La última vez que Ana Tijoux estuvo en Chile fue hace sólo dos meses, pero parecieran haber pasado años. Fue una visita exprés desde Francia -donde volvió a vivir este año- la primera semana de octubre, para ver a amigos y familiares, promocionar el estreno de la película local Pacto de fuga -donde compuso y cantó el tema principal- y actuar en la Cumbre de la música chilena en Rancagua, entre otras actividades.
Pero a fines de esa semana los planes de la solista, como los de la mayoría de los chilenos, comenzaron a alterarse drásticamente. Pacto de fuga todavía no llega a los cines y el viernes 4 de ese mes, mientras Tijoux cantaba en el Día de la Música en el Estadio Nacional, se anunciaba la cancelación definitiva de la Cumbre, donde recibiría el premio Ícono que entrega la organización del evento. Ese mismo día, en la mañana, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones daba a conocer un alza de 30 pesos en el Metro de Santiago y la línea Red. Fue la chispa que incendió todo.
"Creo que efectivamente estar lejos ha sido muy duro. Y lo he hablado con otra gente que está fuera por distintos motivos", cuenta la artista desde Francia, respondiendo a Culto vía correo electrónico, la forma que escogió para realizar esta entrevista.
Desde la distancia de su Europa natal, la cantautora se las ha arreglado para ser protagonista de la contingencia, ya sea lanzando canciones alusivas al movimiento social -como Cacerolazo, una de las primeras piezas musicales que surgieron con el estallido-, participando de protestas en el extranjero o dando entrevistas para la prensa internacional. Una de las más comentadas fue la que publicó el diario español El País el mes pasado; un revelador perfil a la chilena de 42 años realizado en mayo, donde se abrió a hablar de su padre biológico y de las hijas de éste, entre ellas Tania Olivares, que falleció en octubre.
"No voy a mentir, a mí me tocó irme también en un momento (que coincidió) con la partida de mi hermana. Es un revoltijo, como la vida misma", comenta Tijoux sobre esta mezcla de emociones de los últimos 49 días, en los que algunas de sus canciones más emblemáticas, como Shock y Antipatriarca, han vuelto a sonar con fuerza en las calles, las radios y las plataformas de streaming.
"A veces me toca escuchar mis canciones de cuando tenía 18 años y aunque me carga la palabra 'música social' siempre ha sido temática en mis canciones, porque es temática en mi cotidiano", cuenta.
"Este levantamiento o descontento popular se venía arrastrando hace rato, de una u otra manera, independiente la una a la otra. Ahora se dio una comunión de todo este descontento y es algo que esperábamos muchos, me incluyo totalmente", agrega la cantante, que en los próximos días regresa a Chile, para participar de La Matria Fest, una nueva edición del evento musical que visibiliza el trabajo de las creadoras mujeres y que el sábado 21 la tendrá junto a Pascuala Ilabaca, Princesa Alba y Mariel Mariel -entre otras colegas- en el Estadio Juan Antonio Ríos de Independencia (con entrada liberada).
¿Cuán importante es realizar un evento como La Matria Fest en este momento en Chile?
La Matria Fest es un festival muy importante porque es el primero o uno de los primeros festivales en Chile que nació con esta intención, de abrazar esta idea de hacer un evento de puras colegas y compañeras músicas mujeres. Es la intención de Mariel Mariel, la persona que ideó este proyecto, de justamente unir la fuerza femenina arriba de un escenario y demostrar la calidad y cantidad de músicas nacionales que trabajan en este rubro.
Si bien este festival empezó antes de la rebelión de octubre, es importante porque es una puerta para poner sobre la mesa temas que han sido invisibilizados y silenciados durante años. Y obviamente que en este punto cúlmine de un alto termómetro político-social-económico en Chile, obviamente que el feminismo es un tema que es parte muy importante dentro de las demandas que tienen que ver con la dignidad de la humanidad.
¿Cómo dialoga una iniciativa como La Matria, o las performances del colectivo Lastesis, con las demandas sociales y lo que se vive hoy en las calles chilenas?
Yo creo que lo hermoso de lo que sucede con la Matria Fest o con la performance de Lastesis, que ha tomado una envergadura mundial, es que justamente tú haces un maridaje, hay una alianza en la cual todas son extremadamente importantes y se aportan las unas a las otras. Me atrevo a decir que nunca ha habido una performance mundial con una envergadura política tan profunda sobre el feminismo. Además, la gente que hace performance ha sido siempre muy invisibilizada dentro del mundo del arte, entonces me da mucha alegría por todas las y los colegas del arte performista, que por fin se tome esta rama creativa como un arte fundamental, como un esternón del pensar y del sentir, y que es una herramienta más para pensar y sentir juntos.
¿Ha sido extraño o difícil no estar en Chile en los últimos dos meses o ha servido de alguna forma mirar todo a la distancia?
Ha sido muy duro, muy preocupada por la gente que quiero, por mi familia. Como tengo dos hijos, pensé, "¿Me voy? ¿qué hago?" Y estoy en una contradicción tremenda que está viviendo mucha gente fuera, viendo cómo se puede apoyar desde la difusión, desde la denuncia, hasta la estrategia de apoyar en lo que se requiera en este momento histórico. Ahora me toca ir a Chile, iba una semana y voy a extender mi viaje. Y obviamente estaré al servicio de lo que se me solicite, como siempre lo he estado antes.
¿Cuál es su sensación actual con respecto a todo lo que se está viviendo acá? ¿Tiene esperanza de que habrá respuestas a las demandas de la ciudadanía?
Siempre he pensado que la esperanza es algo que nunca se debe transar. Lo uso como consigna diaria y cotidiana para nunca olvidarme. Ahora, es verdad que este gobierno ha tenido una ceguera y una violencia en el hablar y en el contestar, y a cada discurso del señor presidente Piñera como que todos quedamos congelados, como "ya y qué va decir ahora este persona". Y eso obviamente demuestra que este gobierno ha tenido una total incapacidad no solo para responder a las demandas políticas y sociales, sino también en contestar con muchísima más violencia. Y eso es terrible en todo sentido. La esperanza es algo que uno trata de mantener en un acto de fe inquebrantable, para que obviamente los muertos y la gente que ha perdido sus ojos no sean en vano. Sin embargo, me da miedo porque siento que todas las respuestas de este gobierno han sido solo más represión y violencia.
Habrá que ver qué sucede. Yo creo que es una pregunta que todos nos estamos haciendo: cuál va a ser el futuro y la salida política de esta situación.
Para un artista y cantautora siempre conectada con la coyuntura, esta situación en Chile debe ser también una inspiración o un desafío. ¿Le motiva a crear nuevas canciones y letras (además de Cacerolazo) ¿Obliga a replantearse cosas o reprogramar lo que tenía planificado?
La música no es estática, siempre se mueve según las coyunturas y me ha pasado toda mi vida. Entonces obviamente que yo tenía una idea y se está moviendo. Y es normal. Es parte del proceso y es parte de la creatividad. Los músicos somos acompañantes históricos y por lo mismo se está moviendo todo lo que tenía pensado. No me atrevo a decir desde ya hacia dónde va, porque estoy en eso, estoy moviéndome con la emoción del momento histórico que está viviendo Chile.
El gremio de los músicos ha sido por lejos el más organizado y activo durante las manifestaciones del último mes en Chile. ¿Cree que esta situación, de paso, ha ayudado a unificar aún más a los artistas por una causa común?
Totalmente. Siempre lo hemos visto con el gremio de los músicos, el gremio de los actores y no dudo que en todas las áreas del arte está sucediendo. Esto sirve para unir fuerzas, tenemos muchas divergencias y es normal pero tenemos un objetivo común que es la dignidad y eso es muy hermoso, habla muy bien de nuestro gremio. Insisto, tenemos diferencias, obviamente no somos todos grandes amigos, hay unos más amigos que otros, es normal, es parte de la vida, pero somos colegas y compañeros y creo que acá estamos pensando en algo más grande que las simples diferencias, sino en reconocernos en las similitudes de la lucha.