Kermit Ruffins, trompetista, compositor y que formó parte del elenco de Tremé, la serie que narra el devastador impacto que tuvo el huracán Katrina en 2005 en el circuito musical de Nueva Orleans, aparece por la puerta de la cocina en el Little Gem Saloon, una taberna que data de 1903 ubicada en la misma cuadra donde se dice nació el jazz. Ruffins, que está de muy buen humor, irrumpe trompeta en mano y saluda mesa por mesa a los comensales, que degustan los sabores de la cocina creole local. Luego, se sube al escenario y da una clase magistral de jazz y R&B, con notas agudas y haciendo honor a su maestro: Louis Armstrong.
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El trompetista Kermit Ruffins en el Little Gem Saloon.[/caption]
Ambos trompetistas representan dos caras contrapuestas de Nueva Orleans: mientras Armstrong (1901-1971) es pasado y nostalgia, Ruffins es presente y juerga. De hecho, el músico encarna a la perfección el espíritu de la ciudad. Descrito por The New York Times como "hábil, versátil y no menos serio porque siempre está feliz de entretener", Ruffins también tiene su propio club, el Mother in Law Lounge, ubicado en el barrio de Tremé y que es parranda pura, con el mismísimo trompetista preparando el barbecue.
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Desfile en el barrio de Tremé.[/caption]
Precisamente Tremé, de coloridas casas pareadas ya reconstruidas tras Katrina, es uno de los epicentros musicales de la ciudad de Nueva Orleans, fundada en 1718 a orillas del Río Mississippi. En este barrio, rico en cultura creole y de raíz afroamericana, se divisan murales de músicos prácticamente en cada cuadra –además de locales como el Candlelight Lounge-, mientras que las brass bands (orquestas de bronces) son patrimonio.
Estos conjuntos de trompetas, trombones, saxos y tambores, están presentes en bodas, funerales y desfiles. De manera espontánea -para despedir o festejar a alguien- las brass bands brotan en Tremé y en el Barrio Francés, especialmente los fines de semana, con música que mezcla el estilo europeo de las bandas militares, sonidos africanos y destellos de jazz. La banda siempre ocupa la delantera, mientras en la "segunda línea" –que tiene su origen en rituales y danzas africanas- va el público, cerveza en mano y bailando al ritmo de los bronces. Al paso de las brass bands, los vecinos salen a saludar y se integran al desfile.
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Monumento a Louis Armstrong.[/caption]
Louis Armstrong es una estatua
Hay quienes apuntan a un paralelo entre los desfiles de las brass bands con lo que ocurría en su momento en Congo Square, un punto ubicado en el Louis Armstrong Park donde dos siglos atrás se les permitía a los esclavos negros que llegaban de África desarrollar sus bailes y música tradicional. Ese en ese preciso lugar donde algunos ubican la génesis del jazz. Para conmemorar dicho Big Bang cada domingo hay danzas y música tradicional africana.
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Entrada del Preservation Hall, en pleno Barrio Francés de Nueva Orleans.[/caption]
En este mismo parque –ubicado entre Tremé y el Barrio Francés- hay una estatua de grandes dimensiones de Armstrong y un poco más allá, en dirección hacia el río, el Preservation Hall, en el 726 de la calle St. Peter. En este local, uno de los más antiguos y auténticos de la ciudad, se presentan de lunes a lunes músicos y bandas de jazz estilo Nueva Orleans, por US$ 20 con entradas por orden de llegada y para todo tipo de público, niños incluidos.
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El escenario del Preservation Hall.[/caption]
En funciones de una hora, entre las 17:00 y las 22:00, la Preservation Hall Jazz Band –y otras agrupaciones de renombre- deleitan a la audiencia en un pequeño salón con jazz festivo. Por aquí pasó muchas veces el pianista Allen Toussaint, fallecido en 2015, mientras que hoy es posible ver en acción a los trombonistas Maynard Chatters y Lucien Barbarin o a Charlie Gabriel en saxofón.
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Bamboula's, local tradicional de Nueva Orleans.[/caption]
A un par de cuadras, por la calle Decatur, artistas callejeros -banjo en mano o tuba al hombro-, contribuyen a la atmósfera musical de la ciudad. Pero en realidad las sonoridades de las bandas locales estallan desde cualquier punto: en el Café Du Monde -famoso por sus beignets-; en el Mercado Francés o incluso a bordo del Natchez, el barco a vapor que recorre el Mississippi y que incluye música en vivo. Un poco más allá, por la calle Frenchmen, afloran otras cantinas y bares que intentan hacer honor a la tradición musical de NOLA, como Bamboula's, Three Muses, The Spotted Cat Music Club y The Maison. Y en esta misma zona, las dos mejores tiendas de vinilo de la ciudad: Louisiana Music Factory y Euclid Records.
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El buque a vapor Natchez en pleno Mississippi.[/caption]
El Katrina de Fats Domino
En The Maison, cada lunes se presenta Sierra Green and The Soul Machine, la "Aretha Franklin" de Nueva Orleans, que remece a esta cantina con una mezcla furiosa de soul y funk. "Su show es un imperdible de la ciudad", coinciden quienes la conocen. El espíritu alegre que por estos días reina en NOLA es fruto del arduo trabajo y el trauma que debieron superar sus ciudadanos luego del paso de Katrina, que en 2015 dejó bajo el agua a barrios completos y provocó la muerte de 1.577 personas en el estado de Louisiana. Entre el 80% y 90% de los habitantes de Nueva Orleans fueron evacuados.
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La Maison, donde suele presentarse Sierra Green.[/caption]
En el clímax del huracán incluso dieron por muerto a otro ícono musical de la ciudad: Fats Domino, que en los años 50 –junto al productor y trompetista local Dave Bartholomew- facturó hit tras hit, como "The Fat Man" y "Ain't That a Shame", con un inédito boogie woogie ralentizado y pulso de blues con acelerador. Pionero del rock and roll, el piano furioso de Domino (1928-2017) se convirtió en marca registrada. Cuando llegó Katrina, al músico se le inundó su casa y se negó a ser trasladado por la mala salud de su esposa. Finalmente lo sacaron en helicóptero.
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Louisiana Music Factory, una de las mejores tiendas de vinilos de la ciudad.[/caption]
Evidencia de que NOLA no vive necesariamente de su pasado es lo que ocurre en la calle Frenchmen, pero también en el centro, en el otro extremo de la ciudad, donde se ubica el Little Gem Saloon. La noche en la que toca Kermit Ruffins también se sube al escenario James Winfield, leyenda olvidada del R&B, cuyo sonido evoca los años 60. Y en el Maple Leaf Bar, otro de los locales más tradicionales con bandas en vivo, se presenta Toubab Krewe, que fusiona sonidos del Mississippi con sicodelia y ritmos africanos, donde nació todo.