Inusualmente se otorgaron el pasado 10 de octubre dos Premios Nobel de Literatura. Tras los escándalos sexuales que, en 2018, sacudieron a la Academia Sueca, se decidió suspender su entrega. Así, este año dos autores fueron galardonados. El Premio Nobel de Literatura 2018 fue una sorpresa mundial, al elegir a la polaca Olga Tokarczuk, narradora más conocida en Europa.

Mientras, que el Premio Nobel 2019 respondió a una postergación. El nombre del autor austriaco Peter Handke, dueño de una amplia y destacada producción literaria, había quedado en silencio en las últimas décadas, tras los conflictos políticos en los que se vio envuelto.

Radicado en Francia desde 1990, el autor de La tarde de un escritor comenzó en aquella década a figurar por sus intervenciones políticas. Durante la guerra de los Balcanes se opuso a los ataques de la OTAN, incluyendo los realizados por alemanes sobre Belgrado en 1999. Entonces fue apuntado como partidario de la causa serbia en desmedro de Bosnia y Kosovo.

Su situación se complicó más cuando, en 2006, asistió al funeral de Slobodan Milošević, primer presidente electo de Serbia. El ex político murió en la cárcel en La Haya tras ser condenado por crímenes contra la humanidad.

Desde que obtuvo el Nobel Handke ha recibo decenas de críticas. El mismo día de la noticia desde Estocolmo el académico bosnio Emir Suljagic dijo: "Un admirador de Milošević y un negacionista de primer plano obtiene el Premio Nobel… Qué tiempos…".

Días después, Jasmin Mujanovic, politólogo y experto en los Balcanes, comentó: "El problema no es Handke. Sus repugnantes opiniones ampliamente conocidas. El problema es el comité del Premio Nobel, una institución ahora comprometida con la causa negacionista del genocidio y contra el revisionismo histórico".

Una semana después de recibir la noticia de la Academia Sueca en su hogar, en Chaville, localidad ubicada a unos 12 kilómetros de París, Handke anunció que no concedería más entrevistas a la prensa. "Soy un escritor, vengo de Tolstoi, vengo de Homero, vengo de Cervantes. ¡Déjenme en paz y no me hagan este tipo de preguntas!", dijo molesto el autor de las obras de teatro Gaspar, Insultos al público y El pupilo quiere ser tutor.

Pero las secuelas por un pasado imborrable continúan. Este lunes la traductora y crítica literaria sueca, Gun-Britt Sundström, miembro del comité del Nobel, dimitió tras lamentar que se haya colocado "la obra literaria por encima de la política", en relación a la postura proserbia del escritor durante la guerra en la ex Yugoslavia.

"La elección no se limitó a recompensar una obra literaria sino que también ha sido interpretada, tanto dentro como fuera de la academia, como una toma de posición que coloca a la literatura por encima de la política", escribió en el diario sueco Dagens Nyheter y agregó: "Esta ideología no es la mía".

Ayer dimitió otro miembro, el escritor sueco Kristoffer Leandoer. El motivo, eso sí, se relaciona con el lento proceso de renovación de la propia institución tras el escándalo de acoso sexual y filtraciones que sacudió sus fundamentos. Según Leandor no tiene "ni la paciencia ni el tiempo" para esperar que el Comité emprenda sus reformas.

"Estamos agradecidos por el esfuerzo significativo que hicieron durante el año y ahora estamos revisando cómo se organizará el trabajo del Comité del Nobel para el premio de Literatura de 2020", comentó el secretario permanente de la Academia Sueca, Mats Malm, en un comunicado.

El retiro de ambos integrantes se produce a una semana de la ceremonia de entrega de los Premios Nobel, el próximo martes 10 de diciembre, en Estocolmo, día del aniversario de la muerte del industrial y mecenas Alfred Nobel. Al parecer, la cena tendrá un plato amargo.