se fijó en su silla: "Era una silla de despacho, humilde, incómoda. No podía dejar de mirarla. La fotografié para quedármela para siempre".
Asimismo, escribió en 2012 un poema llamado "Hecatombe", dedicado justamente al escritor nacional, el cual ha leído en público más de una vez.
"Tengo que agradecerle que nos ha regalado espacios más amplios para entrar en ellos y regocijarnos dentro de ellos", señaló el 2010 en Madrid.
Aquella conferencia terminó con una pregunta. "Si me preguntaran, ¿qué te gustaría tener de Roberto Bolaño? Su pañuelo".