Debe haber pocas personas que no hayan visto -o que no tengan nociones básicas de- Mi pobre angelito.

Kevin McKallister -un niño de 8 años- es abandonado en su casa en medio del caos de su numerosa familia que alista un viaje de Chicago a Francia. Lo que en principio parece ser un sueño hecho realidad para Kevin, con el pasar de los días se transforma en los peores días.

Un par de delincuentes se empecina en ingresar a la casa, sin importarles la presencia de un niño, quien se defiende con dolorosas trampas. Además, mientras Kevin enseña a su anciano vecino la importancia de que retome contacto con su familia, él mismo comprende poco a poco el real sentido de la Navidad.

Un trama que puede parecer simple, pero que supo conquistar a millones de espectadores en Estados Unidos y el resto del mundo.

A casi tres décadas desde su estreno, la serie documental The movies that made us -estrenada a comienzos de diciembre en Netflix- relata cómo se hizo la película que comenzó como una de las tantas ideas de John Hughes y terminó como su mayor hit.

De John Hughes a Chris Columbus

El papel de Kevin McKallister fue escrito a la medida de Macaulay Culkin. Desde que el director John Hughes -famoso por entregas como The Breakfast Club y Ferris Bueller- trabajó con Culkin en la comedia familiar Uncle Buck, vio en él al protagonista de su siguiente historia. Pero Hughes no quiso dirigirla.

Quien fue considerado una suerte de "máquina de hacer guiones", contactó a Chris Columbus y le ofreció que tomara la dirección de dos libretos en los que estaba trabajando: Vacaciones en Navidad y Mi pobre angelito.

En un comienzo Columbus aceptó hacer Vacaciones en Navidad, pero al darse cuenta de que el protagonista sería Chevy Chase y que este a su vez no solía prestarle atención, decidió desistir del proyecto.

Para su sorpresa, Hughes se mostró comprensivo y simplemente insistió a Columbus en que tomara su otro proyecto: Home Alone.

Chris no estaba seguro de aceptar el desafío. Su trabajo anterior -Heartbreak Hotel- sobre los últimos días de vida de Elvis Presley, fue un fracaso. "No sabía si tendría otra oportunidad de dirigir", relata Columbus en el segundo episodio de Las películas que nos formaron.

Columbus dio el "vamos" a la otra historia de Hughes, pero no por eso aceptaría todo el material que se le entregara. Leyendo página a página, el cineasta agregó apuntes y en otros casos, cambió significativamente la escena.

Fue el caso del anciano vecino de Kevin y la conversación que tienen en la iglesia, en la que Kevin le sugiere arreglar las cosas con sus hijos. A su vez, John Hughes leyó dichas sugerencias y le envió otro correo a Chris Columbus con nuevas sugerencias.

La principal diferencia, explica la docu-serie de Netflix, era que Hughes presentaba una apuesta más cómica que navideña, mientras que Columbus incluyó lo más importante de las fechas: el sentido de la Navidad.

Cuando Warner no quiso ceder más dólares

El proyecto fue presentado a Robert A. Daly, en ese entonces director ejecutivo de Warner Brothers Pictures. Al vender la idea dijeron que valía "10 millones de dólares", a lo que Daly respondió: "Si pueden hacerlo por ese monto, adelante".

El problema fue que la cifra planteada fue casi dicha al azar, ya que al calcular realmente cuánto necesitaba, el monto cambió de 10 millones de dólares a 14,7 millones.

La cantidad real que se requería no gustó a Daly, quien prometió revisarlo y avisarles si se seguía adelante con el proyecto o no. Pasaba el tiempo y no había noticias desde Warner. El equipo estaba preocupado.

En paralelo, John Hughes hizo otros arreglos. En Los Angeles, el guionista de la historia se reunió con Joe Roth, productor en 20th Century Fox para hablarle de Mi Pobre Angelito.

Inmediatamente mostró interés en lo que escuchaba, por lo que les dijo que independiente de lo que les dijera Warner, siguieran adelante porque Fox lo tomaría, aunque cueste 14,7 millones de dólares.

La esperada llamada telefónica llegó y les ordenaron cancelar la producción. Curiosamente, mientras un ejecutivo de la Warner Brothers Pictures iba oficina por oficina dando aviso de cese de funciones, Tarquin Gotch -productor ejecutivo de la cinta- recorría las mismas oficinas diciendo "tranquilos, ahora somos de Fox, sigamos trabajando".

"Era más fácil trabajar con Macaulay Culkin que con Joe Pesci"

Macaulay Culkin fue elegido como protagonista desde que John  Hughes comenzó a escribir Mi pobre angelito, y por su participación en Beetlejuice (Tim Burton, 1988), castearon a Catherine O'Hara como la madre de Kevin.

Otros personajes no menores eran los dos ladrones que harían -y sufrirían- una pesadilla al intentar robar el domicilio de los McKallister.

Jon Lovitz fue pensado en algún momento, al igual que Robert De Niro, pero finalmente descartaron ambos actores. "Era un gran fan de Toro Salvaje", reconoce Chris Columbus en Las películas que nos formaron, por lo que puso sus ojos en Joe Pesci, hermano del personaje de De Niro en el filme de Scorsese.

Joe Pesci aceptó -para la sorpresa de Columbus- y también Daniel Stern. Al menos en principio.

Cuando le dijeron a Stern que lo necesitaban más semanas de las que originalmente habían dicho, el actor pidió un aumento "por dignidad", dijo al documental de Netflix, pero por parte de la producción decidieron buscar otra persona para su papel.

Dan Roebuck fue el elegido, hasta que Joe Pesci manifestó que no se llevaba bien con él. Joe Pesci era un actor que no dejarían escapar.

Contactaron nuevamente a Dan Stern -con quien Pesci sí tenía buena relación- quien aceptó regresar: "No puedo creer que casi dejo pasar la oportunidad", dijo el actor.

Pero Stern no fue el único conflictivo para la producción. Tenían como gran dificultad que esta sería un película dirigida a un público familiar y Joe Pesci no dejaba de decir improperios.

"Nos dijo que cada vez que recibía un libreto que no era de Scorsese, necesitaba agregar un insulto cada dos palabras, sino no funcionaba para él", relató Columbus.

¿La solución? Cambiar los garabatos por gruñidos y balbuceos indescifrables. Con ese tema resuelto, quedaba otro por tratar: Pesci no llegaba a la hora.

Todos eran citados a las 7 am para comenzar el rodaje, pero Joe se negaba a dejar de jugar golf religiosamente antes de ir a trabajar."Llego a las 9", dictaminó a producción. "Macauly se comportaba mejor que Joe!", revelan entre risas.

Un éxito inesperado

Mi pobre angelito se sitúa en Chicago y tiene lugar en una mansión de la ciudad, pero solo en apariencia. Todo el interior de la casa fue construido en un set ubicado en el colegio abandonado New Trier High School.

Allí armaron con libertad cada lugar de la casa a la medida para que realizaran las escenas y las cámaras se movieran sin dificultad. Además, la decoración era completamente rojo y verde. Si querían evocar la Navidad, la decoración era primordial.

Viendo caricaturas como referencia -sobre todo para las trampas que Kevin ponía y las reacciones de los ladrones-, fueron configurando la cinta que fue rechazada por Warner por sobrepasar el presupuesto inicial.

Ya con las escenas grabadas y el montaje hecho, quedaba solo un detalle -no tan detalle - por resolver: la música.

Se solicitó a Bruce Broughton componer las melodías que acompañarían las peripecias de Kevin, pero el resultado final no gustó a Chris Columbus. "¿Qué tal si le decimos a John Williams?", dijo como una broma.

Pero como dicta el dicho "Cuidado con lo que deseas", no fue una idea tan descabellada después de todo. Enviaron el primer corte de la película a John Williams, a quien le gustó mucho la cinta y aceptó hacer la música.

Con su banda sonora lista, ya solo quedaba estrenarla y ver qué ocurría. "Con 18 millones de dólares estaríamos felices", dijeron en la docu-serie, por lo que al ganar 285 millones de dólares, obviamente estaban fuera de sí.

Mi pobre angelito debutó el mismo fin de semana que Rocky V, un contendor fuerte en la batalla por la taquilla. Pero Kevin logró ganar por insólito Knock Out.

A la fecha, la película dirigida por Chris Columbus y protagonizada por Macaulay Culkin siguen siendo un clásico cinematográfico cada Navidad.