Amplios y bellos cuadros adornan las paredes del edificio principal de Walt Disney Animation Studios. Está Moana, la primera princesa de origen polinésico del estudio, que aparece pelo al viento y ubicada en la proa de una embarcación. También, centellantes cruzando el cielo, en otra pared se asoman Hiro y el robot inflable Baymax, los personajes al centro de Grandes héroes. Ambas películas ocupan con justicia su lugar en el salón principal del recinto de la compañía de animación: se trata de filmes alabados y con innegable arrastre que extendieron durante esta década la buena salud de la firma.
Pero tan lógico como eso es que el lugar principal, en la primera pared al ingresar, esté reservado para las princesas Anna y Elsa, que se sostienen una de la otra mientras juegan sobre una superficie congelada como si tratara de una pista de hielo, inmortalizadas en un cuadro de colores que van del blanco a los verdes de un bosque. Una dupla entrañable que el mundo conoció hace seis años, que celebró hasta convertir Frozen en la película animada más exitosa de la era moderna de Disney, y que revive ahora en la segunda parte, que se estrena este jueves en Chile.
En apreciaciones que probablemente serían validadas por quienes conectaron con la historia ambientada en el reino de Arendelle -y con su banda sonora liderada por Libre soy-, sus directores hablan con pasión una hora después sobre las jóvenes protagonistas.
"Estoy orgullosa de ellas. Están dispuestas a levantar la una a la otra para seguir juntas, para ayudar a la otra a ser más fuerte. Eso, yo creo, es siempre el corazón de Frozen", dice a Culto Jennifer Lee, mientras que su compañero en la dirección, Chris Buck, apunta entre risas: "Notas que hablamos de ellas como si fueran reales. Es decir, ¡lo son! Para nosotros lo son".
En la historia del filme original de 2013 casi todo era nieve, canciones pop de alto voltaje y la distancia que tomaba Elsa de Anna por no poder controlar sus poderes. En la segunda parte trabajan juntas y el ambiente gélido da paso a un agradable otoño, que trae de vuelta a los personajes que las rodean: el muñeco de nieve Olaf, el humano Kristoff y el reno Sven.
"Cada vez que imaginamos un argumento que empezaba a alejarse de la relación de Anna y Elsa, no se sentía correcto, simplemente no tenía el peso emocional que esas dos hermanas tienen. Es increíble el poder de Anna y Elsa", señala Buck sobre la secuela, cuando quedan un par de semanas para que la postproducción esté finalizada y la película pueda salir a superar los US$ 1,27 mil millones que recaudó en el mundo el filme original.
Esta vez la trama comienza con Elsa escuchando una misteriosa voz femenina y termina rápidamente con el quinteto embarcado en una aventura que implica tanto al origen de sus poderes como a los fallecidos padres de las hermanas. Es una continuación que se mueve en nuevos escenarios y profundiza en los personajes, sin olvidar las canciones (todas nuevas) y el humor.
El equipo cuenta que todo se vio marcado por una investigación que emprendieron por Noruega, Finlandia e Islandia, por poco de más de dos semanas. "Empezamos a preguntarnos cómo los padres de Elsa se vinculaban a la naturaleza, y si son de la naturaleza. Fue el viaje el que realmente nos inspiró", dice Lee, junto con mencionar los bosques de Noruega como una de las bases del principal ambiente que acoge la historia: el Bosque Encantado. "La naturaleza fue abrumadora, y peligrosa. Siempre pensábamos: ¿qué estaría haciendo Elsa aquí? Ella ya es poderosa, pero la naturaleza es probablemente más poderosa que Elsa", añade el realizador.
Aparecen humanos nuevos, pero sobre todo la fascinación va por el lado de las criaturas, como un caballo de agua. "Había pequeñas historias acerca de estos espíritus de agua, estos caballos, que te hundirían si no eras tu verdadero yo. Es un concepto genial, pero eso se unía a todos los espíritus de la naturaleza que hay en esta película, que se han inspirado mucho en los más antiguos cuentos folclóricos de Escandinavia", detalla Lee, también directora creativa de la división animada de Disney.
Continuando un éxito
A la dupla de directores se les une Peter Del Vecho, productor de otros títulos que dicen presente en las paredes del estudio -como La princesa y el sapo- y ganador junto a ellos del Oscar que reconoció a Frozen como la Mejor cinta animada de 2013. "Nos llegaban muchas preguntas, como de dónde sacaba Elsa sus poderes, y creo que nos dimos cuenta que extrañábamos a estos personajes. Suena tonto, pero son reales para nosotros", comenta Del Vecho.
Parte del éxito que alcanzó la primera película fue como la comunidad LGBT abrazó particularmente a Elsa, una reina poderosa que al menos en esa cinta no tenía interés amoroso. "Nosotros realmente construimos esto basándonos en ella y sus poderes, por eso no le dimos un interés romántico. Significa mucho para nosotros que resuene en muchas comunidades distintas, como la comunidad LGBTQ. Nos parece muy importante que impacte el concepto de ella siendo diferente y capaz de, particularmente con Let it go (Libre soy en su idioma original), abrazarse a sí misma y a quien ella es", indica Lee.
¿Habrá una tercera parte? ¿Están preparados para una eventual adaptación live action, como Dumbo o Aladdín? "Creo que aún no todavía. Al igual que no menciones Frozen 3 aún. No lo menciones", dice riéndose Lee. "Mucho de Frozen está en la increíble dirección de arte, los supervisores de efectos visuales, y que todas las personas que trabajamos estamos guiados por la animación. Cada capa de esta película la construimos juntos, entonces sentimos que es como nuestro bebé. Es un poco difícil tratar de pensarlo de otra forma, solo porque así es como soy. Aún es difícil para mí", concluye.