No han sido meses fáciles para el director del Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Francisco Brugnoli (1935) debió enfrentar el cierre de ambas sedes frente al estallido social, una crisis de colon debido a las tensiones y la semana pasada se sumó el cuestionamiento a su permanencia como director de la institución que recibió en 1998, aunque hace cuatro años él mismo anunció su retiro. Un artículo publicado en la revista online Artishock le acusó de que "en 20 años se ha logrado capitalizar poco: sin capacidad de levantamiento de fondos -una, sino la más importante, tarea de cualquier director de museo".

Aquí, Brugnoli contesta y también cuenta que desde el 2 de enero el MAC reabrirá sus puertas en horario normal, de 11.00 a 18.30 h, con una nueva muestra en Parque Forestal: Colección/Contingencia, donde como curador se hace cargo de la crisis social, a través de 45 obras de artistas que han tocado temas como el exilio, la violación a los derechos humanos y la represión policial. Entre ellos, están José Balmes y Gracia Barrios, Guillermo Núñez, Juan Pablo Langlois, Francisco Copello y Kena Lorenzini, entre otros.

-¿Cómo responde a la críticas sobre su permanencia en el MAC?

-La verdad es que hace tres años que no debería estar en el museo, pero apareció un proyecto de levantar un nuevo edificio, algo por lo que he luchado desde que llegué, eso me retuvo. También hace cuatro años plantee hacer un diagnóstico del MAC y en eso se ha estado trabajando. Este museo que yo dejo no es el mismo que recibí y no sé si la universidad lo tiene claro.

En 1998 Brugnoli recibió un edificio con un solo piso habitable y a punto de caerse, debido a los embates del terremoto de 1985. En 2004, el académico logró que el Presidente Ricardo Lagos le asignara $1.750 millones para habilitar la sede completa y luego sumó la de Quinta Normal. Así, el museo que recibió de mil m2, se multiplicó a 5 mil m2. Él siempre ha querido más.

Su deseo es tener un edificio contemporáneo acorde a la misión del museo. Ha pensado en ampliar Quinta Normal; en adquirir la Factoría Girardi y este año se habló fuerte de trasladarse a la Torre Villavicencio, aledaña al GAM, dejando la sede de Parque Forestal al Museo de Bellas Artes, pero todo se empantanó en octubre. "Aquí también hay una deuda país", afirma. "El MAC depende de la Facultad de Arte de la U. de Chile que tiene serios problemas económicos. Nosotros recibimos un presupuesto paupérrimo de $ 450 millones anuales. Lo ideal sería tener una glosa en el presupuesto nacional porque somos un museo país y tampoco depender del ministerio (de Cultura) porque la idea es ser autónomo. No me imagino al Museo de Bellas Artes trayendo a Tunick con 4 mil personas desnudas en el Forestal o a Evaristti y sus peces en la licuadora", dice.

En su gestión también trajo la primera muestra de Yoko Ono en 1998 y las bienales de Sao Paulo entre 2004 y 2007. Este año tuvo a Sophie Calle y la norteamericana Martha Rossler. Pero Brugnoli insiste: "No quiero estar en el museo el próximo año. A mí ya no me da más la vida acá. Espero poder hacer la transferencia del cargo en abril", dice.

-¿Por qué le ha sido difícil dejar su cargo de director?

-Me siento muy responsable, me duele no haber logrado ser oído y que el museo tenga esta inestabilidad. Cuando uno asume, cree que se puede hacer todo, pero ahora me doy cuenta que era difícil haber hecho algo distinto.

-¿Se arrepiente del cargo?

-No, yo lo he pasado bien, la academia ha sido mi mundo de toda la vida. Tal vez si yo hubiese optado por otros lugares en la universidad habría logrado más, pero quise meterme a hacer una pequeña demostración de lo que se podía hacer frente a un museo y creo que se ha hecho la prueba. Ahora queda ver quién resiste este invento.

-¿Cómo debería ser el perfil del nuevo director?

-He recomendado que se haga un concurso externo, que pueda concursar gente de afuera e internacional. Me gustaría que hubiese un director brasileño, porque aunque la parte cultural está difícil hoy en Brasil, sus museos son muy buenos, insuperables. Creo que el museo necesita una mirada más allá del país, eso sería muy importante.