No es fácil alejarse del pasado. No importa cuánto sea el tiempo transcurrido, el pasado siempre está a la vuelta de la esquina. Acechando. Eso es algo que Danny Torrance -un Ewan McGregor impecable- tiene claro y con lo que ha tenido que lidiar desde pequeño; desde aquella vez que su padre tratara de asesinarlo, y unos fantasmas aterradores lo persiguieran sin tregua en el hotel Overlook.
Y después de ese terror vivido, aún le quedaba por vivir la vida.
Más de 30 años han pasado y Dan se ha convertido en un alcohólico y vagabundo en busca de una segunda oportunidad.
Pero no es sólo Danny Torrance quien ha debido lidiar con el pasado. También lo ha hecho el director, guionista y montajista Mike Flanagan, desde el momento en que asumió la tarea de llevar a cabo la hercúlea labor de adaptación de la novela/secuela de El Resplandor -Doctor Sueño- a la vez que se mantenía fiel al universo presentado por Stanley Kubrick en la adaptación de 1980, la cual -es sabido por todos- difería en enormidad de su fuente original. El resultado tiene personalidad propia desde su inicio y demuestra el gusto y seguridad que Flanagan tiene por el género.
Al inicio del relato conocemos a los villanos que Danny deberá combatir. Comandados por Sara -Rebecca Ferguson perfecta-, es un grupo que se hace llamar El Nudo Verdadero, una suerte de culto de seres no-totalmente-humanos que cazan y comen a todo aquél que presente muestras de "resplandecer". Por lo general son niños, lo que lleva a una de las escenas más brutales de la cinta, una secuencia comandada a la perfección por el pequeño Jacob Tremblay (Chicos Buenos), la cual dejará sin aliento e impresionado a todo aquel que la viva.
Flanagan entiende el terror como el marco o soporte para contar sus películas. Sabe que primero está la historia y los personajes, luego los sustos y los mensajes; así lo ha hecho desde su primera cinta, Absentia, hasta la serie Netflix La Maldición de Hill House. También respeta y admira su fuente original, siendo esta la segunda novela de King que adapta con éxito.
Doctor Sueño puede extenderse más de la cuenta y quizás intenta abarcar más de lo humanamente posible. El resultado final, eso sí, es una obra madura, que funciona mejor en partes que en un todo absoluto, pero que no tiene nada de qué avergonzarse. Una visita a los demonios del pasado, tanto reales como imaginarios, que nos moldean, nos conducen y muchas veces nos desbarrancan. Danny lo sabe. Mike Flanagan lo sabe. Y ambos sortean la prueba.