Todo comenzó con un tuit, hace una semana, del entonces presidente electo de Argentina, Alberto Fernández. "El escritor y empresario Alejandro Roemmers me ofreció donar al Estado argentino más de 6.000 libros y manuscritos de Jorge Luis Borges de su colección". Eso no era todo: el remate de su mensaje en Twitter era con un anuncio: "Con ese aporte vamos a crear el Museo Borges, en homenaje al hombre más grande en las letras que ha tenido nuestro país".
Entonces la controversia estalló. Al día siguiente, María Kodama (82), viuda y albacea del autor de El Aleph (1949) advirtió, a través de su abogado Fernando Soto, que "Borges no dispuso en vida de sus manuscritos". Kodama fue más tajante y dijo en un programa de radio que ese "material es robado".
Kodama es la presidente vitalicio de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, ubicada en Anchorena 1660, Buenos Aires, casa en la cual vivió la familia Borges entre los años 1938 y 1943. A un costado del lugar funciona un museo y entre los materiales disponibles hay microfilms, grabaciones, fotografías, escritos, publicaciones dispersas y otros objetos para investigadores y visitantes.
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El empresario farmacéutico Alejandro Roemmers y el presidente de Argentina, Alberto Fernández.[/caption]
El anuncio de Alberto Fernández dividió a los intelectuales argentinos. Un defensor de la propuesta del museo, amigo del nuevo presidente y de Alejandro Roemmers, empresario farmacéutico y autor de una reversión de El principito de Antoine de Saint-Exupéry, es Alejandro Vaccaro, biógrafo de Borges y presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).
"Es una calumnia. Tenemos los comprobantes de la compra de manuscritos, cartas y libros en las más prestigiosas librerías anticuarias de la ciudad de Buenos Aires", señaló Vaccaro sobre la acusación de Kodama, que apuntan a que el material disponible para un Museo Borges es ilegal. Vaccaro, autor de El señor Borges, defiende a Alejandro Roemmers, ya que la mayor parte de la colección era de su propiedad. En sus gestos de amistad, Vaccaro incluso había llegado más lejos al impulsar la postulación de Roemmers al Premio Nobel de Literatura.
El "extravagante empresario", como llaman algunos a Roemmers, dio una entrevista en el canal TN (Todo Noticias) y calificó de "absolutamente disparatado" las acusaciones de Kodama. "Esto se fue coleccionando mucho antes del fallecimiento de Borges", comentó y agregó que su acopio tiene 50 años. "Está todo documentado. Hay libros, revistas, cartas, manuscritos, gran parte de eso estaba en la SADE, pero otras partes vienen de otros libreros. Todo tiene su documentación respaldatoria", añadió.
Entre los más de 6.000 libros y papeles que Roemmers donará estarían los manuscritos de los cuentos de Borges como La muerte y la brújula, Emma Zunz y Tres versiones de Judas. Igualmente habría cartas del padre y de la madre de Borges, correspondencia con su hermana Norah y con amigos como el ensayista Guillermo de Torre y la escritora y periodista Luisa Mercedes Levinson. Aunque el diario Clarín señaló que la donación total sería de 30 mil piezas.
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María Kodama, presidente vitalicio de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. [/caption]
Ginebra en la mira
Para María Kodama ese material, que ella cataloga de robado, tiene su origen tras la muerte de Borges, en Ginebra, Suiza, en 1986. Kodama sostiene que Epifanía Úveda, Fanny, quien fue la empleada doméstica del escritor durante tres décadas, vació el altillo de la casa del narrador que nunca ganó el Premio Nobel de Literatura, y se llevó "objetos personales, manuscritos, documentos y distinciones".
El abogado de la viuda, Fernando Soto, explicó que en su momento desistieron de emprender acciones legales: "No hubo una denuncia. Lo habíamos preparado todo, pero Kodama decidió no hacerlo", y señala que entre los objetos está el pasaporte de Borges y unas dagas que le había regalado la Universidad de Texas.
No deja de llamar la atención que sea un presidente peronista el impulsor del Museo Borges: el escritor de Historia universal de la infamia fue un ferviente antiperonista; firmó cartas contra Perón y el militar, una vez electo, lo removió de la dirección de la Biblioteca Nacional y lo designó "Inspector de aves y conejos". Borges renunció antes y naturalmente nunca perdonó la afrenta.
En estos días ha habido reacciones en torno a la controversia. En el diario Clarín, el escritor y periodista Miguel Wiñazki apuntó una columna titulada "Se robaron a Borges y como siempre no hay culpables". Allí señala: "Contradiciendo la profecía del maestro, él no ha sido olvidado, y sus cosas tras un derrotero inefable estarían anclando en las aguas tormentosas de las contradicciones, los misterios y el escándalo". Y sobre el caso de Epifanía Úveda, Fanny, el columnista comenta: "La mucama que falleció en la más solitaria de las miserias. Ya no tiene voz para defenderse. Los difuntos son muy eficientes para depositar culpas inescrutables".
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Casa Museo Borges, ubicada en Anchorena 1660, Buenos Aires, Argentina. [/caption]